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El dictamen del Tribunal Constitucional para liberar a Fujimori viene radicalizando a multitudes que irán ganando las calles, las cuales pudiesen obligar al Gobierno a evitar la excarcelación de Fujimori planeada para el lunes 28.
El Tribunal Constitucional aprobó sorpresivamente una liberación exprés al mayor dictador, ladrón y violador de derechos humanos vivo en Perú. Alberto Fujimori debe ser excarcelado, pese a que nunca pidió perdón ni pagó reparaciones al Estado, a quien robó miles de millones de dólares. Nunca llegó a pasar por una cárcel común y su prisión lo pasó en un departamento con jardín en condiciones mejores que las de la gran mayoría de los peruanos.
Desde que Keiko Fujimori se clasificó para entrar a la segunda vuelta el 11 de abril todo su discurso se ha centrado en demostrar que ella es la garante de la democracia contra el peligro del comunismo y del terrorismo. Gracias a esa propaganda ella pudo ganar el apoyo de la mayor parte de los medios de comunicación y del centro y de la derecha.
A trece días de la muerte de Abimael Guzmán, condenado a cadena perpetua por terrorismo, la fiscalía peruana dispuso cremar y dispersar su cuerpo en un lugar anónimo. Un castigo así no lo ha recibido antes ninguna persona fallecida en una prisión peruana (y posiblemente en cualquier otra democracia multipartidaria del mundo).
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