No sé si algo así sucedería en épocas pasadas, pero en la actualidad son bien patentes los intentos para hacernos circular al mayor número posible de individuos por las mismas trochas. A partir de dicha actitud, suelen rechazarse las posturas intermedias, no digamos las discordantes. O estas con nosotros o eres de los contrarios, feminista o machista, independentista o españolista. Por eso, si asumimos algunos matices diferenciados, sean de cualquiera de las vertientes polarizadas, dado que nunca serán homogéneas, corramos a situarnos como OBJETORES, porque no nos lo van a tolerar. A poco que intentemos ejercer con un pensamiento libre, deberemos considerarnos exiliados de dichos ambientes crispados e intolerantes.
No planteo ninguna rareza, es lo habitual en el desarrollo de las culturas del momento. En el mundo, pero veamos en España, los EJEMPLOS nos encienden los ánimos por aquello de la cercanía. En el viaje desde tierras andaluzas a las catalanas, Galicia, País Vasco, Castilla o Valencia; los razonamientos particulares, por muy elaborados o investigados que los tengamos, provocan en los empoderados de cada sitio una gama de respuestas bien preparada, desde el silenciamiento despectivo, hasta los impedimentos de peor calaña. Las experiencias caen como un goteo bien conocido por el gran público. Son actuaciones que repercuten en diversos sectores, empleo, información, educación; entre ventajistas y perjudicados.
Es muy complejo el tema de la LENGUA, sus vertientes implican a las actitudes de las personas. Partiendo de la lengua materna, las circunstancias ambientales son determinantes, pero también las cualidades individuales, sus preferencias, ideas o estilo. El argot profesional es un testimonio de las influencias circunstanciales. El dinamismo de las ocupaciones cotidianas modela de manera incesante tanto la mentalidad expresiva de la gente como la realidad práctica de las palabras empleadas, el tono de los hablantes y la verdadera comunicación entre las personas. Otro asunto será si esas experiencias son espontáneas o dirigidas de manera prepotente por los gestores de turno.
Como en otros asuntos, sucede con el núcleo idiomático personal, recalquemos que forma parte de un sentimiento ligado a la intimidad, esos fondos inaccesibles para los demás. Planea la objeción contra aquellos DICTAMENES sociales condicionantes de la práctica lingüística por parte de quienes pretenden la utilización de la lengua como arma manipuladora bajo intereses aviesos, son evidentes las insuficiencias de sus argumentos justificativos. Repugna la contemplación de las actitudes dedicadas a enturbiar la comunicación por encima de las dificultades ya existentes por vía natural. El brillo y esplendor de la lengua no admite componendas ridículas; que sí son utilizadas por enturbiadores. La tecnología nos aporta soluciones casi mágicas, próximas a las realidades soñadas, sin las limitaciones primarias; pero con las exigencias de carácter fáustico de hacernos desaparecer como personas autónomas, al someternos a sus servidumbres. El dibujo de la realidad acaba siendo artificioso, presuntuoso y en su mayor parte falso. Porque la IMAGEN mostrada es apenas un idicio. No refleja mi autenticidad ni el contenido circundante. Mujeres, hombres, criterios o enigmas, no son reductibles a unas escuetas figuras; su proyección verdadera es polifacética, plena de conexiones y cambios. Necesitamos planteamientos francos y radicales de otro calado, que todavía no atisbamos en el horizonte.
A estas alturas del recorrido, hemos comprobado de manera reiterativa, que la aparición de mostruos es incesante. Por idiotez, estupidez, necedad o falta de razón, según los matices adoptados por cada caso. Por excesivos razonamientos en una subida progresiva de peldaños, desde el engreimiento, la sensación falseada de empoderamiento, los delirios de grandeza. Como si la razón y la cota disponible de libertad sólo sirvieran para prescindir de sus efectos saludables o para dedicarnos a una carrera desbocada hacia la exploración de las maquinaciones perversas. Nos acucia la necesidad de una mayor respuesta , enérgica, para la recuperación de la PRUDENCIA, desde las escuelas al resto de la sociedad.
Como decía al principio, los simplismos adoptados por las movidas imperantes en un momento dado, nos abocan desde sus impulsos a comportamientos ABSURDOS, por muy aplaudidos que sean. Entre los que alardean de apoyo al feminismo, conocemos agrupaciones colaboradoras con gobiernos islamismtas, que ya me dirán de su consideración con las mujeres. Surgen manifestaciones artísticas del empellón y lo grotesco, con pretensiones de ser lo más avanzado en el arte. Siendo así que si algo tiene el arte es la ausencia de códigos y lo inasible de sus definiciones. De tales absurdos refulgen las objeciones contra los proclamadores de absolutos. Por fortuna, las carencias generales mantienen abiertos los horizontes.
Mucho podríamos hablar de la manera de expresarse las protestas, si la más enérgica es la más eficaz, si las razones o las actitudes; sobre todo si tomamos en cuenta las repercusiones en el clima social. Quintiliano dijo de la estimulante ironía, que facilitaba la tendencia al odio ambiental, lo provocaba; mientras el reproche silencioso generaba menos acritud. También, que nos hacíamos más odiosos con el desprecio activo. Bien están las apreciaciones, aunque convendremos en las dificultades del ciudadano corriente para la adopción de OBJECIONES eficaces en las complejas tramas interpuestas por la sociedad en pleno siglo XXI. El reto es notable, plantea la disyuntiva insoslayable, sometimiento o la objeción necesaria.
Hace ya tiempo que le doy vueltas a mi valoración del conocimiento, y como consecuencia de varias apreciaciones, elegí el mejor método para desvelar la entidad, la calidad, de las personas y también de los organismos colectivos. El método es sencillo, es suficiente con observarlos, escucharlos, si no están cerrados, para ver como afrontan las INCÓGNITAS, si al menos las conocen y se dirigen a resolverlas. O por el contrario, lo que suele ser habitual, su engreimiento no les deja hueco para tal cosa, creyéndose en posesión absoluta del saber, con el consiguiente trato displicente hacia todo lo demás. De los sabiondos orgullosos y vacíos no podemos esperar demasiado; se desentienden de las incógnitas. De sus raíces y de los afectados.
De tantos arrebatos organizativos como estamos acostumbrados a contemplar y sentir su peso sobre nuestras espaldas; no parece existir la salida reconfortante del laberinto, si acaso penetramos en nuevos trazados con peores enredos. Juzguemos si nos sentimos mejor informados con las directrices mediáticas actuales, de redes, periódicos, televisiones; si mejora la consideración del ciudadano desde las tramoyas políticas; si el sentido religioso debe brotar de la intimidad o caer en goteo continuo desde los ámbitos de una superioridad menesterosa. Junto a las éticas, moral, sufrimientos, inmigración, normativas legales; configuran unos rumbos azaroso abocados a las objeciones encaradas a una reordenación de las miradas, hacia OTRAS MANERAS de plantear los proyectos con menor prepotencia aniquiladora.
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