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“El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia” Miguel de Unamuno

Rizando el rizo del disparate: ¿Puigdemont en el DZP alemán?

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Estuvimos dudando sobre si la noticia era un mero bulo, si se trataba de una broma pesada o si, en realidad, se pudiera referir a un hecho de estos que, por su rareza, incredibilidad, inverosimilitud, parece que es imposible que tengan lugar en la realidad y que, sin embargo, a pesar de ello, de tanto en tanto ocurren para dejarnos estupefactos a aquellos que no estamos acostumbrados a incluir, dentro de la facultad de los humanos a equivocarse y llevar a cabo torpezas semejantes, a algunos de nuestros congéneres de la política que, incomprensiblemente, nos demuestran que no hay nada, ni lo más absurdo e impensable, que no sean capaces de llevar a cabo si, con ello, piensan que van a conseguir realizar alguno de aquellos objetivos a los que, a pesar de los fracasos conseguidos en anteriores ocasiones cuando lo intentaron, su tozudez, su inconsciencia y su cerrilidad les siguen impulsando a repetirlo, sin tener en cuenta el mal y el desprestigio que, con su empecinamiento, pueden causar a la misma causa que pretenden defender.


En todo caso, la noticia ha salido publicada en prensa y a través de Internet, lo que al menos nos permite pensar en que alguna base deberá tener. Se trata de que, al parecer, El Periódico habla de que, el señor Puigdemont, ha recibido una oferta de un pequeño partido político alemán, el DZP, una formación que se define a sí misma como de centro, fundada en el año 1870 y a la que se la supone ser la más antigua de Alemania. De ella se dice que, durante la república de Weimar (1918-1933) estuvo formando parte de la política alemana pero que, posteriormente tuvo que pagar las consecuencias de haber sido uno de los partidos políticos que aceptó dar poderes dictatoriales a Adolf Hitler. Después de ir vegetando durante años, en el año 1957 quedó fuera del Bundestag, condenado a una irrelevancia política que mantiene hasta el día de hoy. Al parecer, quienes han ofertado a Puigdemont ocupar un puesto en sus listas para optar a un puesto en el Parlamento Europeo. Seguramente, el señor Christian Otte, secretario general del Partido Alemán de Centro ( DZP), ha debido pensar que, el tirón propagandístico que le ha proporcionado, al expresidente de la Generalitat catalana, su enfrentamiento con el Estado español y su huida de España al estilo de la Pimpinela Escarlata, aquella famosa obra (1905) de Emma Orczy de Orcz, baronesa británica de origen húngaro; que fue llevada a la pantalla e interpretada por el malogrado actor, Leslie Howard; con gran éxito de público y crítica. De todos es sabido que, cuando un partido ha caído en el adocenamiento y carece de perspectiva alguna en cuanto a conseguir despuntar en un país, no hay nada mejor que la catarsis que le puede proporcionar el aplicar un revulsivo con un impacto (no es necesario que sobre todo el electorado, basta que sobre algunos grupos de descontentos que se sientan identificados con un sujeto que se ha atrevido a enfrentarse a un Estado aunque ello haya supuesto perjudicar a su patria chica, Cataluña) tal que haga que se fije la atención del electorado en aquella propuesta.


Sea como fuere, puesto que una persona, con residencia en un país de la UE cualquiera que fuera su nacionalidad de origen, puede optar a presentar su candidatura para el Parlamento Europeo, en nombre de un partido político; es evidente que se le ofrece al señor Puigdemont, si aceptara formar parte de la candidatura del DZP, el poder alcanzar la inmunidad parlamentaria. De momento, fuentes cercanas al expresidente de la Generalitat, han manifestado que si se le ofreciera “oficialmente” tal propuesta “sería rechazada”. En todo caso no se sabe lo que tolerarían las autoridades alemanas en un caso que todavía sigue cuestionándose si cabe la extradición a España motivada por una petición de extradición anterior a la que supondría el presentarse ( no el haber obtenido el puesto al que se opta en el PE) en la candidatura aludida. Es obvio que la orden europea de extradición ha sido anterior a su posible jugada electoral y que, antes de que pudiera concurrir a las citadas elecciones, ya debería haberse resuelto el caso en los tribunales alemanes.


