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Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Pedro Sánchez | PSOE | Política
“Desde que un ser humano aprendió a escribir y divulgar sus palabras, nunca faltó otro que quisiera borrarlas, destruirlas, hacerlas desaparecer de la faz de la Tierra.”

Europa pronostica tiempos difíciles, mientras España vive su particular inopia

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Uno, con sus naturales limitaciones, intenta mostrarse tal cual es, con sus ideas, sus comentarios y su larga experiencia de la vida que, a falta de mejores cualidades, tiene la virtud de abrirle una amplia perspectiva, desde la atalaya privilegiada de su edad ya provecta, de lo que ha ido sucediendo en nuestra nación desde lo que fue la Guerra Civil de julio de 1936, hasta estos momentos en los que, sin temor a equivocarnos, podemos decir que nos encontramos en uno de los períodos más difíciles de la reciente historia del país; seguramente comparable con aquellos tiempos en los que la transición del régimen del general Franco a la democracia, preocupó hondamente a una gran parte de los ciudadanos españoles. Alertados, seguramente, por la falsa impresión de que, el comunismo (siempre latente a través de sus organizaciones secretas), era el mayor peligro que acechaba a una España postfranquista cuando, en realidad, la mayor amenaza que acechaba al futuro de la nación soberana fueran, precisamente, aquellas autonomías que se crearon por los padres de la Constitución, a las que se les concedieron a sus gobiernos locales una serie de privilegios y facultades que, como el transcurso del tiempo, se ha demostrado ampliamente, han permitido a todos aquellos separatistas que han estado maquinando, desde la clandestinidad al principio y, cuando se han sentido seguros de su fuerza, a pecho descubierto, mediante el empleo de la astucia, persistencia, paciencia, la propaganda y, últimamente, el desafío, la amenaza, la rebelión contra el Estado y la conculcación de las normas constitucionales, el elevar a una clara declaración de intenciones separatistas lo que, durante años, no fueron más que intentos esporádicos que no llegaron a cuajar.

Ciertas partes de la nación, que siempre se habían caracterizado, precisamente, por su rebeldía, su tendencia a insurreccionarse y sus repetidos intentos de independizarse, como fueron Cataluña y el País Vasco; a cambio de permitirles gobernar en España gracias a sus votos; fueron creando sus propias organizaciones, mediante las cuales fueron esparciendo por toda Cataluña y el País Vasco las semillas del descontento, la idea de que España se aprovechaba de ellos, la falsedad de que se pretendía privarles de su lengua propia, la invención de una historia falsa de supuestos reinos catalanes inexistentes y la errónea explicación de que, en el 1714, la lucha de sucesión entre Austrias y Borbones, en lugar de buscar instalar un rey en Madrid de una u otra estirpe, fue una lucha del borbón contra los catalanes. Se olvidan de que, precisamente en aquellas épocas, Madrid también formaba parte de los simpatizantes con los Austrias y, en consecuencia, ambas regiones defendían la misma causa.

Todo ello ha desembocado, gracias a la ambición de un socialista que ha elevado su autocomplacencia, su egolatría y su aprecio por el poder, el señor Pedro Sánchez del PSOE, que ha llevado a la nación a una situación, que podríamos definir como kafkiana, en la que, en la política española, se vienen conjuntando diversos frentes representados por un partido comunista bolivariano apoyado por Maduro, Podemos, interesado en desestabilizar el país e implantar un régimen a imagen y semejanza del soviético; una minoría étnica que, en Cataluña, pretende representar a todos los catalanes cuando la realidad es que no llega ni al 50% de los ciudadanos, dirigida por funcionarios renegados y prevaricadores que se han alzado contra el Estado y que, no obstante, han conseguido radicalizar sus objetivos de modo que, hoy en día, constituyen el principal problema que afecta a la nación española. Por otra parte, el bipartidismo que venía alternándose en el gobierno desde que se celebraron las primeras elecciones democráticas en España, debido al descrédito, la torpeza, los injustificables actos de corrupción de algunos políticos, la poca perspicacia y la ocultación de las malas artes por parte de los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE, ha dejado paso a una atomización del voto que ha dado pie al nacimientos de una serie de partidos, tanto de derechas como de izquierdas, que han complicado notablemente la gobernabilidad de la nación, produciendo situaciones en las que, por desgracia para España, la necesidad de defender las instituciones, la ineficacia de un Congreso sin mayorías claras, los intereses partidistas, las batallas entre las distintas opciones contempladas en el Parlamento más de un tipo agresivo, destructivo y de enfrentamientos personales que, como debería ser, destinadas a conseguir lo que, en realidad debería ser el objetivo de los legisladores: conseguir que el país hubiera seguido la senda de la recuperación, aprovechar los avances que se estaban dando para alentar las iniciativas que deberían estar destinada a lograr reducir el desempleo y promocionar la industria, las exportaciones, las inversiones extranjeras, el turismo y todos aquellos aspectos de nuestra economía encaminados a consolidar el estado de bienestar que, a la vez, iba a favorecer la creación de puestos de trabajo.

