La verdad está en un lugar. En donde hay muchos tipos de árboles. En donde hay infinidad de obras de arte. En donde hay diferentes clases de aves. En donde se puede pasear, recapacitar, reconciliarte, perdonar, solidarizarte, recordar… Es un lugar lleno de flores, de trinos, de maullidos.
Es un lugar de todos y para todos. Es un lugar alto, es un lugar bajo, es un lugar ancho. Es un lugar en donde se comprende mejor lo que significa el valor de la ciudadanía. Es un lugar en donde te puedes cruzar con personajes ilustres en el camino, ¿por qué no? Pero no es de esto de lo que quiero hablar hoy. Hoy quiero hablar de la verdad. La verdad está allí, ¿quizá por eso nos sentimos incómodos? ¿Quizá por eso eludimos hablar de ella? Es un tema para el que hay que estar preparado, ser sincero, sensible, cercanos, claros, pacientes, tranquilizadores con los niños. Sí, estoy hablando de nuestro cementerio, estoy hablando del mayor tabú que existe.
El sábado pasado, Dña. Blanca Blasco Nogués, me invitó a tomar un cursillo de guías de las rutas culturales del Cementerio de Torrero que impartía ella misma. Era tal su entusiasmo, era tal su entrega, que todos los asistentes salimos encantados de las maravillas que contiene este lugar. He invito a todo el mundo a que estén alertas para la próxima vez vez que se convoque este mismo cursillo. Muchas gracias, Blanca, por darme a conocer esta verdad.
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