Por otra parte, si concurriera y obtuviera plaza en el Parlamento europeo en nombre de una formación política alemana, es evidente que, aunque se salvase de dar cuenta de sus delitos ante los tribunales españoles, quedaría fuera de la posibilidad de ser nombrado presidente de la Generalitat catalana y, en consecuencia, apartado del proceso nacionalista catalán; algo que, seguramente, serviría para que las tesis del señor Junqueras y su partido ERC, partidarios de aparcar el proceso soberanista catalán para poder constituir un gobierno catalán, integrado por personas sin cuentas pendientes con la Justicia, que permitieran normalizar la cuestión de petición de la independencia, que ahora impide que Cataluña disponga de un gobierno consolidado, seguramente integrado por independentistas, pero que reconocen ( como parece que ya han hecho muchos de los culpables de la rebelión catalana) que esta batalla ya está perdida y que es aconsejable, en bien de Cataluña y los catalanes, que se recobre la normalidad ciudadana, se retorne a las situaciones anteriores al duro enfrentamiento con el Estado que se ha mantenido durante los últimos meses y se intente recobrar, dentro de lo posible, todo aquello que dentro del aspecto comercial, financiero, económico e industrial sea posible ya que, el impacto fiscal de las empresas, los miles de empresas que ya han abandonado Cataluña para trasladar su domicilio fiscal a otras comunidades españolas, seguramente les va a resultar muy difícil de retrotraerlo a los momentos previos al éxodo.


Seguramente, o al menos así lo pensamos nosotros, la noticia no va a tener mayor trascendencia si, como parece que ya está sucediendo, aparte de los de JxCat que siguen, erre que erre, apoyando las extrañas ocurrencias de su líder; es evidente que el resto de partidos independentistas, con la reiterante postura de la CUP de abstenerse en cualquier propuesta de nombramiento de presidente si el que se presenta para el cargo no es precisamente su apuesta, el señor Puigdemont, una postura que, como es fácil de colegir, no lleva a ninguna parte ya que el presunto candidato, si se presentara en España para acudir a su reelección, inmediatamente sería conducido, por la Policía o la Guardia Civil a su destino que, como es sabido, sería ocupar una celda en la cárcel de Alcalá Meco, junto a sus compinches que ya están, desde hace meses, hospedándose en ella. Lo cierto es que, como decíamos, el resto de partidos soberanistas ya están empezando a darse cuenta de que la situación de desgobierno que se ha creado, con la aplicación del 155, no se puede eternizar, ni esperar hasta que al señor Puigdemont se le ocurra otra de sus ideas “brillantes” para prolongar la situación actual, algo que ya no está en su mano, debido a que el tiempo de espera para que se deban convocar unas nuevas elecciones en Cataluña, para volver a elegir Parlamento y presidente de la Generalitat, ya se está agotando y no ha lugar a nuevos retrasos para tomar una decisión viable que permita elegir a una persona idónea para el cargo que sigue permaneciendo vacante.


