Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Opus Dei | Religión
Ellos creían que pertenecen a la prelatura del Opus Dei. Pues no

Opus Dei: Comentario crítico a una carta (IV)

|

A la vuelta del tiempo, (el Opus Dei) ha terminado siendo algo totalmente distinto a lo que pudo y debió ser, desde el punto de vista jurídico: una organización de curas, la prelatura, con un "longa manus", el Opus Dei en donde los laicos son pastoreados por los sacerdotes, organizados monárquicamente como una congregación religiosa masculina).


Veíamos ayer algo que habrá resultado sorprendente a la mayoría de los miembros del Opus Dei. Ellos creían que pertenecen a la prelatura del Opus Dei. Pues no.


Abundando más en lo que decíamos ayer, podemos citar el artículo 125 de los estatutos del Opus Dei, que en su punto 1 dice así: "El gobierno de la Prelatura corresponde al Prelado, que es ayudado por sus Vicarios y Consejos de acuerdo con las normas de derecho universal y de este Código".


O sea, que el gobierno en el Opus Dei es unipersonal, y no colegiado, como tantas veces pregonó san Josemaría. Los vicarios y consejos ayudan, pero no gobiernan en colegialidad. Huelga decir que los vicarios son siempre sacerdotes, pues estamos hablando de una organización clerical en la que no cabe quien no haya recibido las sagradas órdenes.

Pero donde más claro se ve la no-pertenencia de los laicos a la prelatura es en el punto 2 de dicho artículo 125, que dice textualmente así: "La potestad de régimen de que goza el Prelado es plena, tanto en el fuero externo como en el interno, sobre los sacerdotes incardinados en la Prelatura; sobre los laicos incorporados a la Prelatura esta potestad se extiende sólo a cuanto se refiere a la misión peculiar de la misma Prelatura".


Y en el número 4 del mismo artículo 125 se dice esto: "Bajo la denominación de Ordinarios de la Prelatura en derecho se entienden y lo son el Prelado, así como quienes en ella gozan de potestad general ejecutiva ordinaria, es decir los Vicarios constituidos para el gobierno tanto general como regional".


Estas expresiones vienen a decir, en lenguaje llano, que el prelado del Opus Dei puede mandar de todo y sobre todo (fuero externo e interno) a los sacerdotes, pero no a los laicos; a estos solo en lo relativo a la misión peculiar de la prelatura, lo cual se entiende que abarca solo al fin pastoral, que es de fuero externo.


Esto es una clara manifestación indicativa de quien pertenece y quien no pertenece a la prelatura del Opus Dei, por mucho adorno, imprecisiones o polisemias que se lleven a cabo en el lenguaje que normalmente se utiliza desde el Opus Dei.


Otra manifestación de gobierno monárquico en la prelatura del Opus Dei se observa en el artículo 129, en el que se pueden ver las casi absolutas prerrogativas del prelado en la administración de los bienes económicos y materiales de la prelatura.


Resumiendo: Que el Opus Dei es un término que tiene, a nivel de calle, amplio significado, en el que se engloban confusamente laicos y sacerdotes, hombres y mujeres. Pero JURIDICAMENTE, lo que se denomina "prelatura de la Santa Cruz", es una organización clerical que no llega a dos mil sacerdotes.


Por supuesto que, al igual que otras entidades clericales (jesuitas, franciscanos, dominicos, etc.), tiene inseparablemente aneja una asociación de laicos que viven esa misma espiritualidad.


Por eso, se llama "Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei". Esa "y", conjunción copulativa, indica que ahí hay dos cosas, unidas, pero dos cosas diferentes, una de ellas, la prelatura de la Santa Cruz, y otra, el Opus Dei, vivificado por los sacerdotes de esa prelatura, formado por laicos, los cuales, jurídicamente son una asociación, como se deja ver en el articulo 132.1 de los Estatutos, que dice textualmente lo siguiente: "Conviene que el Prelado —que, como preside con autoridad a los fieles encomendados a su cuidado, puede denominarse también Presidente General— destaque también sobre los demás en virtudes y cualidades, principalmente en aquéllas que son propias del Opus Dei y en las que son consecuencia de su espíritu".


