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P.Sánchez y Borrell juegan al equívoco con el tema venezolano

“No se puede escapar de la responsabilidad de mañana, evadiéndola hoy” Abraham Lincoln
Miguel Massanet
sábado, 2 de febrero de 2019, 09:27 h (CET)

El intentar no comprometerse, el desviar un tema para no pronunciarse sobre él o el hacerse el remolón antes de tomar una decisión son una muestra evidente de falta de seguridad en sí mismo, de desconfianza sobre expresar una opinión de la que no se está seguro de que no pueda acabar perjudicando a quien la da o de tomar una iniciativa sobre un asunto cuyas consecuencias se es incapaz de prever. Nuestros actuales gobernantes en esto de pretender nadar y al mismo tiempo guardar la ropa son unos verdaderos expertos. Y es que, señores, cuando uno tiene que hacer juegos malabares para mantenerse en el poder, sintiendo que el alambre sobre el que uno se intenta sostener a gran altura, se mueve peligrosamente bajo sus pies, toda precaución es poca. El señor presidente del actual gobierno, Pedro Sánchez, tiene un reto harto difícil si quiere alargar su legislatura hasta el mes de marzo del año que viene, no le va a quedar otro remedio que intentar que no se rompa el acuerdo que consiguió cuando presentó la exitosa moción de censura en contra del gobierno del PP; un propósito que no le va a ser nada fácil de conseguir si se tiene en cuenta que son varios, dispares, contradictorios e incluso disparatados y contradictorios con la normativa constitucional, los intereses políticos de cada uno de los grupos que fueron capaces de unirse para hacer saltar al PP del señor Rajoy del poder.


Ya han sido más numerosas de lo que seguramente hubieran querido, las ocasiones en las que algunos de los miembros del ejecutivo socialista del señor Sánchez han metido la pata hasta el corvejón y, muy lamentables y vergonzosas, las excusas que se han tenido que inventar, muchas de ellas poco convincentes e improvisadas, para que se puedan permitir reincidir en los mismos errores. Claro que tienen varios ases en sus manos que les permiten recomponer situaciones que, al PP, si se encontrara en las mismas dificultades, le sería imposible librarse de los ataques furibundos de toda esta prensa incondicional de la que goza la izquierda, experta en esconder las equivocaciones del gobierno del PSOE y, a la vez, implacable, inquisidora y reiterativa cuando de lo que se trata es de cargar las tintas sobre cualquier tema al que se puedan, que perjudique al PP o a Ciudadanos.


Ahora se ha producido una nueva situación conflictiva en la república de Venezuela, un país que ya hace tiempo que se desenvuelve, a trancas y barrancas, en una dictadura de tipo bolchevique, en manos de un camionero neurótico, que después de conseguir llevar al país a la miseria, provocar el mayor desgaste económico nunca visto y aterrorizar a la oposición con sus métodos violentos en contra de sus opositores, a los que o bien los elimina o los encierra en cárceles procelosas en las que nadie sabe lo que ocurre, pero que es fácil adivinar el terror que se encierra entre sus paredes. Después de haber conseguido la censura del resto de países de Hispanoamérica, que ya se han manifestado en contra de Maduro y su dictadura, en lugar de corregir el rumbo del país, se ha mantenido en su empeño de desconocer la democracia, olvidarse de que tiene una asamblea elegida por el pueblo, en la que existe una mayoría opositora, nombrando otra paralela para vaciar de contenido la verdadera; ha decidido empecinarse en el error. Ahora, cuando, por fin, ha aparecido una persona que ha tenido la valentía de levantar su voz en defensa de todos aquellos ciudadanos oprimidos por el régimen tiránico y totalitario del Gobierno; cuando los EE.UU, Canadá, Francia, Alemania, la GB y muchos otros países, incluido una gran mayoría del PE que ha hecho un comunicado de apoyo a Guaidó. Han formado causa común con los opositores venezolanos y cuando se esperaba que España, el espejo en el que se mira la UE cuando se trata de casos relacionados con Hispanoamérica, fuera la que marcara el camino, siendo la primera que demostrara su apoyo incondicional al señor Guaidó; todo ha acabado en agua de borrajas ante la actitud vacilante, conciliadora, tolerante y evidentemente ambivalente del Gobierno español.


Es cierto que P.Sánchez “exigió” a Maduro que convocara elecciones en un plazo de 8 días, pero no es menos cierto que sabía perfectamente que, un requerimiento semejante, tenía las mismas posibilidades de tener éxito que las que en la actualidad tiene la NASA de establecer una colonia en la estrella Polar. La mayoría de grandes naciones ya se le han adelantado en la reprobación y en el reconocimiento como presidente interino de la república venezolana del señor Guaidó. En España, todavía el señor Borrell (la gran decepción del gobierno formado por Sánchez, juntamente con el señor Luque, del que todos esperaban que tuviera un concepto menos sectario de lo que entraña gobernar, con responsabilidad y acierto, a la nación española) se esmera en no ofender demasiado a Maduro cuando habla de que “no pretendemos cambiar la estructura del gobierno venezolano” ¿Qué es lo que espera que cambie entonces? Precisamente ha sido este sistema dictatorial, bolchevique, totalitario y sanguinario, encabezado por Nicolás Maduro, el que ha lleva a Venezuela a la situación actual en la que se encuentra, con tres millones de venezolanos en el exilio, sin disponer de los más elementales productos para subsistir, entre ellos las medicinas. ¿Cómo espera separar a Maduro de la dictadura militar que lo sostiene? O es que, ¿el señor Borrell considera que con pedirle a Maduro que convocara elecciones, algo que por supuesto no va a hacer, ya estaba solucionada el problema de Venezuela? ¿Quién garantizaría la limpieza de estos comicios si los dirigiera Maduro?