Algo sobre lo que, los catalanes que no quieren apearse del burro y siguen pretendiendo enfrentarse, a la brava, con el Estado español, debieran empezar a reflexionar, y de lo que da la sensación que no se han querido enterar o, puede también que lo que intenten es dar a entender que no se han enterado; es de que en los últimos sondeos de opinión pública que se han practicado en la comunidad catalana, ha quedado claro que existe un cansancio dentro de aquellos que, hace unos meses, se desgañitaban por las calles apoyando el independentismo catalán. Hoy, por el contrario, el porcentaje de los que se muestran independentistas ha quedado reducido a un 42% cuando, los que lo rechazan ya alcanzan el 48%, mientras que, hace sólo unos pocos meses, la distancia entre unos y otros apenas rondaba los tres puntos. No es aventurado pensar que, en este caso, el tiempo, el cansancio, la sensación de derrota, la falta de perspectivas razonables y la sensación de que ya no hay nada que hacer, al menos por ahora, para seguir insistiendo en el mismo tema; continuarán haciendo mella en el mundo soberanistas de modo que, el pretender insistir en una causa, que ya se da por perdida, no va a tener otro efecto que aumentar el descontento de los ciudadanos, que ansían regresar a una normalidad, sabiendo que, el continuar en la deriva independentista, no hace más que perjudicar al país.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la impresión de que, lo que el señor Puigdemont quisiera que sucediera y, por ello, sigue insistiendo en prolongar la actual situación, sería que llegara un momento en que, los esfuerzos de la izquierda para acabar con el gobierno del PP, consiguieran que el señor Rajoy tirara la toalla y convocase nuevas elecciones legislativas para antes de que terminara la duración prevista de la legislatura corriente. Seguramente espera, como seguro que le ocurre al PNV, el gran chantajista extorsionador del Estado, al que intenta (y nos tememos que consigue) sacarle un buen pellizco para que le apoye en la aprobación de los PGE, algo que, el PSOE, debiera de hacerse mirar, debido a que su obsesión por no apoyar a Rajoy, permite que los ciudadanos españoles paguemos más impuestos para que, una parte de ellos, vayan a parar a los ya privilegiados vascos; que un alargamiento de la inseguridad catalana beneficie sus proyectos. Conociendo a Rajoy y a los de su ejecutiva, expertos en darles largas a los asuntos, incluso a los más urgentes y peligrosos, mucho nos tememos que por mucho que se esfuerce Puigdemont en adelantar los acontecimientos que afecten al Estado español, antes se va a quedar de figurón en Berlín, si sus amigos no deciden cortarle las ayudas de las que actualmente se beneficia, va a ser difícil de que pueda llegar la situación de que las izquierdas entren a gobernar el país y, los partidos constitucionalistas llegaran a aceptar lo que los soberanistas pretenden, la separación de Cataluña de la nación española. Pueden mantener sus ilusiones pero España está hecha de realidades y éstas están demostrando que la mayoría de los españoles no están dispuestos a entregarles Cataluña para que la lleven a la ruina. Wait and see, como dicen los británicos.

Rizando el rizo del disparate: ¿Puigdemont en el DZP alemán?

“El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia” Miguel de Unamuno
Miguel Massanet
martes, 8 de mayo de 2018, 06:50 h (CET)

Estuvimos dudando sobre si la noticia era un mero bulo, si se trataba de una broma pesada o si, en realidad, se pudiera referir a un hecho de estos que, por su rareza, incredibilidad, inverosimilitud, parece que es imposible que tengan lugar en la realidad y que, sin embargo, a pesar de ello, de tanto en tanto ocurren para dejarnos estupefactos a aquellos que no estamos acostumbrados a incluir, dentro de la facultad de los humanos a equivocarse y llevar a cabo torpezas semejantes, a algunos de nuestros congéneres de la política que, incomprensiblemente, nos demuestran que no hay nada, ni lo más absurdo e impensable, que no sean capaces de llevar a cabo si, con ello, piensan que van a conseguir realizar alguno de aquellos objetivos a los que, a pesar de los fracasos conseguidos en anteriores ocasiones cuando lo intentaron, su tozudez, su inconsciencia y su cerrilidad les siguen impulsando a repetirlo, sin tener en cuenta el mal y el desprestigio que, con su empecinamiento, pueden causar a la misma causa que pretenden defender.


