Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Unión Europea | Euroescépticos | Italia
Miles de voces desean cambiar la UE, y ponen como modelo Italia. Los partidos euroescépticos superan el cincuenta por ciento. ¿Mandato inequívoco de pensar la UE? Todo lo contrario

Cambiar la UE… ¿de qué forma?

|

El partido más votado, con diferencia abismal, es el populista —no es un insulto o algo peyorativo; ellos se autodenominan así— Movimiento Cinco Estrellas (M5E). El M5E posee un 32, 7 de las papeletas y lo convierte en el partido preferido por los italianos. No obstante, en el sistema italiano, en el que las coaliciones tienen una mayor impronta que los partidos, la coalición de centro-derecha supera al M5E. La coalición de centro-derecha pactó que el partido más votado entre ellos sería el encargado de pilotar esta amalgama de siglas. En contra de los pronósticos, el omnipresente partido del controvertido Berlusconi, Forza Italia, no ha conseguido el oro. En su lugar, la Liga, otrora nacionalista de las regiones del norte, hoy formación escorada a la nueva extrema-derecha, alcanza la hegemonía de la coalición, con un 17, 4%. El Partido Demócrata (PD) de Renzi, aquejado por su gestión, logra uno de sus peores resultados, 18, 7% de las papeletas, liderando una coalición de centro-izquierda famélica en apoyos.


Así pues, la ingobernable Italia continúa con su tónica general. Desde 1946, al término de la II Guerra Mundial, el país de la bota ha contado con 66 gobiernos, con una vida siempre inferior a los dos años. Ninguna coalición ni el M5E alcanza el 40%, franja que los coronaría como formadores del gobierno. Los italianos vuelven a votar a la incertidumbre.


La UE tiene que cambiar, vaticinan muchos, para que todos tengan cabida. Ese argumento yo le apoyo; pero mis argumentos no son los resultados electorales. Si así fuera, ¿cómo cambiamos la UE? Obedeciendo a grupos europarlamentarios como GUE/NGL, la política de extranjería ha de ser harta distinta a la que propugnan los de la Liga, que han sustituido como adversarios a los “vagos sureños de Nápoles” por “los invasores musulmanes que vienen en patera”. ¿Qué modelo de UE queremos? Porque esas son las dos formas antagónicas que están dañando a la UE.


Se abre una nueva era política italiana, que deja a una socialdemocracia herida, como en todo el continente —el PSOE no logra resucitar, el SPD se estanca a la zaga de Merkel como desde hace doce años, el Partido Laborista no amagaba con imponerse a los conservadores…—, al partido tradicional liberal-conservador sin recambios que puedan obrar el milagro de la supervivencia, un partido xenófobo y euroescéptico como el nuevo líder de los flancos diestros del tablero y un creciente y poderoso movimiento transversal que acoge al populismo como pilar ideológico. Terminó el novecento; terminó el siglo XX. Ahora, llega el siglo XXI. Y, si la UE no logra crear un pacto mayoritario entre la sociedad que logre ensamblarla, la UE dejará de tener el sentido ilusionante que cobró en el siglo pasado.


Hoy, muchos ven la UE como un monstruo de instituciones que acoge en su parlamento a los cadáveres que políticos con los que, empero, los vivos políticos deben saldar sus deudas aún, a un banco que es culpable impune de la crisis del 2008, a una comisión que censura la soberanía popular de las naciones… En definitiva, la UE es una suerte de proyecto impersonal; y, como impersonal que es, es la génesis de todos los problemas. No es de extrañar que, ante este panorama, los dos proyectos políticos que opten al gobierno italiano sean de corte euroescéptico. No hay que olvidar que el Reino Unido está más fuera que dentro de la Unión, que la europeísima Alemania albergan una tercera y contundente fuerza política euroescéptica —AdF— y la europeísima Francia estuvo cerca de caer en los brazos de la euroescéptica y hoy segunda formación política de la nación —Frente Nacional—.  

Cambiar la UE… ¿de qué forma?