Evidentemente, en la medida en que el prelado "preside" a alguien, es "presidente" de esa asociación, además de "prelado" de la prelatura.


En esta misma línea, el vicario regional del Opus Dei en cada país se llama también "consiliario", lo cual indica claramente que la relación de los laicos con la prelatura es de carácter asociativo, y en cada país hay un consiliario de esa asociación (artículo 151.1 de los Estatutos).


El prelado es el que gobierna. Los vicarios siempre son sacerdotes, nunca laicos. Hay que reconocer que la cooperación orgánica de los laicos con la organización clerical que es la prelatura de la Santa Cruz, es amplia. Pero el gobierno está siempre en manos de los miembros de la prelatura, esto es, de los clérigos de la misma, como no podía ser de otro modo.


Si nos ponemos a ver el papel de la mujer en el Opus Dei, la cooperación orgánica es todavía menor, ya que en el artículo 130.2 queda patentemente claro que las mujeres no pueden pertenecer al Congreso General de la asociación Opus Dei, aunque pertenezcan a la misma. Para ser congresista es imprescindible ser varón.


Podrá preguntarse el lector qué tienen que ver todas estas digresiones con la idea de que el Opus Dei tiene una profunda crisis institucional.


La respuesta es muy sencilla: El Opus Dei es fruto de un carisma. Sin embargo, debido a la cerrazón y a la bajísima formación jurídica del fundador, así como al fanatismo de su primer sucesor, Álvaro del Portillo, el Opus Dei ha llegado a tener una forma jurídica anacrónica, distinta de la que inicialmente pudo tener, pues el carisma inicial era el de promover la santidad y el apostolado personal de los cristianos en medio del mundo, a través del trabajo profesional ordinario. Lo lógico es que la forma jurídica de una entidad así reuniera juntos a sacerdotes y laicos en pie de igualdad. Esto ya fue denunciado por los obispos españoles en 1982.


Sin embargo, a la vuelta del tiempo, ha terminado siendo algo totalmente distinto a lo que pudo y debió ser, desde el punto de vista jurídico: una organización de curas, la prelatura, con un "longa manus", el Opus Dei en donde los laicos son pastoreados por los sacerdotes, organizados monárquicamente como una congregación religiosa masculina. Y todo ello, dentro de un "quiero y no puedo", es decir, quedando fuera de la estructura jerárquica de la Iglesia. Menos mal que un engendro así permanece fuera de la jerarquía institucional de la Iglesia, menos mal.


A mi modo de ver, esto es, por otra parte, el fracaso más absoluto del Opus Dei. El prelado y su consejo saben perfectamente que esta incongruencia institucional en la misma esencia del Opus Dei es su propia ruina porque esto les viene llevando a una huída hacia adelante desde hace muchos años que les está metiendo en un callejón sin salida cada vez más profundo, con constantes contradicciones en el día a día, en el gobierno institucional, en las relaciones con la Santa Sede, en la propia vida de sus miembros, etc.


La consecuencia más dramática de todo esto es que desde hace muchísimos años el Opus Dei dice institucionalmente lo contrario de lo que vive en el día a día. Está sumido en una hipocresía institucional de la que no sabe o no quiere salir, la cual es imposible de ocultar en los tiempos de Internet. El problema del Opus Dei es que este permanente ocultamiento de su verdad, le lleva a ser, de hecho, una secta dentro de la Iglesia Católica, como abiertamente ha denunciado el Papa actual.


Como puede verse, esto ya toca el tema de la libertad, objeto de la carta del prelado Ocáriz de 9 de enero pasado, en la medida en que esas incoherencias y anacronismos institucionales repercuten en la misma vida personal de sus miembros.. Pero dejemos esto para la siguiente entrega. 