Y, mientras nuestros políticos se están destrozando los unos a los otros, nos llegan noticias harto preocupantes del resto de la UE y datos que deberían hacernos reflexionar desde nuestras propias empresas o de las multinacionales establecidas en España. La cuestión de la GB y Bruselas, como era de esperar, no muestra signos de mejorar ni en las relaciones entre ambos ni, dentro de la propia nación británica en la que todos están enfrentados contra todos sin que se sepa lo que, finalmente, sucederá la semana próxima, cuando se tengan que tomar importante decisiones. Corren rumores de que Alemania e Italia tiene problemas a los que enfrentarse. El desafío con los EE.UU de Trump, en lugar de mejorar parece que se está enquistando y los populismos de distintos colores abren un amplio interrogante respeto a cómo quedará constituido el Parlamento Europeo, después de las próximas elecciones. Parece que los expertos anuncian un enfriamiento de las economías, algo que ya se está notando en la propia Alemania y los problemas derivados del millón de inmigrantes que llegaron a Europa en el 2015, como ya estaba previsto, empiezan a preocupar a amplios sectores de ciudadanos europeos. La OCDE ha emitido un informe en el que muestra un gran pesimismo respeto a lo que le espera a Europa “debido a las incertidumbres políticas (veamos si tomamos nota de ello), la persistencia de tensiones comerciales y una disminución continuada de la confianza tanto de las empresas como de los consumidores”

En España los fabricantes de coches (uno de los sectores más importantes, tanto por el número de coches que se fabrican como por la cantidad de empleados que este sector acumula) se quejan de la situación del sector. Nissam pide ayudas a la administración y planea recortes para rebajar constes, bajo la amenaza de entrar en crisis. La misma directora general de Volkswagen España, Laura Ros, ha advertido “que no se recuperarán hasta que el Gobierno no trasmita un mensaje de tranquilidad que permita a los compradores renovar sus vehículos sin tener que pensar en prohibiciones de determinadas tecnologías “. No olvidemos que las ventas de este sector de la automoción, llevan cayendo durante seis meses consecutivos. Puede que el señor P.Sánchez continúe en su limbo de insensatez, pensando únicamente en garantizarse la victoria en las elecciones del 28 de Abril; pero su absurda postura de ir lanzando decretos-ley en forma de andanadas los viernes de cada semana, para asegurarse los votos de los que pudieran salir beneficiado con semejante insensatez, no es más que otro de los actos de la más absurda inconsciencia por parte de un presidente de Gobierno, empeñado en emular el gran error de su predecesor socialista en el cargo, el señor Rodríguez Zapatero que, haciendo alarde de su supina ineptitud, ignoró adrede la amenaza de crisis del 2008 para luego, cuando ya fue tarde para evitar la debacle, verse obligado a reconocer que estaba equivocado, convocando elecciones para traspasarle el “marrón” al PP del señor Rajoy.