En todo caso, la noticia ha salido publicada en prensa y a través de Internet, lo que al menos nos permite pensar en que alguna base deberá tener. Se trata de que, al parecer, El Periódico habla de que, el señor Puigdemont, ha recibido una oferta de un pequeño partido político alemán, el DZP, una formación que se define a sí misma como de centro, fundada en el año 1870 y a la que se la supone ser la más antigua de Alemania. De ella se dice que, durante la república de Weimar (1918-1933) estuvo formando parte de la política alemana pero que, posteriormente tuvo que pagar las consecuencias de haber sido uno de los partidos políticos que aceptó dar poderes dictatoriales a Adolf Hitler. Después de ir vegetando durante años, en el año 1957 quedó fuera del Bundestag, condenado a una irrelevancia política que mantiene hasta el día de hoy. Al parecer, quienes han ofertado a Puigdemont ocupar un puesto en sus listas para optar a un puesto en el Parlamento Europeo. Seguramente, el señor Christian Otte, secretario general del Partido Alemán de Centro ( DZP), ha debido pensar que, el tirón propagandístico que le ha proporcionado, al expresidente de la Generalitat catalana, su enfrentamiento con el Estado español y su huida de España al estilo de la Pimpinela Escarlata, aquella famosa obra (1905) de Emma Orczy de Orcz, baronesa británica de origen húngaro; que fue llevada a la pantalla e interpretada por el malogrado actor, Leslie Howard; con gran éxito de público y crítica. De todos es sabido que, cuando un partido ha caído en el adocenamiento y carece de perspectiva alguna en cuanto a conseguir despuntar en un país, no hay nada mejor que la catarsis que le puede proporcionar el aplicar un revulsivo con un impacto (no es necesario que sobre todo el electorado, basta que sobre algunos grupos de descontentos que se sientan identificados con un sujeto que se ha atrevido a enfrentarse a un Estado aunque ello haya supuesto perjudicar a su patria chica, Cataluña) tal que haga que se fije la atención del electorado en aquella propuesta.


Sea como fuere, puesto que una persona, con residencia en un país de la UE cualquiera que fuera su nacionalidad de origen, puede optar a presentar su candidatura para el Parlamento Europeo, en nombre de un partido político; es evidente que se le ofrece al señor Puigdemont, si aceptara formar parte de la candidatura del DZP, el poder alcanzar la inmunidad parlamentaria. De momento, fuentes cercanas al expresidente de la Generalitat, han manifestado que si se le ofreciera “oficialmente” tal propuesta “sería rechazada”. En todo caso no se sabe lo que tolerarían las autoridades alemanas en un caso que todavía sigue cuestionándose si cabe la extradición a España motivada por una petición de extradición anterior a la que supondría el presentarse ( no el haber obtenido el puesto al que se opta en el PE) en la candidatura aludida. Es obvio que la orden europea de extradición ha sido anterior a su posible jugada electoral y que, antes de que pudiera concurrir a las citadas elecciones, ya debería haberse resuelto el caso en los tribunales alemanes.


Por otra parte, si concurriera y obtuviera plaza en el Parlamento europeo en nombre de una formación política alemana, es evidente que, aunque se salvase de dar cuenta de sus delitos ante los tribunales españoles, quedaría fuera de la posibilidad de ser nombrado presidente de la Generalitat catalana y, en consecuencia, apartado del proceso nacionalista catalán; algo que, seguramente, serviría para que las tesis del señor Junqueras y su partido ERC, partidarios de aparcar el proceso soberanista catalán para poder constituir un gobierno catalán, integrado por personas sin cuentas pendientes con la Justicia, que permitieran normalizar la cuestión de petición de la independencia, que ahora impide que Cataluña disponga de un gobierno consolidado, seguramente integrado por independentistas, pero que reconocen ( como parece que ya han hecho muchos de los culpables de la rebelión catalana) que esta batalla ya está perdida y que es aconsejable, en bien de Cataluña y los catalanes, que se recobre la normalidad ciudadana, se retorne a las situaciones anteriores al duro enfrentamiento con el Estado que se ha mantenido durante los últimos meses y se intente recobrar, dentro de lo posible, todo aquello que dentro del aspecto comercial, financiero, económico e industrial sea posible ya que, el impacto fiscal de las empresas, los miles de empresas que ya han abandonado Cataluña para trasladar su domicilio fiscal a otras comunidades españolas, seguramente les va a resultar muy difícil de retrotraerlo a los momentos previos al éxodo.