Opus Dei: Comentario crítico a una carta (IV)

Ellos creían que pertenecen a la prelatura del Opus Dei. Pues no
Antonio Moya Somolinos
domingo, 10 de junio de 2018, 12:19 h (CET)

A la vuelta del tiempo, (el Opus Dei) ha terminado siendo algo totalmente distinto a lo que pudo y debió ser, desde el punto de vista jurídico: una organización de curas, la prelatura, con un "longa manus", el Opus Dei en donde los laicos son pastoreados por los sacerdotes, organizados monárquicamente como una congregación religiosa masculina).


Veíamos ayer algo que habrá resultado sorprendente a la mayoría de los miembros del Opus Dei. Ellos creían que pertenecen a la prelatura del Opus Dei. Pues no.


Abundando más en lo que decíamos ayer, podemos citar el artículo 125 de los estatutos del Opus Dei, que en su punto 1 dice así: "El gobierno de la Prelatura corresponde al Prelado, que es ayudado por sus Vicarios y Consejos de acuerdo con las normas de derecho universal y de este Código".


O sea, que el gobierno en el Opus Dei es unipersonal, y no colegiado, como tantas veces pregonó san Josemaría. Los vicarios y consejos ayudan, pero no gobiernan en colegialidad. Huelga decir que los vicarios son siempre sacerdotes, pues estamos hablando de una organización clerical en la que no cabe quien no haya recibido las sagradas órdenes.

Pero donde más claro se ve la no-pertenencia de los laicos a la prelatura es en el punto 2 de dicho artículo 125, que dice textualmente así: "La potestad de régimen de que goza el Prelado es plena, tanto en el fuero externo como en el interno, sobre los sacerdotes incardinados en la Prelatura; sobre los laicos incorporados a la Prelatura esta potestad se extiende sólo a cuanto se refiere a la misión peculiar de la misma Prelatura".


Y en el número 4 del mismo artículo 125 se dice esto: "Bajo la denominación de Ordinarios de la Prelatura en derecho se entienden y lo son el Prelado, así como quienes en ella gozan de potestad general ejecutiva ordinaria, es decir los Vicarios constituidos para el gobierno tanto general como regional".


Estas expresiones vienen a decir, en lenguaje llano, que el prelado del Opus Dei puede mandar de todo y sobre todo (fuero externo e interno) a los sacerdotes, pero no a los laicos; a estos solo en lo relativo a la misión peculiar de la prelatura, lo cual se entiende que abarca solo al fin pastoral, que es de fuero externo.


Esto es una clara manifestación indicativa de quien pertenece y quien no pertenece a la prelatura del Opus Dei, por mucho adorno, imprecisiones o polisemias que se lleven a cabo en el lenguaje que normalmente se utiliza desde el Opus Dei.


Otra manifestación de gobierno monárquico en la prelatura del Opus Dei se observa en el artículo 129, en el que se pueden ver las casi absolutas prerrogativas del prelado en la administración de los bienes económicos y materiales de la prelatura.


Resumiendo: Que el Opus Dei es un término que tiene, a nivel de calle, amplio significado, en el que se engloban confusamente laicos y sacerdotes, hombres y mujeres. Pero JURIDICAMENTE, lo que se denomina "prelatura de la Santa Cruz", es una organización clerical que no llega a dos mil sacerdotes.


Por supuesto que, al igual que otras entidades clericales (jesuitas, franciscanos, dominicos, etc.), tiene inseparablemente aneja una asociación de laicos que viven esa misma espiritualidad.


Por eso, se llama "Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei". Esa "y", conjunción copulativa, indica que ahí hay dos cosas, unidas, pero dos cosas diferentes, una de ellas, la prelatura de la Santa Cruz, y otra, el Opus Dei, vivificado por los sacerdotes de esa prelatura, formado por laicos, los cuales, jurídicamente son una asociación, como se deja ver en el articulo 132.1 de los Estatutos, que dice textualmente lo siguiente: "Conviene que el Prelado —que, como preside con autoridad a los fieles encomendados a su cuidado, puede denominarse también Presidente General— destaque también sobre los demás en virtudes y cualidades, principalmente en aquéllas que son propias del Opus Dei y en las que son consecuencia de su espíritu".


