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Los integrantes de esta facción política aplican unas mensuras de distinto valor, calibre, medida y diferente peso, según se trate de evaluar las manifestaciones o acciones de quien sea que las exprese o realice. Si un izquierdista, enuncia o realiza un acto o pronuncia un insulto cuando, carente de argumentos, agrede verbalmente a su oponente político, el insulto pesa menos que el suave plumón de un gorrioncillo.
España no se cansa de pedir fondos europeos a Europa, con la disculpa de la recuperación y la necesidad de modernizar el país. Pero resulta que ciertas cantidades importantes de esos fondos van a parar a los sindicatos clasistas para el arreglo de sus sedes. El caso es que la Unión Europea ha bloqueado diez mil millones de euros porque ese no es el destino de los fondos.
Muchos ciudadanos españoles estaban deseando de que el «ave» piara y de que lo hiciera con rigor y pruebas. Ha llegado el momento y lo ha hecho. ¡Bendito «ave»! Precisamente a esa acción tenía miedo un sector negligente, portador y aventador de odio, además de apoyo al asesino Nicolás, heredero y continuador del «gorila rojo».
Ya no se lo cree nadie eso de las cartas con balas de CETME. Cuanto más leemos, escuchamos medios diversos y preguntamos a especialistas, más argumentos encontramos de que es un montaje de la propia ultraizquierda.
El ministro Garzón ha atropado con cuanto ha pillado a su paso y se ha quedado como un señor con su categórica expresión: "Pensemos que estas leyes que ya hemos proponido cambiar varias veces..."
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