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Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Política | Cataluña
La “pasarela estable” de la que habla el señor Marius Carol, en su editorial, puede que siga el mismo destino fatal del famoso puente de madera de la película “Puente sobre el río Kwai”, magistralmente interpretada por el actor Alec Guinness

“Encauzar políticamente…” ¿Supone ello cargarse la Constitución, señor Sánchez?

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Otra vuelta de tuerca en el tema del separatismo catalán. Un paso más donde ha quedado evidenciada la actitud de un gobierno en apuros, que necesita congraciarse con los políticos soberanistas catalanes, para sacar adelante unos PGE de los que depende su continuidad al frente de la nación. En esta ocasión el señor Sánchez sabe que lo que está haciendo, que su humillación y la humillación de la nación española ante unos delincuentes, que se han levantado contra el Estado español, para conseguir algo que no entra dentro de las previsiones de la Constitución de 1978, aquella que nos dimos por una gran mayoría de los españoles, en el correspondiente referendo celebrado para legalizarla y que él sabe que, a la hora de competir en las urnas con el resto de partidos, le va a costar una notable pérdida de votos para el suyo, debido a que muchos de los españoles, que lo votaron en ocasiones anteriores, están indignados, como buenos ciudadanos, por su conducta sumisa, entreguista, vasalla y dócil ante el actual presidente de la Generalitat, señor Quim Torra, que ha sido el que ha conseguido la foto que deseaba, para exhibir en su propaganda europea, a la vez que ha obtenido del presidente del Ejecutivo la promesa de mantener conversaciones “políticas” respecto al futuro de Cataluña.


La señora Celaá (verdadera experta en presentar como éxitos los mayores errores cometidos por su partido), ha presentado, como una gran victoria de los socialistas, el haber convenido mantener contactos sucesivos con el fin de que, ambos mandatarios, puedan cambiar impresiones destinadas a buscar, “encauzar políticamente”, las aspiraciones del separatismo catalán. Algo que, por mucho que se intente vestirlo como que entra entre las decisiones posibles de ambos personajes, en cuanto a alterar el contenido de nuestra Carta Magna, es obvio que no está en manos de ninguno de ellos, ni del Gobierno, el conseguir hacerlo ya que es evidente que se precisarían grandes convenios y un refrendo del Congreso de Diputados y el Senado para redactar un nuevo texto que, en todo caso, debiera ser refrendado por todos los españoles, mediante un referéndum para todos los españoles.


El hecho evidente de que nadie puede poner en cuestión lo que es la unidad de España y menos el que mantenerla dependa, ni de Torra ni del Gobierno socialista de Sánchez, si el resto de fuerzas parlamentarias no están por la labor o no coinciden en las partes de la Constitución que debieran ser objeto de un nuevo estudio, pueden convertir el intento en algo meramente utópico y que, como la famosa caja de Pandora, es muy posible que lo mejor, por ahora, mientras subsista la situación política tan inestable e insegura, lo mejor que se puede hacer es evitar abrir la caja de los truenos, algo que es muy posible que condujera a enfrentamientos que, en lugar de contribuir a la pacificación, entendimiento y relajamiento de las tensiones existentes, muy probablemente, lo que haría en realidad sería contribuir a aumentarlas. En todo caso, resulta incomprensible que se hable con tanta frivolidad de lo que, para ellos, pudiera ser “un marco de seguridad jurídica” cuando todo lo que ha tenido lugar en Cataluña y en la propia Barcelona, a causa de decisiones tomadas a vuela pluma por la señora Colau, alcaldesa comunista, sin otro respaldo legal que el que ella decidió establecer, no ha hecho más que atentar contra los legítimos derechos de los ciudadanos, interviniendo en temas que no entran dentro de sus facultades y, en consecuencia, han tenido que ser los tribunales de Justicia los que le han obligado, mediante sus sentencias, a rectificar e indemnizar a aquellos a los que, sus precipitadas decisiones, llegaron a perjudicar. ¿Qué marco de seguridad jurídica serían capaz de garantizar aquellos que se saltan las leyes a la torera cada vez que les conviene para sus propios fines?


El oscurantismo que ha acompañado a la entrevista entre Torra y Sánchez, ha creado una situación de incomodidad en todos aquellos ciudadanos que no se fían de estos pactos entre personajes que, aparentemente, siguen enfrentados por un abismo constitucional y que, sin embargo, parece que se precisan mutuamente, lo que no quiere decir que esta necesidad de colaboración signifique ninguna ventaja para el Estado español y sus ciudadanos, al contrario, resulta una situación insoportable, humillante y peligrosa aunque, evidentemente, para el señor Sánchez y todos los satélites que le apoyan en su interés en desmantelar España, es muy posible que les resulte rentable, aunque ello signifique una traición y deslealtad para la nación española.


