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Lisandro Prieto Femenía
Lisandro Prieto Femenía
Todos merecemos una convivencia digna que habilite posibilidades de existencia auténticamente democrática

Hoy quisiéramos invitarlos a reflexionar en torno a un asunto estrictamente filosófico, en cuanto que buscaremos comprender la esencia de aquello que llamamos cotidianamente "lo político", diferenciándolo de una práctica concreta, un trabajo, un oficio, que es propiamente el de "la política".

"El hombre es el lobo del hombre" - Thomas Hobbes

Hoy queremos invitarlos a analizar un asunto que se ha transformado en tabú, por no decir el tema más prohibido del análisis político que soslaye lo políticamente correcto sin por ello caer en lugares comunes y frases hechas, típicas de una reflexión líquida y vaciada de contenido y valoración, a saber, el debate sobre el uso de la violencia por parte del Estado.

Edmund Burke afirmó: "Para que el mal triunfe, sólo es necesario que los buenos no hagan nad"

Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que lamentablemente consideramos común: la corrupción y su total normalización por parte de la sociedad. Bien sabemos que la corrupción política es un cáncer social que ha infectado todas las estructuras gubernamentales en diversas partes del mundo, pero lo que aquí nos interesa analizar es sólo un aspecto específico de este fenómeno detestable: la complicidad de la sociedad hacia estos actos deplorables.

No es casual que tengamos a nivel mundial la crisis institucional de la democracia y la decadente representación política, cada vez más mediocre e ignorante

Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto muy preocupante, sobre todo por su aparente silencio: la tolerancia a la maldad. Bien sabemos que estamos viviendo en un era en la que se nos insta permanentemente a ser tolerantes y comprensivos desde un punto estrictamente formal de la discursividad, pero que, en el plano de lo real, está atravesada por la violenta imposición y presión de usos y costumbres bastante flojas de papeles.

Hoy quisiéramos reflexionar sobre un asunto que consideramos estrictamente crucial: la necesidad del silencio en un mundo plagado de barullo, voces disonantes y discordantes mezcladas en un caótico tumulto que hace demasiado ruido mientras que no dice nada.

“Las chicas que nos desdeñaron, los chicos que nos dejaron solos, los extraños que nos ignoraron, los padres que no nos entendieron, los jefes que nos rechazaron, los mentores que dudaron de nosotros, los abusadores que nos vejaron, los hermanos que se mofaron de nosotros, los amigos que nos abandonaron, los conformistas que nos excluyeron, los besos que nos fueron negados, porque ninguno de ellos "nos vio". Estaban muy ocupados mirando para otro lado, mientras yo dirigía la mirada a vosotros. Sólo a vosotros. Porque soy uno de vosotros.”

Bien sabemos que la palabra “navidad” tiene su origen en el latín “nativitas”, que significa nacimiento y, en el latín eclesiástico “Nativitas Domini” se refiere al nacimiento de Jesucristo. Ahora bien, si analizamos brevemente los antecedentes pre-cristianos, nos encontraremos con celebraciones y festividades que tenían lugar en distintas culturas cuya herencia en rituales contribuyó bastante a conformar lo que hoy celebramos la noche del 24 y el 25 de diciembre.

En el artículo previo al presente dejamos asentado bajo siete sellos que es posible vivir en una mentira (o varias, también), mediante la mentira, en pos de la mentira y algunos, muy pocos, en contra de la mentira. La ausencia de verdad y coherencia es algo a lo que los seres humanos nos hemos acostumbrado sobradamente sin problema aparente alguno.

Hay quienes le tienen severa alergia y repulsión, otros la veneran sin entenderla, otros dicen portarla para someter a los demás, otros tantos pasan de ella porque les da igual, otros la necesitan para trabajar, otros la buscan permanentemente y la defienden a capa y espada, creyendo que así la vida es más auténtica. Pues amigos, el problema de la verdad nos acompañó siempre, y no pierde vigencia.

Todos vivimos cerca de uno. Cualquiera puede interactuar con uno de ellos. Siempre hay uno (o más) en la familia. Frecuentemente ocupan cargos públicos, por designación de otro igual a ellos o por elección nuestra mediante el voto electoral. La cuestión es que los idiotas están entre nosotros, y cada vez nos cuesta más distinguirlos de los sensatos.

Sería bastante trivial comenzar esta reflexión anunciando que los israelíes tienen derecho a vivir en paz en su territorio, sin ser víctimas de los cobardes ataques terroristas de Hamás, como también los palestinos tienen derecho a vivir decentemente en su territorio casi completamente cercado hace más de medio siglo.

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar acerca de un problema, que es estrictamente moral. Toda la vida me opuse fervientemente a sostener la típica frase cliché que sostiene que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, justamente porque pensaba que no es justo atribuir a los votantes las responsabilidades personales del impresentable que termina ganando una elección y olvida completamente la decencia al momento de asumir su cargo.

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