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Año nuevo ¿y actitudes nuevas?

Cada año que llega puede ser una oportunidad para mejorar como personas
Francisco Rodríguez
viernes, 4 de enero de 2019, 08:47 h (CET)

Nos repetimos unos a otros la frase: Feliz Año Nuevo y el año puede ser nuevo pero nuestras actitudes pueden seguir siendo viejas, las mismas que ya teníamos en el 2018 y anteriores. La única novedad es el cambio del último dígito.

Seguramente podemos haber pensado en hacer algún propósito: el año que viene voy a… Pasados unos días ya habremos olvidado el propósito y seguiremos nuestra vida como siempre: creyendo lo que nos cuentan unos y otros, pero sin someter las ideas que utilizamos a un juicio de nuestra propia razón para decidir si lo que dicen es verdadero o falso, justo o injusto, posible o imposible.


La vieja virtud de la prudencia, de la que ya se ocuparon los griegos, la consideraron imprescindible juntamente con la justicia, la fortaleza y la templanza para adquirir la excelencia como personas.


Como tantos otros valores, estas virtudes las tenemos, quizás, olvidadas, pues creemos que sabemos de todo y no necesitamos someter a nuestra razón al arduo trabajo de pensar, de meditar, de reflexionar sobre la realidad que se nos ofrece.


Por desgracia hay otros que piensan por nosotros y saben llevarnos a donde quieren, ya se trate de votar, de consumir o de orientar nuestra propia vida, nuestra sexualidad y hasta si somos hombres y mujeres o si somos… otra cosa.

Reflexionar sobre la justicia o injusticia de nuestras propias acciones y de las que tratan de imponernos es imprescindible. Solo sentimos de verdad, el dolor de la injusticia cuando nos afecta personalmente, sin posibilidad de eximirnos.


Pero nos presentan cada día injusticias frente a las cuales solo buscan nuestra reacción, nuestra condena a quienes nos dicen que son culpables de las mismas para que los odiemos, los denunciemos y nos sintamos con buena conciencia. Los jueces tardarán años en dictar su fallo, pero por nuestra parte ya están juzgados y condenados.


La virtud de la fortaleza, salvo que se trate de fortaleza física, no tiene muchos seguidores. Pero necesitamos ser fuertes para mantener nuestros propósitos, ser fuertes para cumplir nuestras promesas, ser fuertes para ser fieles a la palabra dada, ser fuertes para resistir las tentaciones de quedarnos con lo ajeno, ser fuertes para rechazar el hedonismo y los placeres destructivos (pornografía. sexo, alcohol, drogas, juego, aberraciones, etc.)


La virtud de la fortaleza va unida siempre a la de la templanza. No podemos ser fuertes si no tenemos templanza, no podemos tener templanza si no somos fuertes y esto es una tarea diaria que podemos empezar este año pero no funcionará si no revisamos nuestra vida constantemente.


Nuestra vida es el negocio más importante que tenemos entre manos. Lo mismo que buscamos la ayuda de un dietista para perder peso, quizás necesitemos ayuda para mantener el compromiso de utilizar siempre nuestra razón sin dejarnos manipular, para distinguir lo verdadero de lo falso, lo justo de la injusto, lo que nos construye como verdaderas personas libres, de lo que nos hunde en la mediocridad.


Año nuevo e ímpetus nuevos para vivir en plenitud.

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