El hecho innegable de que los comunista bolivarianos sigan tan empeñados en conseguir que el PSOE de Sánchez consiga sacar adelante unos presupuestos que, con toda seguridad, serían los culpables de poner al país en peligro de caer en una nueva situación, como la que tuvimos que superar a finales del año 2011, cuando el señor Rodríguez Zapatero y su gobierno tuvieron que tirar la toalla en el momento en que sonaban todas las señales de alarma que anticipaban la llegada de una quiebra soberana; nos hace pensar que, entre las situaciones en las que, el PSOE, pueda crear en España, se cuenta con la posibilidad de que Podemos salga beneficiado y que ello le permita conseguir lo que los augurios de los especialistas vienen anunciando, sin que parezca que hayan conseguido hacer mella en el actual Gobierno, ciego y sordo a todo aquello que no signifique el mantenerse en el poder durante el máximo de tiempo que pueda conseguir aunque, para ello, precise poner en cuestión la estabilidad del país, el bienestar de los españoles o, incluso, la propia indivisibilidad de la nación.


Lo que sabemos con certeza es que, el tema catalán, no se soluciona con diálogo. Que ellos siempre intentan evitar nuestro ordenamiento jurídico es evidente, porque, sin duda, saben que por el camino del respecto a la Constitución sus posibilidades de conseguir sus objetivos son nulas por completo. Ante esta barrera constitucional el único remedio es conseguir cambiar la Constitución, no aceptarla tal como vienen haciendo con resoluciones en su Parlamento, con el apoyo de JxCat, ERC, la CUP y los 'comuns', tachándola de “antidemocrática” y pidiendo que se rechace “el régimen del 78”. Ahora, la venida del señor P.Sánchez a Cataluña, su servilismo ante un jefecillo rebelde, encarnado por el señor Quim Torra, y su disponibilidad a seguir alentando las quimeras del político catalán, no permiten pensar en otra cosa que no sea que lo que se está tramando detrás de toda esta representación de cara al público, es un acuerdo secreto entre ambas partes por el cual, los catalanes, acaben apoyando los PGE y, a cambio, se les vayan mejorando sus atribuciones, concediendo nuevas transferencias e iniciando un camino que les permita ir preparando su estructura de un nuevo Estado hasta que, el PSOE y los partidos de izquierdas, que lo apoyen, tengan el poder suficiente para poder modificar la Constitución, de modo que cualquier autonomía que lo deseara pudiera reclamar su independencia de España.


Lo que Europa pudiera pensar de algo semejante y lo que las actuales leyes comunitarias tienen establecido, respecto a la imposibilidad de que, cualquier nuevo país desgajado de una nación perteneciente a la UE, para ser admitido en su seno, precisaría de la aceptación de todas las naciones que formen parte de ella. Un escollo insalvable con el que, evidentemente, se encontrarían pese al optimismo con el que algunos separatistas contemplan esta limitación convencidos (el orgullo les puede) de que si Cataluña pidiera su entrada en la UE, todos se mostrarían “encantados” de admitirla. No es eso lo que se le dijo a Escocia cuando quiso separarse de la GB lo que, con toda seguridad, contribuyó de una forma determinante a que acabaran decidiendo seguir perteneciendo a la UK. Es evidente que los problemas propios de la CE, tales como el brexit inglés o los que pudieran derivarse de la rebelión de las chaquetas amarillas francesa o de la actual situación de Bélgica, provocada por la dimisión de su primer ministro; problemas que, con toda seguridad preocupan más a Europa, juntamente con sus tensas relaciones con el señor Trump o la inmigración que no cesa, es obvio que tienen prioridad ante lo que pudiera significar la separación de Cataluña del resto de España, una posibilidad que nadie puede contemplar como algo serio ni factible.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos hace pensar en una fotografía que hoy se publica en La Vanguardia en la que aparecen “los dos presidentes” acompañados de los ministros Batet y Calvo y por los “consellers” Aragonés y Artadi, una foto protocolaria pero que, sin duda alguna, la van a utilizar los soberanistas catalanes para que, en el extranjero, se den cuenta de “la importancia” que el Gobierno les concede a sus relaciones con la autonomía más segregacionista de España. En realidad, el “cocido” que se está tramando, lo que verdaderamente es importante y no vamos a conocer, es lo que se dijeron los dos intrigantes en aquel tiempo en el que pudieron hablar off de record, en su reunión privada de ayer. Posiblemente si lo supiéramos nuestra intranquilidad, respecto al futuro de nuestra patria, experimentaría un incremento de tipo traumático.

