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Opus Dei: Comentario crítico a una carta (I) | |||
"En lo necesario, unidad; en lo opinable, libertad; y en todo, caridad". San Agustín | |||
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Para aquellos que tienen la amabilidad de leerme semanalmente, durante unos días voy a tener la oportunidad de ofrecerles, no un artículo, sino una serie de ellos, sobre un asunto concreto relacionado con el Opus Dei. El pasado día 9 de enero, el prelado del Opus Dei envió una carta pastoral a los miembros de dicha institución. Dicha carta ha sido publicada íntegra en la página web de la misma.
A los miembros del Opus Dei no se les pasaría por la cabeza comentar públicamente dicho documento, y menos todavía llevar a cabo una crítica hacia el mismo, pues eso se entendería en dicha institución como una falta gravísima contra la unidad y eventualmente un pecado muy grave en aquellos miembros incorporados jurídicamente de modo definitivo al Opus Dei, pues como paso previo a esa incorporación jurídica han tenido que llevar a cabo antes el compromiso de guardar y hacer guardar la unidad de dicha institución (lo que ellos entienden por unidad, que más bien es fanatismo), aunque a decir verdad, dichos "compromisos previos" no figuran como una obligación contenida en los estatutos del Opus Dei, y por tanto habría que entenderlos como algo no normativo, aunque "de hecho" lo sea, y se les exija en la práctica, a los miembros de esta institución.
Estas "normas no escritas", no promulgadas, es decir, al margen del derecho, es característica típica de las sectas, como leí hace cosa de un año en la revista diocesana de Córdoba. Que cada cual entienda lo que quiera. Por cierto, el Papa Francisco también se ha referido al Opus Dei, de forma más o menos explícita, con la palabra "secta".
Sirva este prolegómeno para decir que yo, que no soy del Opus Dei, me voy a tomar "la libertad" de opinar sobre una carta del prelado del Opus Dei que trata precisamente sobre la libertad. Y lo haré llevando a cabo una crítica a ese documento. Los miembros del Opus Dei que me lean, verán en estas líneas algo más que una exégesis laudatoria de trompeteros hacia la referida carta y hacia el referido prelado; encontrarán en las próximas entregas una crítica que compense la ausencia de autocrítica y humildad colectiva en dicha institución.
Los lectores que no sean del Opus Dei encontrarán en estas líneas una opinión diferente a la versión oficial, una simple opinión, ya que todos tenemos derecho a opinar y a la crítica, dando por supuesto el respeto a las personas. Los miembros del Opus Dei no tienen derecho a criticar o a interpretar al prelado del Opus Dei. Los demás, sí. Bienvenida esa libertad. San Agustín es autor de aquella frase redonda que dice: "En lo necesario, unidad; en lo opinable, libertad; y en todo, caridad". Esas son las coordenadas en que se quieren mover estas líneas.
El problema de muchos miembros del Opus Dei es que piensan que "lo necesario" es mucho y "lo opinable" es poco; y dan valor de fe teologal a lo que son meras opiniones de su fundador y de los sucesores de este. Por eso para ellos puede que resulte escandalosa una crítica como esta en un medio de comunicación y de opinión. Pero qué le vamos a hacer. Opinar no es injuriar, es solo opinar. Al ser algo largo el comentario, irá por entregas, como las novelas de Dickens. Empezamos. |
¿Optarían los más jóvenes por disfrutar de una buena vida en lo material a cambio de una reducción en la calidad de la democracia? Eso parece desprenderse de una encuesta emanada de los entresijos del poder, pero se trata, creo yo, de un tanteo engañoso, pues no está reñida una cosa, el nivel de vida, con la otra, es decir, con la democracia.
Quizá la electricidad ya haya vuelto a todos los hogares y todo el mundo esté de nuevo conectado a este milenio de voltios esenciales, pero de lo que no estoy tan seguro es de que lo haya hecho la luz que permitió a nuestros antepasados progresar y alcanzar la cima de la evolución.
Si algo queda claro en la era superpoblada es la soledad inquebrantable con la cual afrontamos las grandes incógnitas de la vida. Solemos dejarlas de lado en las actuaciones diarias, no podemos permanecer aturdidos, paralizados por la indecisión. Con los ojos bien abiertos, no logramos hallar las respuestas definitivas.
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