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Evaluando cinco mil artículos periodísticos de un autor

Creo que es justo evaluar y autoevaluar esa actividad humana
Jesús Millán Muñoz
lunes, 28 de julio de 2025, 09:37 h (CET)

Cuando alguien ha llegado a redactar-pensar-sentir cinco mil artículos de opinión o literarios o personales, creo que es justo evaluar y autoevaluar esa actividad humana.


No es un ejercicio de vanidad, ni grandilocuencia, ni soberbia sino una obligación ante sí mismo, el escribiente ante sí mismo, ante el lector/a de responsabilidad y honradez, y, hacia la industria mercantil y cultural del periodismo, en la sección del articulismo de opinión. Además, de una evaluación de la actividad literaria y cultural, en diversos géneros de más de cinco décadas…


El número no puede ser vanidad, porque en esencia, no importa el número sino la calidad, innovación, profundidad, esencialidad y otras notas, pero la audiencia o el número de lectores, creo que siendo importante es secundario. Lo esencial es si un artículo, o el diez por ciento de artículos periodísticos y de opinión y literarios escritos-redactados-sentidos-pensados por una carne-mente-alma van a perdurar. O, dicho de otro modo, si se leerán-pensarán-meditarán dentro de cincuenta o cien por doce meses y si van a alimentar a algún otro ser, viva en la Luna o en una ciudad en medio del mar o en algún barrio, -no sé cómo serán los barrios dentro de cinco o diez décadas…-.


No es vanidad o soberbia o engreimiento el número de cinco mil, porque Ruano, Umbral, Campmany, A. Burgos, Ansón, A. Sánchez, Martínez en Murcia, quizás Cunqueiro y muchos otros, publicaron y han publicado y están publicando más de veinte mil. Y, el resto de conocidos, como Montalbán, Cuartango, Albiac, Pemán, Unamuno, Ortega, y una inmensa mayoría, están alrededor de diez y quince mil. Y, después, después el resto alrededor de cinco mil, como Azorín, Vargas Llosa, Javier Marías, etc.


Este es uno de los problemas del articulismo, que aunque no le otorguen importancia, yo opino que es esencial, saber la cantidad. Porque sabiendo la cantidad, estarán catalogados, aunque sea aproximadamente, y, pueden ser la base de estudios posteriores. Y, esto es esencial. Solo conozco, el número de J. Plà, que son seis mil doscientos que pueden encontrar en una plataforma en Internet.

La Summa Teológica de Tomás de Aquino, que es otro género, pero está dividida en “artículos”, está formada por tres mil y pico. Y, es una obra que sigue dando sombra a través de los siglos. Es una manera de darnos cuenta del tema que estamos tratando…


Cierto es, que si un futbolista de tercera, una temporada o dos, marca cien goles, de forma oficial, supongo que los clubs de segunda y de primera se fijarán en él o en ella. Me pregunto, si el número no es esencial, pero es importante, si los clubs de la información de rangos de más extensión territorial, deberían buscar, tener ojeadores, mirar en los márgenes de estos mundos… para encontrar nuevos talentos. Quizás, en sus publicaciones y cabeceras actuales, no pueden disponer de demasiado público, por diversas razones. De ahí, la enorme necesidad, que esta industria cultural, debería saber y conocer. Nadie sabe, cuántos articulistas de opinión, periodísticos o literarios, pero que crean y crían columnas periodísticas en nuestro territorio ibérico, en los diversos idiomas…


Que existan tres mil o cinco mil, que se conozca un número aproximado, tanto si ganan dineros, como si no ganan, solo con la condición que publiquen, al menos un artículo cada quince días, o uno cada mes. Saber el número sería un dato de enorme importancia. Toda la realidad humana, o casi toda, se pasa a datos, desde los sistemas económicos, sociales, y, de todo tipo. Y, ese conocimiento cuantitativo, una de las condiciones del método científico, es que permite, saber y conocer muy bien lo que sucede, por tanto, permite que no nos muramos de hambre o de sed. Porque los poderes de la sociedad, saben la situación en la que estamos. Saber el número de articulistas de opinión, saber en directorios los nombres y enlaces a sus páginas y publicaciones, sería dar un salto cuantitativo y cualitativo en esta labor… Porque sería la base de aplicaciones de esos datos posteriores –no entro en el tema si es un peligro potencial, por si devienen sistemas no-democráticos…-.


Pero no hemos entrado en la cuestión esencial de la autoevaluación de un sujeto que ha realizado cinco mil artículos de opinión. Qué piensa un sujeto que haya realizado ese trabajo, esa multiplicidad de temas. Qué debe pensar… Al final, quien evalúa son los demás. No solo por la audiencia, que tanta importancia tiene y dispone en estos momentos… sino por los órganos y entidades que gestionan no solo el periodismo, sino en concreto la sección del artículo de opinión. No estamos hablando de periodistas, porque la mitad o más de los que crean y crían artículos o columnas de opinión, no son periodistas, ni quieren serlo…


Como las ochocientas/mil palabras del artículo se terminan, solo queda una pregunta, o si se quieren dos: una, al público lector, que quizás deban ser más pensativos y meditativos, quizás deberían leer los artículos con más profundidad y esencialidad, porque sucede a veces, que artículos, que la temática es secundaria en la importancia social y cultural, tienen mucha audiencia, y, artículos que tocan y tratan temas esenciales, a veces, solo disponen de una audiencia de unas docenas de personas, hablando literalmente.


A la industria que gestiona la prensa y el periodismo, y, por extensión al periodismo de opinión. Deberían buscar sistemas más racionales y eficientes, tener ojeadores profesionales, crear métodos de que articulistas de provincias pueden plantearse, de forma racional y eficiente, la posibilidad de ascender y tocar las puertas de los medios nacionales. Deberían existir métodos pautados para dicha realidad, de dicha posibilidad.


Por tanto, sin engreimiento y sin vanidad y sin soberbia, alguien que ha escrito cinco mil artículos de opinión, puede plantearse seria y profundamente, aspirar a que se le abra la posibilidad de que estudien su candidatura, para publicar en un periódico nacional, en la sección de opinión. Es mucha vanidad y soberbia y engreimiento y petulancia aspirar a dicha realidad o posibilidad… ¡Espero la respuesta…!

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