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Lisandro Prieto Femenía
Lisandro Prieto Femenía es un docente, escritor y filósofo argentino de 34 años, papá de Pilar. Sus escritos son publicados en toda Hispanoamérica, España, EEUU y Canadá y en ellos pretende acercar la filosofía a la lectura cotidiana de todos los ciudadanos de a pie, convocando a reflexiones que interpelan nuestra cotidianidad que nos invitan constantemente a repensar críticamente nuestra existencia. |
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Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre un dilema que, a pesar de su antigüedad, aún tiene urgente vigencia, a saber, la intrínseca conexión entre la intolerancia y la necedad. Nos adentraremos en cómo esta peligrosa amalgama no sólo dificulta, sino que a menudo hace prácticamente imposible la consecución de la paz en un mundo que parece inclinarse, cada vez más, hacia la insensatez.
Vivimos en un mundo que a menudo parece empeñado en deconstruir cada pilar de su propia estructura, y entre ellos, la figura del padre ha emergido como uno de los blancos más recurrentes en las últimas décadas. A las puertas de la celebración del día del padre en Argentina, este 15 de junio, se impone una profunda reflexión sobre cómo el rol paterno, y por extensión la masculinidad misma, ha sido sistemáticamente bastardeado por ciertas corrientes ideológicas.
Todos los mortales que gozamos de una pizca de conciencia hemos sido testigos, en los últimos años, de un cambio político significativo a nivel global, un viraje poco pronunciado que nos invita a la reflexión profunda sobre las ideologías que compiten por el dominio del espacio público.
La reciente publicación masiva de los resultados de las Pruebas Aprender 2024 en Argentina han encendido las alarmas sobre el estado de la educación en general, pero en matemática en particular, en el nivel secundario. La situación, caracterizada por un bajísimo rendimiento generalizado y la ausencia de niveles avanzados, invita a una profunda reflexión sobre las políticas educativas y sus consecuencias en la formación de los estudiantes.
Bien sabemos que la expresión “muerte súbita” evoca una imagen impactante: el fin abrupto e inesperado de una vida, sin previo aviso ni oportunidad de despedidas. En el ámbito médico, se refiere a un cese repentino e imprevisto de las funciones vitales. Pero, ¿qué pasaría si esta misma brutalidad se aplicase no al final físico, sino al final de una forma de vivir?
Bien sabemos que la historia de la humanidad está escrita con tinta de dolor, pero también con el borrador implacable de la indiferencia. Hay momentos en que el estruendo de la barbarie es tan abrumador que el silencio global que le sigue se vuelve un eco aún más ensordecedor, una complicidad tácita que corroe los cimientos de la ética y la justicia.
A menudo, el pasado nos ofrece un espejo para comprender el presente. Pues bien, en el fértil terreno de la Ilustración, dos de sus figuras más prominentes, Jean-Jacques Rousseau y Voltaire, protagonizaron una disputa intelectual que, aunque anclada al siglo XVIII, vale la pena traer a nuestros días por la claridad que representa frente a los patéticos debates educativos de hoy.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre la encrucijada en la que se encuentra el pensamiento contemporáneo occidental, en la cual se libra una batalla que es decisiva entre dos paradigmas que moldean nuestra comprensión del mundo: la racionalidad moderna, con sus cimientos en la Ilustración y su apoteosis en el idealismo hegeliano, y la patética deconstrucción posmoderna, que ha declarado la muerte del sujeto, del metarrelato y de la propia verdad.
La ascensión de León XIV al trono de Pedro acontece en un momento histórico marcado por la persistente sombra de la guerra. Los conflictos en Ucrania, con su estela de destrucción y desplazamiento, y la desgarradora situación en Gaza, crisol de tensiones ancestrales y reciente devastación, claman por una intervención que trascienda la mera condena en un mensaje misal.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre un asunto que puede parecerles académico o excesivamente formal, pero que tiene que ver con la intrincada danza del discurso y la confrontación de ideas: las falacias argumentativas, las cuales se erigen como trampas sutiles, desvíos lógicos que, a menudo inadvertidos, socavan la solidez de nuestros razonamientos y envenenan el intercambio comunicacional constructivo.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar en torno a la reciente decisión del gobierno de Javier Milei de imponer algunas restricciones en la atención gratuita por parte del sistema de salud argentino para ciudadanos extranjeros. Dichos anuncios han generado un vigoroso debate, dividiendo las aguas entre posturas conservadoras y progresistas.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre la última encíclica de Francisco, titulada “Dilexit nos” (“Nos amó”), que desde su título hace referencia a la forma abreviada de la frase completa que suele citarse en el Nuevo Testamento, específicamente en la Carta a los Gálatas 2:20: “Dilexit me et tradidit semetipsum pro me”, que se traduce como “Me amó y se entregó a sí mismo por mí”, dejando en claro que centrará su atención en el amor de Dios hacia la humanidad.
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