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Libertad de expresión o mala leche

¡Estamos locos, descerebrados o que pasa aquí!
Carmen Muñoz
viernes, 29 de marzo de 2019, 13:01 h (CET)

Se define libertad como la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona. Expresión, representación con palabras o con otros signos externos de un pensamiento, una idea, un sentimiento, etc. Cuando se trata de un cargo público, político, representante electo de una sociedad o un grupo de ella etc., cuando se le ha otorgado la confianza para gobernar el país o una región o comunidad del mismo, cuando al tomar posesión del mismo han jurado o prometido cumplir y hacer cumplir La Constitución que son las normas y leyes que nos hemos dado por unanimidad para el buen funcionamiento y convivencia desde que estrenamos la democracia, estos señores deben respetar al máximo y hasta sus últimas consecuencias sus propias libertades de expresión, ya que no gobiernan sólo para las personas que piensan como ellos sino para el conjunto de todos los españoles en sus distintas facetas y formas de pensar.

Gobernar es ejercer la dirección, administración y el control de un estado, ciudad o colectividad y al ser un verbo transitivo quiere decir que la acción del verbo recae directamente sobre el ser u objeto distinto al sujeto. O sea, que los gobernantes no deben hacer lo que les venga en ganas sin ajustarse a las normas y leyes existentes en nuestro país y mucho menos pensando sólo en beneficio propio o de unos cuantos (siempre minoría).

Desgraciadamente, esto es lo que vemos a diario en los distintos partidos que desgobiernan actualmente en España. Escondidos bajo la capa de libertad de expresión se cometen tropelías innecesarias, fuera de la legalidad, que a fuerza de repetirlas una y otra vez de manera machacona y perdurable en el tiempo, pretenden hacerlas legales a toda costa, verbigracia, la independencia catalana, sin tener en cuenta el daño moral y económico que están sufriendo en dicha región o autonomía y por ende en el resto de la comunidad española. Este desprecio a las leyes vigentes pone en entredicho nuestra jurisprudencia dejando al albur librepensador la inestabilidad política para grandes inversores en un momento demasiado crítico dentro del avance en la Unión Europea.

El derecho al pataleo absurdo y colegial de lazos amarillos, escraches callejeros y particulares intimidatorios, representaciones de mal gusto y ofensivas para un gran número de personas (no olvidemos que en España, de momento, existe una mayoría católica), agravado por estar todo ello pagado con el dinero de todos nosotros, indica a mi modo de ver varias cosas: una, que no hemos sabido elegir bien a las personas idóneas para el cargo a desempeñar, ya que no han aplicado convenientemente las leyes y han permitido tales desatinos; otra, que tenemos una sociedad tan aborregada que traga con todo lo que se le ponga por delante; otra, debido al malísimo sistema educativo, varias generaciones tienen tan escasa formación intelectual y moral que no dan la talla en ninguna de las encomiendas que se les puedan ofrecer; otra más, que a rio revuelto ganancia de pescadores y los más viejos en la profesión hacen de su capa un sayo, ayudados de buenos estrategas mercadotécnicos, pero siempre en beneficio de su propio interés de poder y sobretodo económico.

Añadiré otra, todos estos tipos de manifestaciones, demuestran que no tienen nada convincente para poder rebatir y convencer debatiendo sus ideas porque no las tienen, se basan simplemente en unos ideales y sentimentalismos orgánicos, evidentemente no cerebrales, vulgarmente dicho, pensado con las tripas en vez de la cabeza.

La frase, de dudoso origen pero atribuída al emperador romano Julio Cesar, “divide y vencerás”, ha dado muestras a lo largo del tiempo de su efectividad y a los españolitos nos viene como anillo al dedo. Demos una ojeada a nuestra clase política. En los partidos llamados de izquierdas, no se sabe el número que hay, cada día aparece uno nuevo, en los llamados derecha o centro derecha, de momento tres y en vez de unirse, están con un tirachinas a ver quién le da en el ojo al otro. De verdad, ¿no es esto demencial? ¡Estamos locos, descerebrados o que pasa aquí!

Al grito de “mariquita el último” se han propuesto llenarse los bolsillos lo antes posible por lo que pueda ocurrir y así afianzarse un gran futuro de por vida para ellos y sus descendientes, importándoles un rábano la caída de la economía, la situación desesperada de muchas familias en paro, la emigración de la juventud……etc.

Dentro de un mes habrá elecciones, pensemos que es lo que queremos para el futuro de nosotros y nuestros hijos, hagámoslo con cabeza, no nos influenciemos de encuestas amañadas, sermones electorales incumplibles, postureo y belleza facial etc., vayamos a lo importante, a la preparación intelectual y moral, a la experiencia profesional que tengan, a su recorrido vital, a su amor en defensa de la igualdad, unidad y constitucionalidad. Tengamos suerte y podamos salir airosos de todo lo maltrecho que se está quedando el país. 


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