“Encauzar políticamente…” ¿Supone ello cargarse la Constitución, señor Sánchez?

La “pasarela estable” de la que habla el señor Marius Carol, en su editorial, puede que siga el mismo destino fatal del famoso puente de madera de la película “Puente sobre el río Kwai”, magistralmente interpretada por el actor Alec Guinness
Miguel Massanet
sábado, 22 de diciembre de 2018, 01:02 h (CET)

Otra vuelta de tuerca en el tema del separatismo catalán. Un paso más donde ha quedado evidenciada la actitud de un gobierno en apuros, que necesita congraciarse con los políticos soberanistas catalanes, para sacar adelante unos PGE de los que depende su continuidad al frente de la nación. En esta ocasión el señor Sánchez sabe que lo que está haciendo, que su humillación y la humillación de la nación española ante unos delincuentes, que se han levantado contra el Estado español, para conseguir algo que no entra dentro de las previsiones de la Constitución de 1978, aquella que nos dimos por una gran mayoría de los españoles, en el correspondiente referendo celebrado para legalizarla y que él sabe que, a la hora de competir en las urnas con el resto de partidos, le va a costar una notable pérdida de votos para el suyo, debido a que muchos de los españoles, que lo votaron en ocasiones anteriores, están indignados, como buenos ciudadanos, por su conducta sumisa, entreguista, vasalla y dócil ante el actual presidente de la Generalitat, señor Quim Torra, que ha sido el que ha conseguido la foto que deseaba, para exhibir en su propaganda europea, a la vez que ha obtenido del presidente del Ejecutivo la promesa de mantener conversaciones “políticas” respecto al futuro de Cataluña.


La señora Celaá (verdadera experta en presentar como éxitos los mayores errores cometidos por su partido), ha presentado, como una gran victoria de los socialistas, el haber convenido mantener contactos sucesivos con el fin de que, ambos mandatarios, puedan cambiar impresiones destinadas a buscar, “encauzar políticamente”, las aspiraciones del separatismo catalán. Algo que, por mucho que se intente vestirlo como que entra entre las decisiones posibles de ambos personajes, en cuanto a alterar el contenido de nuestra Carta Magna, es obvio que no está en manos de ninguno de ellos, ni del Gobierno, el conseguir hacerlo ya que es evidente que se precisarían grandes convenios y un refrendo del Congreso de Diputados y el Senado para redactar un nuevo texto que, en todo caso, debiera ser refrendado por todos los españoles, mediante un referéndum para todos los españoles.


El hecho evidente de que nadie puede poner en cuestión lo que es la unidad de España y menos el que mantenerla dependa, ni de Torra ni del Gobierno socialista de Sánchez, si el resto de fuerzas parlamentarias no están por la labor o no coinciden en las partes de la Constitución que debieran ser objeto de un nuevo estudio, pueden convertir el intento en algo meramente utópico y que, como la famosa caja de Pandora, es muy posible que lo mejor, por ahora, mientras subsista la situación política tan inestable e insegura, lo mejor que se puede hacer es evitar abrir la caja de los truenos, algo que es muy posible que condujera a enfrentamientos que, en lugar de contribuir a la pacificación, entendimiento y relajamiento de las tensiones existentes, muy probablemente, lo que haría en realidad sería contribuir a aumentarlas. En todo caso, resulta incomprensible que se hable con tanta frivolidad de lo que, para ellos, pudiera ser “un marco de seguridad jurídica” cuando todo lo que ha tenido lugar en Cataluña y en la propia Barcelona, a causa de decisiones tomadas a vuela pluma por la señora Colau, alcaldesa comunista, sin otro respaldo legal que el que ella decidió establecer, no ha hecho más que atentar contra los legítimos derechos de los ciudadanos, interviniendo en temas que no entran dentro de sus facultades y, en consecuencia, han tenido que ser los tribunales de Justicia los que le han obligado, mediante sus sentencias, a rectificar e indemnizar a aquellos a los que, sus precipitadas decisiones, llegaron a perjudicar. ¿Qué marco de seguridad jurídica serían capaz de garantizar aquellos que se saltan las leyes a la torera cada vez que les conviene para sus propios fines?


El oscurantismo que ha acompañado a la entrevista entre Torra y Sánchez, ha creado una situación de incomodidad en todos aquellos ciudadanos que no se fían de estos pactos entre personajes que, aparentemente, siguen enfrentados por un abismo constitucional y que, sin embargo, parece que se precisan mutuamente, lo que no quiere decir que esta necesidad de colaboración signifique ninguna ventaja para el Estado español y sus ciudadanos, al contrario, resulta una situación insoportable, humillante y peligrosa aunque, evidentemente, para el señor Sánchez y todos los satélites que le apoyan en su interés en desmantelar España, es muy posible que les resulte rentable, aunque ello signifique una traición y deslealtad para la nación española.


