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“Defensor soy del libre pensamiento y muera todo aquel que no piense cual yo pienso” ¿Voltaire?

Las izquierdas repudian la democracia. Las calles son su dominio.

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Han sacado un mal resultado en Andalucía y, como es su costumbre, en lugar de asumir lo ocurrido de una forma racional, hacer autocrítica y analizar las causas que han dado lugar a que el partido de Podemos, bajo las siglas de Adelante Andalucía, haya tenido que aceptar que las urnas les hayan sido adversas algo que para los comunistas bolivarianos les resulta imposible de digerir sin reaccionar de una manera agresiva, completamente antidemocrática e insultado a los vencedores como si los votos de los ciudadanos que les han otorgado su confianza no tuvieran el mismo valor de los de aquellos que les han votado a ellos. La reacción inmediata del señor Pablo Iglesias, el líder de Podemos, ha sido la de convocar a sus seguidores para que salgan a las calles a protestar contra “la entrada del fascismo en la Cámara autonómica”, a la vez que han recriminado a aquellos presuntos votantes de su partido de “haberse quedado en casa” en lugar de ir a votar”. Es mucho suponer que la gran abstención del 43% que se produjo en las elecciones pasadas haya sido precisamente de los simpatizantes de Adelante Andalucía cuando es evidente que a quién ha perjudicado más ha sido al PSOE un partido que, pese a haber ganado ha sufrido en su feudo el mayor batacazo de toda su historia en la autonomía andaluza.


Es muy fácil, señor Iglesias, sacar a la calle a cinco o seis mil personas que en una Granada, Málaga pueden ser algo parecido a una multitud y, tratándose de Sevilla, con siete u ocho mil de ser una gran manifestación. Nunca, sin embargo, podrán emular a las casi 400.000 que votaron a VOX y a los más de 3. 7 millones que acudieron a depositar su voto en las urnas en toda Andalucía que son los que han decidido tal y como establece la Constitución los nuevos ocupantes de la Cámara andaluza. Como es evidente las calles, por mucho que pueda resultar espectacular e impactante nunca se ha de tener en cuenta por la facilidad con la que cuentan las izquierdas para movilizar a familias enteras (incluso a los que no puedan votar) para dar la sensación de ser grandes multitudes las que protestas. Pero existe un peligro y es que pueda llegar un momento en el que los directivos de Podemos no puedan controlar a sus huestes asamblearias y a algunos se les crucen los cables excediéndose, agrediendo o incluso causando víctimas y entonces, señores de Podemos, pudiera ser que la reacción del resto de los españoles, más numeroso que ustedes, pudieran decidirse a no tolerar más situaciones semejantes.


Es evidente que ahora, apenas salidos de los locales de votación, los que hayan cosechado resultados que los favorecen, en este caso Ciudadanos, pretendan jugar a aparentar que han sido los ganadores cuando, a pesar de su indudable avance respecto a las elecciones del 2015 (12 escaños más) tengan la tentación de declararse vencedores y pretendan que partidos que han tenido mejores resultados ( si han perdido o ganado escaños no empece a que el número de escaños conseguidos sea el que cuente en realidad) algo que resulta ridículo y, hasta cierto punto, demuestra falta de responsabilidad e intento de cambiar las reglas del juego. Cuando hemos escuchado al señor Villegas, de Ciudadanos, una persona que habitualmente no suele decir disparates, decir que quienes tenían el derecho a presidir la Junta de Andalucía eran ellos en la persona de su candidato el señor Marín, argumentando que ellos habían aumentado 12 escaños y el PP había perdido siete y que, por añadidura la pasada corrupción registrada en el PP les impedía estar legitimados para gobernar como si la operación regenerativa, en la que se eliminaron de la Ejecutiva del partido a todos aquellos que, de una u otra forma, hubieran estado relacionados con los corruptos, no hubiera sido lo suficientemente efectiva para que, los nuevos dirigentes no tuvieran la presunción de honradez y limpieza en su trayectoria personal que los legitimara, como a cualquier otro ciudadano español, a continuar defendiendo el partido creado por el señor Fraga. Ridícula la pretensión esbozada por el señor Villegas paliada, seguramente, por seguir la línea que, por otra parte suele ser habitual en el señor Albert Rivera, de ir dando saltos de un lado para el otro intentando siempre estar situado del lado, derecha o izquierda, que en cada ocasión estima que es el que más le favorecerá, sin tener en cuenta a quienes de sus presuntos aliados, pueda dejar varado en las cunetas del camino político. El señor Villegas respondió cuando se le preguntó por la responsabilidad de cada uno de los tres partido, el PP, Ciudadanos o VOX, de dejar de aprovechar la ocasión de unirse para desbancar, después de 36 años de dominio socialista en Andalucía, a los actuales gobernantes, salió por la tangente achacándoles a los dos partidos restantes y al propio PSOE la responsabilidad de no haberles apoyado a Ciudadanos para presidir el futuro nuevo gobierno andaluz.