Evidentemente, en la medida en que el prelado "preside" a alguien, es "presidente" de esa asociación, además de "prelado" de la prelatura.


En esta misma línea, el vicario regional del Opus Dei en cada país se llama también "consiliario", lo cual indica claramente que la relación de los laicos con la prelatura es de carácter asociativo, y en cada país hay un consiliario de esa asociación (artículo 151.1 de los Estatutos).


El prelado es el que gobierna. Los vicarios siempre son sacerdotes, nunca laicos. Hay que reconocer que la cooperación orgánica de los laicos con la organización clerical que es la prelatura de la Santa Cruz, es amplia. Pero el gobierno está siempre en manos de los miembros de la prelatura, esto es, de los clérigos de la misma, como no podía ser de otro modo.


Si nos ponemos a ver el papel de la mujer en el Opus Dei, la cooperación orgánica es todavía menor, ya que en el artículo 130.2 queda patentemente claro que las mujeres no pueden pertenecer al Congreso General de la asociación Opus Dei, aunque pertenezcan a la misma. Para ser congresista es imprescindible ser varón.


Podrá preguntarse el lector qué tienen que ver todas estas digresiones con la idea de que el Opus Dei tiene una profunda crisis institucional.


La respuesta es muy sencilla: El Opus Dei es fruto de un carisma. Sin embargo, debido a la cerrazón y a la bajísima formación jurídica del fundador, así como al fanatismo de su primer sucesor, Álvaro del Portillo, el Opus Dei ha llegado a tener una forma jurídica anacrónica, distinta de la que inicialmente pudo tener, pues el carisma inicial era el de promover la santidad y el apostolado personal de los cristianos en medio del mundo, a través del trabajo profesional ordinario. Lo lógico es que la forma jurídica de una entidad así reuniera juntos a sacerdotes y laicos en pie de igualdad. Esto ya fue denunciado por los obispos españoles en 1982.


Sin embargo, a la vuelta del tiempo, ha terminado siendo algo totalmente distinto a lo que pudo y debió ser, desde el punto de vista jurídico: una organización de curas, la prelatura, con un "longa manus", el Opus Dei en donde los laicos son pastoreados por los sacerdotes, organizados monárquicamente como una congregación religiosa masculina. Y todo ello, dentro de un "quiero y no puedo", es decir, quedando fuera de la estructura jerárquica de la Iglesia. Menos mal que un engendro así permanece fuera de la jerarquía institucional de la Iglesia, menos mal.


A mi modo de ver, esto es, por otra parte, el fracaso más absoluto del Opus Dei. El prelado y su consejo saben perfectamente que esta incongruencia institucional en la misma esencia del Opus Dei es su propia ruina porque esto les viene llevando a una huída hacia adelante desde hace muchos años que les está metiendo en un callejón sin salida cada vez más profundo, con constantes contradicciones en el día a día, en el gobierno institucional, en las relaciones con la Santa Sede, en la propia vida de sus miembros, etc.


La consecuencia más dramática de todo esto es que desde hace muchísimos años el Opus Dei dice institucionalmente lo contrario de lo que vive en el día a día. Está sumido en una hipocresía institucional de la que no sabe o no quiere salir, la cual es imposible de ocultar en los tiempos de Internet. El problema del Opus Dei es que este permanente ocultamiento de su verdad, le lleva a ser, de hecho, una secta dentro de la Iglesia Católica, como abiertamente ha denunciado el Papa actual.


Como puede verse, esto ya toca el tema de la libertad, objeto de la carta del prelado Ocáriz de 9 de enero pasado, en la medida en que esas incoherencias y anacronismos institucionales repercuten en la misma vida personal de sus miembros.. Pero dejemos esto para la siguiente entrega. 

Noticias relacionadas

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto