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Ángela Reyes publica su nuevo poemario; Regreso a ti | |||
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![]() Cuando se habla de poesía y mujer en España, es imposible no pensar inmediatamente en Ángela Reyes, cofundadora de la Asociación Prometeo de Poesía y autora de 19 poemarios, 5 novelas y 6 colecciones de cuentos; y que acaba de publicar, en la editorial Cuadernos del Laberinto, su nuevo libro de poemas: Regreso a ti, un homenaje sentido y verdadero al grandísimo escritor Juan Ruiz de Torres, quien fue su marido y que tanta huella cultural y personal dejó en el mundo de las Letras. Regreso a ti ahonda en los recuerdos, en los detalles cotidianos e íntimos de una vida en común, en el amor compartido y en el dolor de la ausencia: Todos tenemos una noche tendida al otro lado de la puerta. La mía hace tiempo que ya la recogí y la llevo guardada entre las manos, como se guarda una amapola entre las páginas de un libro. Todos los poemas que lo componen son un diálogo directo, franco y natural entre la poeta y el amado. Versos amargos, duros, que ponen al lector frente a una vida pasada, colmada de amor y devoción entre la pareja. En las páginas de Regreso a ti se encuentran las rutinas, las cotidianidades que conforman la existencia; esos detalles que al desaparecer, tanto se ansían: Mi vida puede ser un sueño interrumpido si al sentarme a la mesa veo que junto al pan tostado y el vaso de café hay tendida una sombra sosegada, parecida a la tuya. Ángela Reyes pertenece a esa tradición poética que, con claridad y sin afeites, desencadenan un torbellino de veracidad y belleza que “se tiende como un árbol, dispuesto a sobrevivir la larga noche del olvido”. Un libro recomendable para quienes deseen adentrarse en los rincones del amor y en el trabajo meticuloso y rítmico de la auténtica poesía. El libro explora temas como ausencia, el amor, la muerte, la identidad, la nostalgia y el paso del tiempo. ¿Cómo describiría su estilo literario; y qué mensaje principal espera transmitir a sus lectores? Estos son los temas más corrientes en la poesía. Yo los he versificado en varias ocasiones, pero sin intentar transmitir ningún mensaje. Creo que la poesía es algo muy personal, nace de los más íntimos sentimientos del escritor y cada uno los versifica desde diferentes puntos de vista y de acuerdo a cómo se vivió esos momentos. El dolor en la poesía del peruano César Vallejo, no suena igual que el de la gallega Rosalía de Castro o el de la argentina Alfonsina Storni, porque cada uno de ellos lo describió desde su propia llaga. El dolor de Vallejo suena a desesperación, el dolor de Rosalía es romántico o melancólico y el dolor de Alfonsina es el puro dolor de la soledad. Por ello, más que mensaje con la poesía lo que sí puede haber es semejanza entre lo que describe el poeta y su lector. Quizás, en alguna ocasión, el lector se haya sentido identificado con algunos de los temas que el poeta aborda. Y en este caso, es cuando el poeta ha conseguido el pleno total: conectar con su lector, llegar a él y hacerle partícipe de su historia. ¿Podría hablarnos sobre cómo eligió este título y cómo se relaciona con los pliegues de la memoria que derrama en sus versos? Soy muy mala a la hora de titular un poemario o una novela. Ha habido libros que, estando terminados, han tenido que esperar un tiempo para que el título llegara. Pero en esta ocasión no he tenido ese problema. Me vino mientras escribía los poemas y al comprender que estaba desandando el camino que un día hice para encontrarme con la persona amada. Lo que más me gusta del título es la importancia que para mí encierra el pronombre `ti´, al representarme no solo al hombre con quien viví media vida, sino también a cuantas cosas hicimos juntos, que fueron muchas. Todos tenemos la memoria surcada de pliegues, donde se encuentra adormecida nuestra vida ya vivida. Todos hurgamos en esos pliegues para recuperar el pasado y cuanto más mayor somos, más regresamos al ayer con el pensamiento. Lo que ocurre es que el poeta es esa persona que, además, versifica su pasado doloroso o feliz, lo saca de la oscuridad y lo escribe. ¿Cómo se siente acerca de la publicación y la recepción de su obra? ¿Le preocupa la crítica? Es necesario publicar. De nada vale un libro si, una vez escrito, lo guardamos en un cajón. Todo arte debe darse a conocer, aunque tengamos la certeza que no va a interesar a nadie o a casi nadie. Pero ese es el riesgo que debe correr el autor de cualquier obra. Lo que ocurre es que publicar es caro y el editor solo concede al autor el día de la presentación del libro. Luego, lo olvida y se va en busca de otro autor. Debido a ello, yo aconsejo al joven autor que se presente a premios. El premio no da la gloria ni soluciona problemas económicos, pero sí te publica el libro. En cuanto a la crítica: yo intento escribir de la mejor manera que sé hacerlo y procuro que cada poemario sea diferente al anterior editado. Dicho esto, aclaro que yo soy mi principal lector. Yo escribo para mí, sobre lo que me mueve en ese momento sin pensar en la crítica y ni en el lector. Creo que crítica y lector deben venir después cundo el libro esté concluido. ¿Cómo defines el éxito como poeta? No puedo definir el éxito como poeta porque no me ha llegado. Para mí, el mayor éxito sería que un lector anónimo abriera un poemario mío y, tras leerlo, recordara mi nombre y algunos versos, durante algunos días. Nuestra poesía está llena de versos geniales que han pasado a la historia y han dado la gloria a sus autores. Todavía recordamos las golondrinas de Bécquer: Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar. Y nadie lo ha vuelto a olvidar. Antonio Machado es otro ejemplo con: Caminante, son tus huellas / el camino y nada más; / Caminante, no hay camino, /se hace camino al andar. Y por elegir a otro poeta más, elijo a Pablo Neruda que dijo: Me gustas cuando callas porque estás como ausente, /y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. A ellos y otros más les ha bastado unos versos para ser inmortales. Pero hasta que esto ocurra, y dudo que me ocurra, yo sigo caminando por el áspero camino de la poesía. Unas veces acompañada y otras veces en solitario, pero siempre, siempre, dando oportunidades a otros poetas, ayudándolos. En 1980 Juan Ruiz de Torres funda la Asociación Prometeo de Poesía, era un grupo abierto dedicado a la poesía de los demás. Durante años se estuvo ofreciendo los micrófonos y las páginas de sus tres revistas literarias tanto a poetas consagrados como a jóvenes que aún no habían publicado. Han pasado 45 años de aquello y, ahora, yo dirijo “Tardes de Prometeo”. Puede que en esto estribe también el éxito, lo que pasa es que este éxito se ve menos, está más oculto. ¿Cómo describirías tu estilo poético? ¿Ha evolucionado con el tiempo? Casi siempre me he movido en la Silva. Me gusta esta estrofa poética que entrelaza versos cortos con versos largos, como pentasílabos, endecasílabos y alejandrinos. En estos últimos años, me estoy dirigiendo hacia la prosa poética. Uno de mis maestros en este género es el granadino Luis Rosales. La casa encendida, Un rostro en cada ola, son mis libros de referencia. Pero esto no quiere decir que no haya cumplido con la métrica de nuestros clásicos. En 2022 publiqué Los músicos dormidos donde recogía 75 Sonetos. También he escrito bastantes décimas. Años atrás le presté mucha atención al llamado “cadáver exquisito”. Fue una etapa feliz, un juego que compartir que Juan Ruiz de Torres, Luis Arrillaga, Enrique Gracia Trinidad o Alfredo Villaverde. En cuanto a evolución, claro que mi poesía ha evolucionado con el tiempo. He leído mucho a los poetas de la generación de los 60, la llamada de la posguerra española. Ellos