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Triste soledad me aflora,
me llena la piel de granos,
triste soledad
que me deja vacía,
sin piedad,
a todas horas,
triste soledad en casa,
los amigos que ya no están,
¿habrán estado algún
día?,
triste soledad que me sienta
como un relámpago en la espalda,
como una espada en el pecho...
clavada.
Triste es mi soledad,
y es normal, pues no es de
felices,
el estar solos,
por eso es mi soledad
tan triste.
Nada puedo hacer por ella,
más que sentirla,
rechazarla,
para que al final,
también llegue a abrazarla,
pues...
es lo único que tengo.
Trinidad Fuentes ha sido apodada como la escritora justiciera desde que, con su novela 'La revelación', se alzó como una escritora de novela negra que, a través de las páginas de sus libros, repartía la justicia que, al mundo, a veces, le falta. Sobre todo, en crímenes contra las mujeres. Ahora vuelve a publicar une novela del género con 'Cuando la niebla duerme', poniendo el foco de nuevo en unas cuantas injusticias a resolver.
Anarquismo no fundacional (Gedisa, 2024), de Tomás Ibáñez, se me antojó, nada más acabar de leerlo del tirón (pues su autor propicia que sea susceptible de ser transitado su luminoso escrito de tal modo), un libro llamado a ser de referencia cuando de acudir a lo que conocemos como anarquismo se trate, pues, no en vano, en poco más de cien páginas Ibáñez logra un tratado que a la vez lo es de teoría y crítica política, de historiografía, de filosofía…
Quedan dos folios y quiero acabar, de letras llenar este universo muerto, quedan sólo dos por escribir, ojalá llegue a algo en mi interior de gata loca. Quiero curar mi dolor agudo en este pecho de golondrina. Deseo lo peor a todos los que me desean lo peor, yo soy del ojo por ojo, yo soy del diente por diente...
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