El hecho innegable de que los comunista bolivarianos sigan tan empeñados en conseguir que el PSOE de Sánchez consiga sacar adelante unos presupuestos que, con toda seguridad, serían los culpables de poner al país en peligro de caer en una nueva situación, como la que tuvimos que superar a finales del año 2011, cuando el señor Rodríguez Zapatero y su gobierno tuvieron que tirar la toalla en el momento en que sonaban todas las señales de alarma que anticipaban la llegada de una quiebra soberana; nos hace pensar que, entre las situaciones en las que, el PSOE, pueda crear en España, se cuenta con la posibilidad de que Podemos salga beneficiado y que ello le permita conseguir lo que los augurios de los especialistas vienen anunciando, sin que parezca que hayan conseguido hacer mella en el actual Gobierno, ciego y sordo a todo aquello que no signifique el mantenerse en el poder durante el máximo de tiempo que pueda conseguir aunque, para ello, precise poner en cuestión la estabilidad del país, el bienestar de los españoles o, incluso, la propia indivisibilidad de la nación.


Lo que sabemos con certeza es que, el tema catalán, no se soluciona con diálogo. Que ellos siempre intentan evitar nuestro ordenamiento jurídico es evidente, porque, sin duda, saben que por el camino del respecto a la Constitución sus posibilidades de conseguir sus objetivos son nulas por completo. Ante esta barrera constitucional el único remedio es conseguir cambiar la Constitución, no aceptarla tal como vienen haciendo con resoluciones en su Parlamento, con el apoyo de JxCat, ERC, la CUP y los 'comuns', tachándola de “antidemocrática” y pidiendo que se rechace “el régimen del 78”. Ahora, la venida del señor P.Sánchez a Cataluña, su servilismo ante un jefecillo rebelde, encarnado por el señor Quim Torra, y su disponibilidad a seguir alentando las quimeras del político catalán, no permiten pensar en otra cosa que no sea que lo que se está tramando detrás de toda esta representación de cara al público, es un acuerdo secreto entre ambas partes por el cual, los catalanes, acaben apoyando los PGE y, a cambio, se les vayan mejorando sus atribuciones, concediendo nuevas transferencias e iniciando un camino que les permita ir preparando su estructura de un nuevo Estado hasta que, el PSOE y los partidos de izquierdas, que lo apoyen, tengan el poder suficiente para poder modificar la Constitución, de modo que cualquier autonomía que lo deseara pudiera reclamar su independencia de España.


Lo que Europa pudiera pensar de algo semejante y lo que las actuales leyes comunitarias tienen establecido, respecto a la imposibilidad de que, cualquier nuevo país desgajado de una nación perteneciente a la UE, para ser admitido en su seno, precisaría de la aceptación de todas las naciones que formen parte de ella. Un escollo insalvable con el que, evidentemente, se encontrarían pese al optimismo con el que algunos separatistas contemplan esta limitación convencidos (el orgullo les puede) de que si Cataluña pidiera su entrada en la UE, todos se mostrarían “encantados” de admitirla. No es eso lo que se le dijo a Escocia cuando quiso separarse de la GB lo que, con toda seguridad, contribuyó de una forma determinante a que acabaran decidiendo seguir perteneciendo a la UK. Es evidente que los problemas propios de la CE, tales como el brexit inglés o los que pudieran derivarse de la rebelión de las chaquetas amarillas francesa o de la actual situación de Bélgica, provocada por la dimisión de su primer ministro; problemas que, con toda seguridad preocupan más a Europa, juntamente con sus tensas relaciones con el señor Trump o la inmigración que no cesa, es obvio que tienen prioridad ante lo que pudiera significar la separación de Cataluña del resto de España, una posibilidad que nadie puede contemplar como algo serio ni factible.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos hace pensar en una fotografía que hoy se publica en La Vanguardia en la que aparecen “los dos presidentes” acompañados de los ministros Batet y Calvo y por los “consellers” Aragonés y Artadi, una foto protocolaria pero que, sin duda alguna, la van a utilizar los soberanistas catalanes para que, en el extranjero, se den cuenta de “la importancia” que el Gobierno les concede a sus relaciones con la autonomía más segregacionista de España. En realidad, el “cocido” que se está tramando, lo que verdaderamente es importante y no vamos a conocer, es lo que se dijeron los dos intrigantes en aquel tiempo en el que pudieron hablar off de record, en su reunión privada de ayer. Posiblemente si lo supiéramos nuestra intranquilidad, respecto al futuro de nuestra patria, experimentaría un incremento de tipo traumático.

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