Es evidente que, si hubiera alguien que saldría tocado, gravemente tocado en sus aspiraciones a obtener un buen resultados en las autonómicas y municipales del mes de mayo del 2019, sería Ciudadanos si, por engallarse en obtener la presidencia o negarse a colaborar con VOX, Capítulo aparte dejase pasar la ocasión, posiblemente única, de hacerse con la autonomía andaluza para derrotar a los que han estado al frente de Andalucía los años suficientes para crear un clientelismo en todas las instituciones públicas que han pasado a dominar.


Capítulo aparte merecen las consecuencias que se puedan derivar para el señor P.Sánchez, sus ministros y toda la camarilla de los que lo sostienen en el liderato, sin que se libren de la responsabilidad que, en este tema, les corresponde a todos los llamados “barones” que han estado callados viendo como su jefe de filas entregaba o hacia amago de hacerlo, España a los soberanistas catalanes, para conseguir mantener su apoyo en el Congreso de Diputados. Es evidente que habrá un antes y un después que va a coincidir con el antes y después de las elecciones Andaluzas. De una postura chulesca, de presumir de mayorías (que se ha demostrado que nada más están en su cerebro) y de encuestas del CIS que lo situaban un montón de puntos por encima de sus presuntos rivales (era evidente que se cocinaban, de la mano del señor Félix Tezanos, datos presentados de forma que fueran favorables al PSOE) el PP y Ciudadanos, a la vuelta de la tortilla, después de los comicios andaluces, en los que se ha demostrado que su partido siguen en franca caída y en su propio feuda, Andalucía, en el que nunca, o casi nunca, había sido descabalgado del poder.


Por mucho que ahora quieran desconectar los resultados de Andalucía respecto a los de las elecciones de Mayo y, si es que llegan, las del 2020, es obvio que la ciudadanía ya ha tomado nota del gran bluf perpetrado por el gobierno propagandístico creado por P.Sánchez para que tuviera entretenida a la ciudadanía con cuentos sobre los grandes proyectos, a modo de cuentas del Gran Capitán, que la demagogia de todos sus ministros intentaban hacer creer a los incautos que seguían confiando en ellos. Todavía no tienen aprobados los PGE del 2019 ni trazas de que ello vaya a ocurrir en breve; lo de la exhumación de los restos del general Franco que habían presentado como algo inmediato, ahora parece que deberá esperar un tiempo porque el TS parece que ha aceptado una demanda presentada por la familia de Franco); la señora Delgado ha pretendido descalificar como extremistas a los de VOX argumentando que serían el único partido del arco parlamentario que se “oponían a la Constitución” algo que ha confundido con su desacuerdo con algunos de los contenidos de la Carta Magna como, por ejemplo, el Título de las autonomías. Se olvida la señora ministra que somos muchos los que qusiéramos que el tema de las autonomías ( nefasto para la unidad de España) hubiera sido modificado desde hace tiempo. Ello no significa que no cumplamos, nos guste o no, con los preceptos constitucionales. En cambio se olvida la señora Salgado que en Cataluña sí se oponen frontalmente a cumplir con la Constitución española, lo mismo que desprecian las sentencias de los tribunales, el TC y el TS, por ejemplo y se permiten hacer declaraciones en el propio Parlamento catalán que ponen en cuestión a la persona del Jefe del Estado español ¿Estos partidos que si están representados en nuestro Congreso de Diputados no actúan en contra de la Constitución o son, simplemente, imaginaciones de aquellos que seguimos la política día a día? La campaña iniciada contra VOX así como la pretensión de hacerle el vacío legal, aunque se limite a manifestaciones impropias y evidentemente cargadas de errores, no tienen fundamento alguno ya que, como ocurre en el caso de Podemos que sigue en sus intentos de acabar con la monarquía constitucional (algo que sigue estando en la vigente Constitución ) sin que ninguno de los ministros se haya escandalizado o acusado a Podemos de ser un peligro para la democracia española, a pesar de que, sin duda alguna, sí lo es.