Mucho nos tememos que, como es normal que suceda, cuando un pueblo, en este caso el español, se deja arrastrar por ideas trasnochadas filocomunistas, arriesgando el bienestar del que hemos estado gozando, pese a la incidencia de un periodo de crisis que ha padecido una gran parte de las naciones mundiales, especialmente las más adelantadas; deja de tener una perspectiva de la realidad, del entorno en el que vivimos y del que dependemos o antepone viejos rencores, se aferra a trasnochadas ideas anticapitalistas o decide que lo importante es repartir el dinero de los ricos, creyendo que así van a salir ganando; tenemos la impresión que, por desgracia para España, va a tener que pasar por una vacuna que puede llevarnos a todos a parecernos a naciones como Venezuela, para que, todos estos ilusos, cándidos, torpes e indocumentado que nos rodean, lleguen a entender que el maná no llueve del cielo, sino que es fruto del trabajo, el esfuerzo, la investigación, el desarrollo, la competitividad y la productividad, sin cuyos requisitos, por mucho que estos idealistas de pacotilla piensen lo contrario, atribuyéndose el estar en posesión de la verdad, induciendo a quienes quieren escucharlos que todo es culpa de los ricos y que hay que acabar con ellos para volver a los idílicos parajes en los que mal vivieron nuestros ancestros ( a costa de muchos esfuerzos, privaciones, hambrunas y plagas malignas); no son más que un desconocimiento integral de cómo funciona la economía en el mundo en el que vivimos. Y, todo ello, cuando ellos han sido unos privilegiados que, gracias a lo que consideran un régimen “caduco” y “opresor”, han podido tener una casa confortable, unos padres que, pese a que ellos no quieren hijos para no tener la incomodidad de cuidarlos, los tuvieron a ellos, les dieron estudios, les dotaron de ropa y, en la mayoría de los casos, les han ayudado a que pudieran tener una vida digna, claro que menos aquellos que se consideraron “incomprendidos” por sus familias y la abandonaron el hogar familiar para vivir su vida en libertad. Puede que necesitemos una cura de recorte de libertades, de economía dirigida, de estatalismo burocrático de tipo soviético y de retorno a las formas primitivas de vida para que los españoles se conciencien de que todas estas aventuras de la “igualdad” no son más que inventos de aquellos que, como ocurre con todos los dictadores, se aprovechan de la credibilidad y la ignorancia de la ciudadanía para someterla a la bota dictatorial.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, mientras ahora las féminas quieren solventar de un plumazo una cuestión de miles de años, preocupándose por la diferencia salarial que las separa de los hombres ( algo de lo que hablaremos en otra ocasión) puede que estemos en vísperas de perder una gran parte de las ventajas que la civilización, especialmente espléndida con los españoles nos ha proporcionado al aceptar, como incautos, que convirtiendo a nuestra nación en un supuesto ejemplo de justicia social, nos metemos en un aumento desproporcionado del gasto social, de la mano del señor P.Sánchez y sus secuaces del gobierno, sin estar preparados para hacer frente a los 16.000 millones de euros de incremento del gasto público que se calcula que va a ser el coste para nuestra nación, de los desvaríos de un orate que pretende que es capaz de cambiar un país, sólo porque él ha decidido que va a ser así. Es posible que muchos españoles tengan que arrepentirse de haberle votado, mucho antes de que pueda finalizar su legislatura si los votantes cometen el error en confiar en sus promesas.

Europa pronostica tiempos difíciles, mientras España vive su particular inopia

“Desde que un ser humano aprendió a escribir y divulgar sus palabras, nunca faltó otro que quisiera borrarlas, destruirlas, hacerlas desaparecer de la faz de la Tierra.”
Miguel Massanet
viernes, 8 de marzo de 2019, 12:28 h (CET)

Uno, con sus naturales limitaciones, intenta mostrarse tal cual es, con sus ideas, sus comentarios y su larga experiencia de la vida que, a falta de mejores cualidades, tiene la virtud de abrirle una amplia perspectiva, desde la atalaya privilegiada de su edad ya provecta, de lo que ha ido sucediendo en nuestra nación desde lo que fue la Guerra Civil de julio de 1936, hasta estos momentos en los que, sin temor a equivocarnos, podemos decir que nos encontramos en uno de los períodos más difíciles de la reciente historia del país; seguramente comparable con aquellos tiempos en los que la transición del régimen del general Franco a la democracia, preocupó hondamente a una gran parte de los ciudadanos españoles. Alertados, seguramente, por la falsa impresión de que, el comunismo (siempre latente a través de sus organizaciones secretas), era el mayor peligro que acechaba a una España postfranquista cuando, en realidad, la mayor amenaza que acechaba al futuro de la nación soberana fueran, precisamente, aquellas autonomías que se crearon por los padres de la Constitución, a las que se les concedieron a sus gobiernos locales una serie de privilegios y facultades que, como el transcurso del tiempo, se ha demostrado ampliamente, han permitido a todos aquellos separatistas que han estado maquinando, desde la clandestinidad al principio y, cuando se han sentido seguros de su fuerza, a pecho descubierto, mediante el empleo de la astucia, persistencia, paciencia, la propaganda y, últimamente, el desafío, la amenaza, la rebelión contra el Estado y la conculcación de las normas constitucionales, el elevar a una clara declaración de intenciones separatistas lo que, durante años, no fueron más que intentos esporádicos que no llegaron a cuajar.

