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Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha levantado los ojos al cielo y se ha sentido sobrecogida ante ese río de luz que atraviesa la noche. La Vía Láctea ha sido espejo de nuestros sueños, símbolo de lo divino, guía de peregrinos, escenario de mitos y, más tarde, objeto de ciencia. Su contemplación nos invita a una experiencia doble: maravillarnos y preguntarnos. ¿Qué es ese resplandor que cruza la bóveda celeste?
Un equipo científico internacional, liderado por el Centro de Astrobiología (CAB) CSIC-INTA y en el que participa Cristina Cabello, investigadora postdoctoral del Instituto de Física de Partículas y del Cosmos de la Universidad Complutense de Madrid (IPARCOS-UCM), ha descubierto la galaxia barrada similar a la Vía Láctea más lejana conocida hasta la fecha. Este descubrimiento revela que ya existían galaxias similares a la Vía Láctea hace 11.700 millones de años.
La Vía Láctea y miles de galaxias cercanas se mueven en una vasta "burbuja" de 250 millones de años luz de diámetro, donde la densidad promedio de la materia es la mitad de la del resto del universo.
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