ES evidente que durante los días y meses venideros vamos a tener ocasión de ver el desarrollo de los acontecimiento y, con toda seguridad van a producir situaciones kafkianas que nos van a poner los vellos de punta pero, sea lo que fuere, nuestra esperanza está puesta a que esta ventura andaluza acabe con la expulsión de los socialistas del poder en un feudo que tradicionalmente ha estado en sus manos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, tenemos como antecedente la facilidad con la que las derechas son capaces de pegarse un tiro en el pie cuando tienen ocasión de ganar una carrera que, aparentemente, se presenta fácil. Esperemos que, en esta ocasión, alguna de las “travesuras” políticas del señor Rivera no nos proporcione una decepción que, indudablemente, sería difícil de digerir por aquellos ciudadanos, seguramente muchos millones, que hemos estado esperando pacientemente que llegara este momento de que el PSOE sufriera un serio revés. Sería un grave pecado desperdiciar la oportunidad.

Las izquierdas repudian la democracia. Las calles son su dominio.

“Defensor soy del libre pensamiento y muera todo aquel que no piense cual yo pienso” ¿Voltaire?
Miguel Massanet
miércoles, 5 de diciembre de 2018, 00:01 h (CET)

Han sacado un mal resultado en Andalucía y, como es su costumbre, en lugar de asumir lo ocurrido de una forma racional, hacer autocrítica y analizar las causas que han dado lugar a que el partido de Podemos, bajo las siglas de Adelante Andalucía, haya tenido que aceptar que las urnas les hayan sido adversas algo que para los comunistas bolivarianos les resulta imposible de digerir sin reaccionar de una manera agresiva, completamente antidemocrática e insultado a los vencedores como si los votos de los ciudadanos que les han otorgado su confianza no tuvieran el mismo valor de los de aquellos que les han votado a ellos. La reacción inmediata del señor Pablo Iglesias, el líder de Podemos, ha sido la de convocar a sus seguidores para que salgan a las calles a protestar contra “la entrada del fascismo en la Cámara autonómica”, a la vez que han recriminado a aquellos presuntos votantes de su partido de “haberse quedado en casa” en lugar de ir a votar”. Es mucho suponer que la gran abstención del 43% que se produjo en las elecciones pasadas haya sido precisamente de los simpatizantes de Adelante Andalucía cuando es evidente que a quién ha perjudicado más ha sido al PSOE un partido que, pese a haber ganado ha sufrido en su feudo el mayor batacazo de toda su historia en la autonomía andaluza.


