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Hay que superar la lógica de la pugna, del odio y de la venganza para redescubrirse miembros de un mismo tronco viviente, todos necesarios e imprescindibles, al menos para no sentirnos desamparados y poder injertar latidos de concordia. Por desgracia, cada día son más los niños que soportan guerras o que son víctima de los enfrentamientos entre sus progenitores dentro del propio hogar, retándose a horrores indescriptibles.
Mucho antes de la actual sociedad de mercado, la propiedad privada era un dogma del sistema. Sin embargo, en el momento actual, descendiendo al terreno de la vida real, la propiedad viene siendo acosada a diario, aprovechando los efectos de las nuevas políticas progresistas —que surgen siguiendo los dictados de la globalización, la ideología de los objetivos del desarrollo sostenible, contando con la bendición y el apoyo del capitalismo—.
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