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Pepa Flores explicó muy bien en su LP con este título (1976), la desconstrucción de referentes a la que nos hemos dejado someter. En 2019 estamos aún más sometidos al síndrome: la mar está gravemente “contaminada”.
La politología oficial; sondeos, opiniones en la “gran pantalla”, considera que Cataluña es responsable de la derrota electoral de Susana Díaz en Andalucía.
Se sabe, pero nunca se menciona, que Mariano Rajoy activó el conflicto catalán y le fue, electoralmente rentable: publicado por este mismo medio en el artículo “Torra y el Sanchismo".
Tampoco se comenta que las políticas de Rajoy no tenían otra alternativa que la beligerante.
¿Por qué?
¿Por qué se escuchó tanto a Marisol y tan poco a Pepa Flores?
Porque no hemos aprendido a unirnos y a organizarnos, porque estamos cada día más atrapad@s, porque aceptamos...El discurso que impera, no lo haría si tuviéramos el nuestro y no lo tenemos simplemente porque no apoyamos voces como la de Pepa, mientras que Marisol era un producto rentable para poderosos tentáculos.
Muchas voces habían denunciado la desconstrucción del referente que nos estamos dejando aplicar antes de que saliera el LP de Pepa Flores, está la sofística de Platón; ya ves el caso que hacemos: cada vez mandan más la sofística.
EH Bildu estaría integrada por militantes de Aralar, Alternativa, EA e Independientes, todos ellos fagocitados por la estrella-alfa Sortu, cuyo ideólogo sería el actual candidato a Lehendakari, Pello Otxandiano, quien decidió revisar la anterior estrategia de Bildu e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica.
El pasado martes mientras limpiaba uno de los patios de colegio que me toca dos veces a la semana, una niña intentaba proteger a una abeja que no podía volar cogiéndola con una hoja y la apartó para que nadie la pisara estando pendiente para ver si se podía recuperar a lo que se sumaron una compañera y un compañero. Gestos que demuestran más empatía que muchos adultos.
En la colosal vorágine de los tiempos modernos, nos encontramos enredados en un tejido de deseos y ansias desbocadas. Nos hemos convertido en una sociedad dominada por la avaricia, un apetito voraz que desemboca en la insaciabilidad. La hambruna crónica de la insatisfacción. Más y más por el mero más y más. Lejos queda la capacidad personal y colectiva de detenernos a pensar quiénes somos y echar la vista atrás para recapitular de dónde venimos.
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