Es muy fácil, señor Iglesias, sacar a la calle a cinco o seis mil personas que en una Granada, Málaga pueden ser algo parecido a una multitud y, tratándose de Sevilla, con siete u ocho mil de ser una gran manifestación. Nunca, sin embargo, podrán emular a las casi 400.000 que votaron a VOX y a los más de 3. 7 millones que acudieron a depositar su voto en las urnas en toda Andalucía que son los que han decidido tal y como establece la Constitución los nuevos ocupantes de la Cámara andaluza. Como es evidente las calles, por mucho que pueda resultar espectacular e impactante nunca se ha de tener en cuenta por la facilidad con la que cuentan las izquierdas para movilizar a familias enteras (incluso a los que no puedan votar) para dar la sensación de ser grandes multitudes las que protestas. Pero existe un peligro y es que pueda llegar un momento en el que los directivos de Podemos no puedan controlar a sus huestes asamblearias y a algunos se les crucen los cables excediéndose, agrediendo o incluso causando víctimas y entonces, señores de Podemos, pudiera ser que la reacción del resto de los españoles, más numeroso que ustedes, pudieran decidirse a no tolerar más situaciones semejantes.


Es evidente que ahora, apenas salidos de los locales de votación, los que hayan cosechado resultados que los favorecen, en este caso Ciudadanos, pretendan jugar a aparentar que han sido los ganadores cuando, a pesar de su indudable avance respecto a las elecciones del 2015 (12 escaños más) tengan la tentación de declararse vencedores y pretendan que partidos que han tenido mejores resultados ( si han perdido o ganado escaños no empece a que el número de escaños conseguidos sea el que cuente en realidad) algo que resulta ridículo y, hasta cierto punto, demuestra falta de responsabilidad e intento de cambiar las reglas del juego. Cuando hemos escuchado al señor Villegas, de Ciudadanos, una persona que habitualmente no suele decir disparates, decir que quienes tenían el derecho a presidir la Junta de Andalucía eran ellos en la persona de su candidato el señor Marín, argumentando que ellos habían aumentado 12 escaños y el PP había perdido siete y que, por añadidura la pasada corrupción registrada en el PP les impedía estar legitimados para gobernar como si la operación regenerativa, en la que se eliminaron de la Ejecutiva del partido a todos aquellos que, de una u otra forma, hubieran estado relacionados con los corruptos, no hubiera sido lo suficientemente efectiva para que, los nuevos dirigentes no tuvieran la presunción de honradez y limpieza en su trayectoria personal que los legitimara, como a cualquier otro ciudadano español, a continuar defendiendo el partido creado por el señor Fraga. Ridícula la pretensión esbozada por el señor Villegas paliada, seguramente, por seguir la línea que, por otra parte suele ser habitual en el señor Albert Rivera, de ir dando saltos de un lado para el otro intentando siempre estar situado del lado, derecha o izquierda, que en cada ocasión estima que es el que más le favorecerá, sin tener en cuenta a quienes de sus presuntos aliados, pueda dejar varado en las cunetas del camino político. El señor Villegas respondió cuando se le preguntó por la responsabilidad de cada uno de los tres partido, el PP, Ciudadanos o VOX, de dejar de aprovechar la ocasión de unirse para desbancar, después de 36 años de dominio socialista en Andalucía, a los actuales gobernantes, salió por la tangente achacándoles a los dos partidos restantes y al propio PSOE la responsabilidad de no haberles apoyado a Ciudadanos para presidir el futuro nuevo gobierno andaluz.


Es evidente que, si hubiera alguien que saldría tocado, gravemente tocado en sus aspiraciones a obtener un buen resultados en las autonómicas y municipales del mes de mayo del 2019, sería Ciudadanos si, por engallarse en obtener la presidencia o negarse a colaborar con VOX, Capítulo aparte dejase pasar la ocasión, posiblemente única, de hacerse con la autonomía andaluza para derrotar a los que han estado al frente de Andalucía los años suficientes para crear un clientelismo en todas las instituciones públicas que han pasado a dominar.