Ciertas partes de la nación, que siempre se habían caracterizado, precisamente, por su rebeldía, su tendencia a insurreccionarse y sus repetidos intentos de independizarse, como fueron Cataluña y el País Vasco; a cambio de permitirles gobernar en España gracias a sus votos; fueron creando sus propias organizaciones, mediante las cuales fueron esparciendo por toda Cataluña y el País Vasco las semillas del descontento, la idea de que España se aprovechaba de ellos, la falsedad de que se pretendía privarles de su lengua propia, la invención de una historia falsa de supuestos reinos catalanes inexistentes y la errónea explicación de que, en el 1714, la lucha de sucesión entre Austrias y Borbones, en lugar de buscar instalar un rey en Madrid de una u otra estirpe, fue una lucha del borbón contra los catalanes. Se olvidan de que, precisamente en aquellas épocas, Madrid también formaba parte de los simpatizantes con los Austrias y, en consecuencia, ambas regiones defendían la misma causa.

Todo ello ha desembocado, gracias a la ambición de un socialista que ha elevado su autocomplacencia, su egolatría y su aprecio por el poder, el señor Pedro Sánchez del PSOE, que ha llevado a la nación a una situación, que podríamos definir como kafkiana, en la que, en la política española, se vienen conjuntando diversos frentes representados por un partido comunista bolivariano apoyado por Maduro, Podemos, interesado en desestabilizar el país e implantar un régimen a imagen y semejanza del soviético; una minoría étnica que, en Cataluña, pretende representar a todos los catalanes cuando la realidad es que no llega ni al 50% de los ciudadanos, dirigida por funcionarios renegados y prevaricadores que se han alzado contra el Estado y que, no obstante, han conseguido radicalizar sus objetivos de modo que, hoy en día, constituyen el principal problema que afecta a la nación española. Por otra parte, el bipartidismo que venía alternándose en el gobierno desde que se celebraron las primeras elecciones democráticas en España, debido al descrédito, la torpeza, los injustificables actos de corrupción de algunos políticos, la poca perspicacia y la ocultación de las malas artes por parte de los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE, ha dejado paso a una atomización del voto que ha dado pie al nacimientos de una serie de partidos, tanto de derechas como de izquierdas, que han complicado notablemente la gobernabilidad de la nación, produciendo situaciones en las que, por desgracia para España, la necesidad de defender las instituciones, la ineficacia de un Congreso sin mayorías claras, los intereses partidistas, las batallas entre las distintas opciones contempladas en el Parlamento más de un tipo agresivo, destructivo y de enfrentamientos personales que, como debería ser, destinadas a conseguir lo que, en realidad debería ser el objetivo de los legisladores: conseguir que el país hubiera seguido la senda de la recuperación, aprovechar los avances que se estaban dando para alentar las iniciativas que deberían estar destinada a lograr reducir el desempleo y promocionar la industria, las exportaciones, las inversiones extranjeras, el turismo y todos aquellos aspectos de nuestra economía encaminados a consolidar el estado de bienestar que, a la vez, iba a favorecer la creación de puestos de trabajo.

Y, mientras nuestros políticos se están destrozando los unos a los otros, nos llegan noticias harto preocupantes del resto de la UE y datos que deberían hacernos reflexionar desde nuestras propias empresas o de las multinacionales establecidas en España. La cuestión de la GB y Bruselas, como era de esperar, no muestra signos de mejorar ni en las relaciones entre ambos ni, dentro de la propia nación británica en la que todos están enfrentados contra todos sin que se sepa lo que, finalmente, sucederá la semana próxima, cuando se tengan que tomar importante decisiones. Corren rumores de que Alemania e Italia tiene problemas a los que enfrentarse. El desafío con los EE.UU de Trump, en lugar de mejorar parece que se está enquistando y los populismos de distintos colores abren un amplio interrogante respeto a cómo quedará constituido el Parlamento Europeo, después de las próximas elecciones. Parece que los expertos anuncian un enfriamiento de las economías, algo que ya se está notando en la propia Alemania y los problemas derivados del millón de inmigrantes que llegaron a Europa en el 2015, como ya estaba previsto, empiezan a preocupar a amplios sectores de ciudadanos europeos. La OCDE ha emitido un informe en el que muestra un gran pesimismo respeto a lo que le espera a Europa “debido a las incertidumbres políticas (veamos si tomamos nota de ello), la persistencia de tensiones comerciales y una disminución continuada de la confianza tanto de las empresas como de los consumidores”

