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Hay que volver al fundamento y al ser de las cosas. El hábito de la apariencia en un contexto de violaciones a los derechos humanos, o la misma actitud de pasividad ante las infracciones graves al lícito humanitario, nos exige reivindicar más que nunca el ajustado obrar y decir, en coherencia con la verdad para hacer justicia y proporcionar a los dañados, tácticas efectivas, a fin de restituir la dignidad que nos merecemos, por el simple hecho de caminar.
Desde que la historia es historia el boca a boca del pueblo considera que la mentira es el oficio más viejo del mundo. Si duda de la verdad, lea la Biblia y lo verá. Entre Castilla y León: ganó la claridad por su estilo a la hora de exponer problemas de España.
En una de estas encuestas que tanto cunden en la actualidad, unos entrevistadores preguntan a los católicos de la América Latina: ¿Cuál mandamiento de la Ley de Dios le parece más difícil de cumplir? Uno se queda pasmado de los resultados y no puede evitar una sonrisa sarcástica al comprobar lo poco consecuentes que solemos ser cuando se trata de reconocer nuestras carencias, de admitir que no somos tan buenos como nos creemos.
Vivimos en una sociedad que deja mucho que desear, por causa de una parte de la población, que no se comporta correctamente con los demás. Parece que el respeto es un valor del pasado. El relativismo más absoluto campa a sus anchas. Se percibe un desprecio de la cultura y una infravaloración de los conocimientos y del esfuerzo y los méritos acumulados a lo largo del tiempo, en un considerable porcentaje de las personas.
Es curioso que las televisiones sean tan numerosas pero que todas digan lo mismo. Ahora pueden armar su programa diario con las imágenes y comentarios del volcán de La Palma. El otro tema fijo, la pandemia, parece que se está agotando, aunque tratan de alargarlo con la tercera dosis de vacunación y la de la gripe, más el precio de la electricidad.
Un día, de todos los tiempos, un par de amigos conversaban, amenamente amparados por las sombras de un árbol de chilamate y en el parque central de la ciudades, al son de unas tazas de café con galletas, y con espectaculares sorbos de cigarrillos, el uno y el otro se expresaban.
Conforme va pasando el tiempo y haciéndome más viejo, muchas cosas en las que creía se me van volviendo más confusas. Por ejemplo: si nuestro planeta tiene sesenta y cinco millones de años ya es casualidad que ahora se produzca un calentamiento global. Yo aprendí cuando era joven que existió una edad del hielo, hoy ya no estoy tan seguro.
La España arruinada, como novia mentirosa, recorre el mundo disfrazada de cruzada templaria. Sus huestes, banderas en ristre y armamento quijotesco, se afanan en predicar el buenísmo de los que luego, “dicen”, les darán de comer. Pólvora mojada, triunfalismo medieval, sumisión de "ejecutivo barato".
Es la expresión precisa y transparente, que se transmite con fidelidad,empleando una objetividad patente, contrastable y convincente.
Para tener buena salud, jamás debemos abandonarnos a la suerte, antes hemos de ser auténticos buscadores, cuando menos para poder crecer, aprendiendo y reprendiéndonos a la vez, pues siempre somos responsables de lo que nos sucede. Por eso, no hay que desfallecer en esa lucha diaria de cada aurora, fuente de inspiración y de compromiso renovado permanente.
La incompetencia, envidia, rencor y mala sangre no tienen límites cuando se trata de denigrar, mancillar y vilipendiar las acciones que llevó a cabo la Corona Española desde que se descubrió América, la obra más prodigiosa que hayan podido conocer los siglos. Lo que es innegable es que a España le tocó vivir un momento sin par en la Historia y lo llevó a cabo en las mejores condiciones y buena voluntad.
Los obispos españoles tienen todo el derecho a publicar unas orientaciones morales respecto a las próximas elecciones. Tanto los católicos como los que no lo sean, pero conozcan estas orientaciones, podrán ignorarlas o tenerlas en cuenta a la hora de votar.
En general, en los seres humanos existe un interés general por conocer la verdad de la realidad y de las cosas que suceden, entre otras muchas cosas. El problema de la mentira y de la falsedad está presente en la teoría del conocimiento y en la filosofía de la ciencia, en relación también con los procedimientos de investigación científica y en la comprobación de teorías.
Como tantos otros conceptos, aquello de la integridad exige un replanteamiento a fondo; cualquier entidad o persona se desmenuza en un sinfín de componentes, sus componentes ocupan los espacios de esas figuras inestables, aparecen en forma de presentaciones esporádicas. El desquiciamiento esparce rasgos extendidos por todas partes.
Ver las cosas como son en realidad, parece sencillo; aunque llegado el momento empiezan las imprecisiones cargadas de contradicciones. Si nos decidimos por pensar primero, para desde esa base dedicarnos a ver las cosas e interpretarlas; corremos el riesgo de teñirlo todo con nuestros prejuicios. En el caso de comenzar por la visión de las cosas para después pensar sobre sus características; el riesgo apunta hacia el desconcierto, por afrontarla sin base previa.
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