y ellas fueron excelentes escritores que nos dejaron la mejor poesía crítica, social e intimista de todos los tiempos. He tenido la gran suerte de conocer y compartir charlas poéticas ante un café con mis maestros Elena Andrés, Joaquín Benito de Lucas, José Hierro, Ángel García López, Leopoldo de Luis, Carlos Murciano, Concha Zardoya, José Gerardo Manrique de Lara y algunos más. Muchos de ellos, con el paso de los años, llegaron a ser amigos míos. ¿Qué opinas de la poesía contemporánea? ¿Hay algún poeta actual que admires especialmente? La poesía siempre ha estado entre nosotros, aunque no se la oyera. Y en estos momentos se la ve y se la escucha, debido a que hay muchos grupos poéticos de jóvenes, hay muchos talleres, se publican muchos libros y, lo mejor de todo, hay muchas mujeres que la escriben. No puedo elegir a un solo poeta debido a que mi poesía ha bebido en la fuente de muchos de ellos, por considerarlos mis maestros. Tengo que remontarme a mi adolescencia donde está Gustavo Adolfo Bécquer. Luego vinieron las narraciones de Tagore. Me enamoré de los largos poemas de Pablo Neruda. Vicente Huidobro y su Altazor, fue mi libro de cabecera durante muchos años. El argentino Enrique Molina me introdujo en la poesía sensual, carnal, erótica. De la poesía de Juan Ruiz de Torres aprendí a escribir sobre la otredad, a no abusar de adjetivos y de adverbios, a ser más concisa. Sigo admirando la poesía de Luis Rosales, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez. De mi época de Prometeo elijo a mis compañeros Luis Arrillaga y Jaque Cabales, buenos poetas que murieron muy jóvenes. En cuanto a poetas vivos de hoy me quedo con Carmina Casala, Juana Castro y Enrique Gracia Trinidad. ¿Qué opinas del papel de la poesía en la sociedad actual? ¿Crees que tiene un propósito o una responsabilidad? Es un error pensar que la poesía salvará al mundo. ¿Acaso la pintura, la escultura, la danza, lo salvan? Llevamos siglos escribiendo poesía, ha habido miles de poetas y no se ha podido detener ni una sola guerra de las muchas que ha asolado al mundo. La poesía ni siquiera puede salvar a la persona que la escribe. De ser así, fracasó con Alfonsina Storni que se lanzó al mar, con Virginia Woolf que se llenó los bolsillos de piedras y se lanzó al río, con Sylvia Plath que se mató con gas, y qué me dice de José Agustín Goytisolo, Alejandra Pizarnik, Cesare Pavese, Juan Larrea… desgraciadamente la lista es muy larga. Por otro lado, ¿por qué cargarle a la poesía tanta responsabilidad, cuando es la gran ignorada? Casi nadie lee poesía, ni siquiera interesa a la familia del poeta. Ningún poeta puede vivir de sus poemas. La poesía solo intenta expresar emociones, sentimientos, ideas con bellas palabras. Y nada más. El poeta no es un dios, es un ser como todos los demás, solo que escribe poesía Si pudieras tener una conversación con cualquier poeta del pasado, ¿quién sería y qué le preguntarías? De entre todos elijo al novelista don Miguel de Cervantes Saavedra y no para preguntarle, sino para decirle: “Maestro, ¿sabe usted que su hidalgo don Quijote de la Mancha fue un éxito rotundo? Después de tantas penurias y tanto sufrimiento y la poca ayuda que recibió, su libro saltó fronteras y se ha traducido a docenas de idiomas. Su loco divino le ha convertido a usted en el mejor escritor de España y casi del mundo. La palabra quijote está incluida en el diccionario de la Lengua Española y es un sinónimo de hombre valiente, de grandes ideales, que se dedica a ayudar a los débiles”. En cinco palabras, ¿por qué escribe? Forma parte de mi sangre Y también en cinco palabras, ¿Por qué lee? Quién no lee, está muerto ¿Qué proyectos tienes en el horizonte? Tengo la intención de retomar, leer y corregir una novela policíaca que lleva años dormida en un cajón. Si la publicara sería mi sexta novela. |
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