Resulta pueril, señor Borrell, que nos salga con una estupidez semejante y no confiese, paladinamente, que de lo que se trata es de no indisponerse demasiado con Podemos, que siempre han sido y continúan siendo, unos defensores acérrimos de régimen comunista establecido en Venezuela, del que han sido colaboradores y de cuyo gobierno han recibido importantes ayudas para venir a intentar imponernos sus sistemas trasnochados del viejo comunismo estalinista. En realidad, no se trata más que de seguir aplicando las doctrinas de P.Sánchez de hacer todo lo que haga falta para que ni los separatistas ni IU ni Podemos ni los vascos, tengan motivos para dejar de apoyarle; porque, sin sus apoyos, ya sabe de cierto que no le quedaría otra salida que la de convocar elecciones, algo que no parece interesarle pese a que, su agente en el CIS el señor Tezanos, cada vez con menos vergüenza, ha inventado un nuevo método para encuestar a la ciudadanía, diametralmente distinto al del resto de sociedades de investigaciones sociológicas, que ha colocado al PP en cuarto lugar, detrás del PSOE, Ciudadanos y Podemos. Sólo desde el punto de vista de quienes parecen estar convencidos de que, el resto de españoles, estamos en la más completa Babia, se puede entender que un centro que había gozado de un cierto prestigio, como es el CIS, haya caído tan bajo que, hasta los medios de comunicación más adictos a las izquierdas, les ha causado sorpresa y una cierta hilaridad.


Resulta patético este optimismo que están empeñados en aparentar todos los miembros del actual ejecutivo, cuando el problema catalán cada día que pasa se va enquistando más y amenaza de que, en cualquier momento, se produzca un salto cualitativo que pudiera llevarnos a una confrontación a la que nadie debiera querer llegar. España sigue viviendo de la inercia del gobierno del PP, y cuando se produzca el reflujo, que ya se viene anunciando desde el mismo Banco de España y se llegue al hecho inevitable, según los organismos expertos en el seguimiento de las cuentas públicas, de que, en parte por el retraso en la aprobación de los PGE, aunque se consiguiera que se aprobaran ahora (algo que no se sabe si ocurrirá), es evidente que las leyes recaudatorias que están previstas en ellos ya no pueden, en manera alguna, recaudar, de aquí al final del ejercicio, las cantidades que se habían previsto para todo el año 2019. Por otra parte, ya se viene anunciando para España y el resto de la UE una posible etapa en la que se desacelere la economía y que, posiblemente, Europa sufra las consecuencias de ello que, unidas a los efectos del brexit británico, nos conduzcan a otra etapa de vacas flacas.


Como suele ocurrir, una vez más vamos a ser los últimos en reconocer al señor Guairó, como verdadero presidente provisional de Venezuela, encargado de convocar unos nuevos comicios; esta vez con todas las garantías de libertad, legalidad, paz y seguridad, cualidades desconocidas hasta ahora en las distintas consultas que tuvieron lugar bajo el régimen chavista, que ha estado gobernando el país durante los últimos diecinueve años, desde la sublevación de Hugo Chavez. Lo verdaderamente preocupante es que éste no será el único caso en el que P.Sánchez se vea obligado a actuar de una forma distinta a la que, una gran mayoría de españoles, esperaría que lo hiciera. La hipoteca que pesa sobre su gobierno le va a hacer que, en cada ocasión, como en el caso de las marionetas sujetas al capricho de quien las maneja, se va a ver obligado a seguir la línea que le marque aquel de sus socios que esté dispuesto a defender sus propios intereses en lugar de los de todos los españoles y de España. Y esto va a durar hasta que se celebren unos nuevos comicios o, en su caso, hasta que alguno de los apoyos, sin los cuales no podría gobernar, decida que ya se ha cansado de apoyarlos y escoge seguir otro camino que le aparte del que ha llevado en el pasado, apoyando a los socialistas.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la premonición de que, en las próximas elecciones autonómicas y municipales, que se celebrarán en el mes de mayo, vamos a tener ocasión de comprobar si, los indicios que han marcado las elecciones andaluzas, con los espectaculares avances de VOX y de Ciudadanos, se vuelven a reproducir a nivel nacional y, también si, como parece indicar el resultado de las andaluzas, el PP de Casado ha conseguido parar ( no digo mejorar) la sangría de votos en beneficio de Ciudanos o de VOX, para apuntar a una futura recuperación, bajo la batuta de P.Casado o si, pese a la nueva orientación que se le ha querido dar al PP, sigue pagando la época en la que, el gobierno de Rajoy, tan eficiente en cuanto a la recuperación de España y superación de la crisis, tuvo que hacer frente a una serie de casos de corrupción que, hábilmente manejados desde la izquierdas, motivaron que el 44´6% del electoral votó al PP en el 2011 ahora quedara reducido ( según estimaciones poco creíbles) en un 23% y, algunas encuestas excesivamente tendenciosas, como la del CIS, le vienen atribuyendo solo un 17%. Es posible que, con todo el viento de la propaganda a favor (es evidente que, tanto las izquierdas como los separatistas, no quieren que vuelva la derecha al gobierno) el PSOE piense que va a poder contrarrestar la tendencia negativa en la que ha caído en las últimas votaciones. Seguramente vamos a tener ocasión de empezar a tomarle el pulso a estos pronósticos cuando, de aquí a unos pocos meses, volvamos a acudir a las urnas para elegir a nuestros representantes municipales y autonómicos, en aquellas autonomías donde todavía no se hayan celebrado las correspondientes consultas. Puede que nos deparen algunas sorpresas, falta saber si positivas o negativas.

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