En España los fabricantes de coches (uno de los sectores más importantes, tanto por el número de coches que se fabrican como por la cantidad de empleados que este sector acumula) se quejan de la situación del sector. Nissam pide ayudas a la administración y planea recortes para rebajar constes, bajo la amenaza de entrar en crisis. La misma directora general de Volkswagen España, Laura Ros, ha advertido “que no se recuperarán hasta que el Gobierno no trasmita un mensaje de tranquilidad que permita a los compradores renovar sus vehículos sin tener que pensar en prohibiciones de determinadas tecnologías “. No olvidemos que las ventas de este sector de la automoción, llevan cayendo durante seis meses consecutivos. Puede que el señor P.Sánchez continúe en su limbo de insensatez, pensando únicamente en garantizarse la victoria en las elecciones del 28 de Abril; pero su absurda postura de ir lanzando decretos-ley en forma de andanadas los viernes de cada semana, para asegurarse los votos de los que pudieran salir beneficiado con semejante insensatez, no es más que otro de los actos de la más absurda inconsciencia por parte de un presidente de Gobierno, empeñado en emular el gran error de su predecesor socialista en el cargo, el señor Rodríguez Zapatero que, haciendo alarde de su supina ineptitud, ignoró adrede la amenaza de crisis del 2008 para luego, cuando ya fue tarde para evitar la debacle, verse obligado a reconocer que estaba equivocado, convocando elecciones para traspasarle el “marrón” al PP del señor Rajoy.

Mucho nos tememos que, como es normal que suceda, cuando un pueblo, en este caso el español, se deja arrastrar por ideas trasnochadas filocomunistas, arriesgando el bienestar del que hemos estado gozando, pese a la incidencia de un periodo de crisis que ha padecido una gran parte de las naciones mundiales, especialmente las más adelantadas; deja de tener una perspectiva de la realidad, del entorno en el que vivimos y del que dependemos o antepone viejos rencores, se aferra a trasnochadas ideas anticapitalistas o decide que lo importante es repartir el dinero de los ricos, creyendo que así van a salir ganando; tenemos la impresión que, por desgracia para España, va a tener que pasar por una vacuna que puede llevarnos a todos a parecernos a naciones como Venezuela, para que, todos estos ilusos, cándidos, torpes e indocumentado que nos rodean, lleguen a entender que el maná no llueve del cielo, sino que es fruto del trabajo, el esfuerzo, la investigación, el desarrollo, la competitividad y la productividad, sin cuyos requisitos, por mucho que estos idealistas de pacotilla piensen lo contrario, atribuyéndose el estar en posesión de la verdad, induciendo a quienes quieren escucharlos que todo es culpa de los ricos y que hay que acabar con ellos para volver a los idílicos parajes en los que mal vivieron nuestros ancestros ( a costa de muchos esfuerzos, privaciones, hambrunas y plagas malignas); no son más que un desconocimiento integral de cómo funciona la economía en el mundo en el que vivimos. Y, todo ello, cuando ellos han sido unos privilegiados que, gracias a lo que consideran un régimen “caduco” y “opresor”, han podido tener una casa confortable, unos padres que, pese a que ellos no quieren hijos para no tener la incomodidad de cuidarlos, los tuvieron a ellos, les dieron estudios, les dotaron de ropa y, en la mayoría de los casos, les han ayudado a que pudieran tener una vida digna, claro que menos aquellos que se consideraron “incomprendidos” por sus familias y la abandonaron el hogar familiar para vivir su vida en libertad. Puede que necesitemos una cura de recorte de libertades, de economía dirigida, de estatalismo burocrático de tipo soviético y de retorno a las formas primitivas de vida para que los españoles se conciencien de que todas estas aventuras de la “igualdad” no son más que inventos de aquellos que, como ocurre con todos los dictadores, se aprovechan de la credibilidad y la ignorancia de la ciudadanía para someterla a la bota dictatorial.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, mientras ahora las féminas quieren solventar de un plumazo una cuestión de miles de años, preocupándose por la diferencia salarial que las separa de los hombres ( algo de lo que hablaremos en otra ocasión) puede que estemos en vísperas de perder una gran parte de las ventajas que la civilización, especialmente espléndida con los españoles nos ha proporcionado al aceptar, como incautos, que convirtiendo a nuestra nación en un supuesto ejemplo de justicia social, nos metemos en un aumento desproporcionado del gasto social, de la mano del señor P.Sánchez y sus secuaces del gobierno, sin estar preparados para hacer frente a los 16.000 millones de euros de incremento del gasto público que se calcula que va a ser el coste para nuestra nación, de los desvaríos de un orate que pretende que es capaz de cambiar un país, sólo porque él ha decidido que va a ser así. Es posible que muchos españoles tengan que arrepentirse de haberle votado, mucho antes de que pueda finalizar su legislatura si los votantes cometen el error en confiar en sus promesas.

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