Europa es territorio del Real Madrid. El actual ocupante del trono continental vapuleó sin contemplaciones al Barcelona. El clásico alcanzó el descanso con el horizonte muy resuelto (53-30). El Real Madrid ofreció un recital de sus virtudes: defensa, velocidad, voracidad y canastas para el recuerdo. No sólo gana, sino que gana dando espectáculo. La ecuación perfecta que desemboca en trofeos. Y en esta noche de clásico no había otro desenlace posible: antes del encuentro se rindió homenaje a Pedro Ferrándiz. Ya saben el entrenador con más encuentros (490), con más trofeos (27 de los 87 que lucen en las vitrinas) y que sentó las bases del éxito en las que Laso se miró antes de edificar este Real Madrid.
De Randolph a Carroll. Así se resume la evolución del Real Madrid durante los dos primeros cuartos. El primero encendió la chispa y el segundo remató al Barcelona. Como secundarios se sumaron Llull, Tavares y Thompkins. El Barcelona apenas encontró respuestas, ni a los nombres propios ni mucho menos al juego coral de un equipo que se mueve de memoria. El primer cuarto se cerró equilibrado (22-17) merced a que Tomic y Hanga asumieron responsabilidades, dando réplica a la exhibición de Randolph: 13 puntos y 12 de valoración. Pero se atisbaban otras sensaciones. Que este Real Madrid estaba con más ganas y más sensaciones que el Barcelona.
Hacía 18 días que el Barcelona había doblegado al Real Madrid en Liga Endesa (86-69). Había que devolver el golpe lo antes posible. Y se hizo antes del descanso. Fue entonces cuando emergió Carroll. El escolta dibujó otro ejercicio de francotirador infalible: 15 puntos y 18 de valoración. Los azulgranas ni lo vieron. Como tampoco supieron dar relevo a la primera unidad. Y eso lo aprovechó el Real Madrid. Su fondo de armario es más lujoso (y sin estar convocado Rudy), con Tavares y Thompkins (ambos anotaron e intimidaron) como hombres de referencia. El acto se cerró con un parcial demoledor: 31-13. O lo que fue mejor con una canasta de Campazzo -rápido y listo siempre en la dirección de juego- para la hemeroteca. Un triple sobre la bocina desde campo contrario. El Palacio estaba ya en un estado de absoluta ebullición.
De un plumazo se diluyó el efecto Pesic, en su primera comparecencia en Madrid. El balcánico tenía tomado el pulso al Real Madrid (3 victorias contra una derrota, en Europa), salvo cuando los biorritmos se mueven al son de los latidos europeos. Es ahí cuando el Real Madrid se adentra en su zona de confort. Huele la sangre (como un triplista Thompkins) y no esquivó la oportunidad de no sólo mostrar que tanto juego como plantilla (destacó Deck, jugador de equipo) están a unas cuantas leguas de diferencia; también aportó su obsequio al homenaje a Ferrándiz. El Real Madrid jugó con el Barcelona. Le pasó por encima. Los dos siguientes cuartos carecieron de sustancia competitiva, más allá de la brillantez blanca. Europa es territorio del Real Madrid.