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Los bulos han encontrado en esta pandemia de Covid-19 el campo de cultivo ideal para nacer, crecer y multiplicarse. Son informaciones falsas desde su origen, invenciones deliberadas pero envueltas de algún elemento de verosimilitud que les aporta algo de credibilidad y divulgados de manera premeditada con algún objetivo.
La desinformación pone en riesgo la vida de las personas que sufren los primeros síntomas de ictus y de quienes se recuperan de uno, según coinciden en destacar los representantes de las sociedades científicas, asociaciones de pacientes y medios de comunicación que se reúnen en el simposio #IctusSinBulos, organizado por el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y el Instituto #SaludsinBulos.
Un estudio británico, en el que participaron 2.622 padres, publicado por la Royal Society for Public Health revela que dos de cada cinco padres (41%) con hijos menores de 18 años habían estado expuestos a mensajes negativos sobre las vacunas en redes sociales y un 38% de ellos en foros digitales.
La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria (SEPAP) y con la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) para frenar la difusión de los bulos sobre salud infantil. “El ámbito de la Pediatría es un campo en el que surgen muchas desinformaciones, mitos, falsas creencias y bulos.
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