Las palabras de Felipe VI en el acto de entrega de despachos a la nueva promoción de jueces adquirieron particular relevancia en las vísperas del juicio que ha sentado en el banquillo a los políticos responsables del golpe de Estado en Cataluña. Este juicio, que está teniendo lugar en la Sala Segunda del Tribunal Supremo, había sufrido una inusitada campaña de desprestigio por parte de los independentistas, que contaron con el silencio de un Gobierno socialista más dispuesto a la complacencia del pacto que a la aplicación de la ley que hace iguales a todos los españoles. El respaldo del Rey Felipe VI al poder judicial ha supuesto una garantía de cumplimiento del principio de la separación de poderes, base de la democracia.
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