Capítulo aparte merecen las consecuencias que se puedan derivar para el señor P.Sánchez, sus ministros y toda la camarilla de los que lo sostienen en el liderato, sin que se libren de la responsabilidad que, en este tema, les corresponde a todos los llamados “barones” que han estado callados viendo como su jefe de filas entregaba o hacia amago de hacerlo, España a los soberanistas catalanes, para conseguir mantener su apoyo en el Congreso de Diputados. Es evidente que habrá un antes y un después que va a coincidir con el antes y después de las elecciones Andaluzas. De una postura chulesca, de presumir de mayorías (que se ha demostrado que nada más están en su cerebro) y de encuestas del CIS que lo situaban un montón de puntos por encima de sus presuntos rivales (era evidente que se cocinaban, de la mano del señor Félix Tezanos, datos presentados de forma que fueran favorables al PSOE) el PP y Ciudadanos, a la vuelta de la tortilla, después de los comicios andaluces, en los que se ha demostrado que su partido siguen en franca caída y en su propio feuda, Andalucía, en el que nunca, o casi nunca, había sido descabalgado del poder.


Por mucho que ahora quieran desconectar los resultados de Andalucía respecto a los de las elecciones de Mayo y, si es que llegan, las del 2020, es obvio que la ciudadanía ya ha tomado nota del gran bluf perpetrado por el gobierno propagandístico creado por P.Sánchez para que tuviera entretenida a la ciudadanía con cuentos sobre los grandes proyectos, a modo de cuentas del Gran Capitán, que la demagogia de todos sus ministros intentaban hacer creer a los incautos que seguían confiando en ellos. Todavía no tienen aprobados los PGE del 2019 ni trazas de que ello vaya a ocurrir en breve; lo de la exhumación de los restos del general Franco que habían presentado como algo inmediato, ahora parece que deberá esperar un tiempo porque el TS parece que ha aceptado una demanda presentada por la familia de Franco); la señora Delgado ha pretendido descalificar como extremistas a los de VOX argumentando que serían el único partido del arco parlamentario que se “oponían a la Constitución” algo que ha confundido con su desacuerdo con algunos de los contenidos de la Carta Magna como, por ejemplo, el Título de las autonomías. Se olvida la señora ministra que somos muchos los que qusiéramos que el tema de las autonomías ( nefasto para la unidad de España) hubiera sido modificado desde hace tiempo. Ello no significa que no cumplamos, nos guste o no, con los preceptos constitucionales. En cambio se olvida la señora Salgado que en Cataluña sí se oponen frontalmente a cumplir con la Constitución española, lo mismo que desprecian las sentencias de los tribunales, el TC y el TS, por ejemplo y se permiten hacer declaraciones en el propio Parlamento catalán que ponen en cuestión a la persona del Jefe del Estado español ¿Estos partidos que si están representados en nuestro Congreso de Diputados no actúan en contra de la Constitución o son, simplemente, imaginaciones de aquellos que seguimos la política día a día? La campaña iniciada contra VOX así como la pretensión de hacerle el vacío legal, aunque se limite a manifestaciones impropias y evidentemente cargadas de errores, no tienen fundamento alguno ya que, como ocurre en el caso de Podemos que sigue en sus intentos de acabar con la monarquía constitucional (algo que sigue estando en la vigente Constitución ) sin que ninguno de los ministros se haya escandalizado o acusado a Podemos de ser un peligro para la democracia española, a pesar de que, sin duda alguna, sí lo es.


ES evidente que durante los días y meses venideros vamos a tener ocasión de ver el desarrollo de los acontecimiento y, con toda seguridad van a producir situaciones kafkianas que nos van a poner los vellos de punta pero, sea lo que fuere, nuestra esperanza está puesta a que esta ventura andaluza acabe con la expulsión de los socialistas del poder en un feudo que tradicionalmente ha estado en sus manos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, tenemos como antecedente la facilidad con la que las derechas son capaces de pegarse un tiro en el pie cuando tienen ocasión de ganar una carrera que, aparentemente, se presenta fácil. Esperemos que, en esta ocasión, alguna de las “travesuras” políticas del señor Rivera no nos proporcione una decepción que, indudablemente, sería difícil de digerir por aquellos ciudadanos, seguramente muchos millones, que hemos estado esperando pacientemente que llegara este momento de que el PSOE sufriera un serio revés. Sería un grave pecado desperdiciar la oportunidad.

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