Seguramente, o al menos así lo pensamos nosotros, la noticia no va a tener mayor trascendencia si, como parece que ya está sucediendo, aparte de los de JxCat que siguen, erre que erre, apoyando las extrañas ocurrencias de su líder; es evidente que el resto de partidos independentistas, con la reiterante postura de la CUP de abstenerse en cualquier propuesta de nombramiento de presidente si el que se presenta para el cargo no es precisamente su apuesta, el señor Puigdemont, una postura que, como es fácil de colegir, no lleva a ninguna parte ya que el presunto candidato, si se presentara en España para acudir a su reelección, inmediatamente sería conducido, por la Policía o la Guardia Civil a su destino que, como es sabido, sería ocupar una celda en la cárcel de Alcalá Meco, junto a sus compinches que ya están, desde hace meses, hospedándose en ella. Lo cierto es que, como decíamos, el resto de partidos soberanistas ya están empezando a darse cuenta de que la situación de desgobierno que se ha creado, con la aplicación del 155, no se puede eternizar, ni esperar hasta que al señor Puigdemont se le ocurra otra de sus ideas “brillantes” para prolongar la situación actual, algo que ya no está en su mano, debido a que el tiempo de espera para que se deban convocar unas nuevas elecciones en Cataluña, para volver a elegir Parlamento y presidente de la Generalitat, ya se está agotando y no ha lugar a nuevos retrasos para tomar una decisión viable que permita elegir a una persona idónea para el cargo que sigue permaneciendo vacante.


Algo sobre lo que, los catalanes que no quieren apearse del burro y siguen pretendiendo enfrentarse, a la brava, con el Estado español, debieran empezar a reflexionar, y de lo que da la sensación que no se han querido enterar o, puede también que lo que intenten es dar a entender que no se han enterado; es de que en los últimos sondeos de opinión pública que se han practicado en la comunidad catalana, ha quedado claro que existe un cansancio dentro de aquellos que, hace unos meses, se desgañitaban por las calles apoyando el independentismo catalán. Hoy, por el contrario, el porcentaje de los que se muestran independentistas ha quedado reducido a un 42% cuando, los que lo rechazan ya alcanzan el 48%, mientras que, hace sólo unos pocos meses, la distancia entre unos y otros apenas rondaba los tres puntos. No es aventurado pensar que, en este caso, el tiempo, el cansancio, la sensación de derrota, la falta de perspectivas razonables y la sensación de que ya no hay nada que hacer, al menos por ahora, para seguir insistiendo en el mismo tema; continuarán haciendo mella en el mundo soberanistas de modo que, el pretender insistir en una causa, que ya se da por perdida, no va a tener otro efecto que aumentar el descontento de los ciudadanos, que ansían regresar a una normalidad, sabiendo que, el continuar en la deriva independentista, no hace más que perjudicar al país.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la impresión de que, lo que el señor Puigdemont quisiera que sucediera y, por ello, sigue insistiendo en prolongar la actual situación, sería que llegara un momento en que, los esfuerzos de la izquierda para acabar con el gobierno del PP, consiguieran que el señor Rajoy tirara la toalla y convocase nuevas elecciones legislativas para antes de que terminara la duración prevista de la legislatura corriente. Seguramente espera, como seguro que le ocurre al PNV, el gran chantajista extorsionador del Estado, al que intenta (y nos tememos que consigue) sacarle un buen pellizco para que le apoye en la aprobación de los PGE, algo que, el PSOE, debiera de hacerse mirar, debido a que su obsesión por no apoyar a Rajoy, permite que los ciudadanos españoles paguemos más impuestos para que, una parte de ellos, vayan a parar a los ya privilegiados vascos; que un alargamiento de la inseguridad catalana beneficie sus proyectos. Conociendo a Rajoy y a los de su ejecutiva, expertos en darles largas a los asuntos, incluso a los más urgentes y peligrosos, mucho nos tememos que por mucho que se esfuerce Puigdemont en adelantar los acontecimientos que afecten al Estado español, antes se va a quedar de figurón en Berlín, si sus amigos no deciden cortarle las ayudas de las que actualmente se beneficia, va a ser difícil de que pueda llegar la situación de que las izquierdas entren a gobernar el país y, los partidos constitucionalistas llegaran a aceptar lo que los soberanistas pretenden, la separación de Cataluña de la nación española. Pueden mantener sus ilusiones pero España está hecha de realidades y éstas están demostrando que la mayoría de los españoles no están dispuestos a entregarles Cataluña para que la lleven a la ruina. Wait and see, como dicen los británicos.

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