Miles de voces desean cambiar la UE, y ponen como modelo Italia. Los partidos euroescépticos superan el cincuenta por ciento. ¿Mandato inequívoco de pensar la UE? Todo lo contrario
Marcos Carrascal Castillo
domingo, 11 de marzo de 2018, 12:13 h (CET)

El partido más votado, con diferencia abismal, es el populista —no es un insulto o algo peyorativo; ellos se autodenominan así— Movimiento Cinco Estrellas (M5E). El M5E posee un 32, 7 de las papeletas y lo convierte en el partido preferido por los italianos. No obstante, en el sistema italiano, en el que las coaliciones tienen una mayor impronta que los partidos, la coalición de centro-derecha supera al M5E. La coalición de centro-derecha pactó que el partido más votado entre ellos sería el encargado de pilotar esta amalgama de siglas. En contra de los pronósticos, el omnipresente partido del controvertido Berlusconi, Forza Italia, no ha conseguido el oro. En su lugar, la Liga, otrora nacionalista de las regiones del norte, hoy formación escorada a la nueva extrema-derecha, alcanza la hegemonía de la coalición, con un 17, 4%. El Partido Demócrata (PD) de Renzi, aquejado por su gestión, logra uno de sus peores resultados, 18, 7% de las papeletas, liderando una coalición de centro-izquierda famélica en apoyos.


Así pues, la ingobernable Italia continúa con su tónica general. Desde 1946, al término de la II Guerra Mundial, el país de la bota ha contado con 66 gobiernos, con una vida siempre inferior a los dos años. Ninguna coalición ni el M5E alcanza el 40%, franja que los coronaría como formadores del gobierno. Los italianos vuelven a votar a la incertidumbre.


La UE tiene que cambiar, vaticinan muchos, para que todos tengan cabida. Ese argumento yo le apoyo; pero mis argumentos no son los resultados electorales. Si así fuera, ¿cómo cambiamos la UE? Obedeciendo a grupos europarlamentarios como GUE/NGL, la política de extranjería ha de ser harta distinta a la que propugnan los de la Liga, que han sustituido como adversarios a los “vagos sureños de Nápoles” por “los invasores musulmanes que vienen en patera”. ¿Qué modelo de UE queremos? Porque esas son las dos formas antagónicas que están dañando a la UE.


Se abre una nueva era política italiana, que deja a una socialdemocracia herida, como en todo el continente —el PSOE no logra resucitar, el SPD se estanca a la zaga de Merkel como desde hace doce años, el Partido Laborista no amagaba con imponerse a los conservadores…—, al partido tradicional liberal-conservador sin recambios que puedan obrar el milagro de la supervivencia, un partido xenófobo y euroescéptico como el nuevo líder de los flancos diestros del tablero y un creciente y poderoso movimiento transversal que acoge al populismo como pilar ideológico. Terminó el novecento; terminó el siglo XX. Ahora, llega el siglo XXI. Y, si la UE no logra crear un pacto mayoritario entre la sociedad que logre ensamblarla, la UE dejará de tener el sentido ilusionante que cobró en el siglo pasado.


Hoy, muchos ven la UE como un monstruo de instituciones que acoge en su parlamento a los cadáveres que políticos con los que, empero, los vivos políticos deben saldar sus deudas aún, a un banco que es culpable impune de la crisis del 2008, a una comisión que censura la soberanía popular de las naciones… En definitiva, la UE es una suerte de proyecto impersonal; y, como impersonal que es, es la génesis de todos los problemas. No es de extrañar que, ante este panorama, los dos proyectos políticos que opten al gobierno italiano sean de corte euroescéptico. No hay que olvidar que el Reino Unido está más fuera que dentro de la Unión, que la europeísima Alemania albergan una tercera y contundente fuerza política euroescéptica —AdF— y la europeísima Francia estuvo cerca de caer en los brazos de la euroescéptica y hoy segunda formación política de la nación —Frente Nacional—.  

Noticias relacionadas

Un 23 de abril de 1934, según el diario El Mundo de Buenos Aires, la Sociedad de las Naciones había desmentido actos de canibalismo en las tropas bolivianas que combatían en el Chaco. El New York Times había publicado trascendidos que circulaban en La Paz, dando cuenta de que nativos del Chaco, sin ningún respeto,  habían matado y devorado a oficiales bolivianos, en protesta por el reclutamiento forzozo de los pueblos originarios.

Tenemos un país donde miles de personas votan a asesinos. Algo no está bien. Adoctrinados en el odio a España, desde pequeños, votan. El problema es que representan el 0,7% pero influyen en España al 100%. Poco que hacer. Puede ir a peor. Aficiones y aflicciones del personal de allí, allá o acullá; y el de aquí. Por lo que hay y pueda ocurrir, el resultado importa. En el País Vasco sobre todo, también en el resto de España y en la UE.

Las  conductas de riesgo son aquellos comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es preciso comprender que son los mecanismos cognitivos los que guían al adolescente y joven a la asunción de conductas de riesgo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto