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Etiquetas:   Política

Tensiones larvadas

Antonio Casado
sábado, 6 de junio de 2020, 08:01 h (CET)
MADRID, 5 (OTR/PRESS) Desde el principio supimos que el encamamiento de Podemos con el PSOE convertiría la coalición gubernamental en una caja de bombas. Así está siendo, por mucho que a uno y otro lado traten de disimularlo. Lógico. En ello les va su respectiva supervivencia en áreas confortables del poder oficial.

Lo último es esa morbosa tendencia a denunciar las intenciones golpistas de otros. El vicepresidente Iglesias Turrión lanzó esa pedrada contra Vox. Y luego lo ha hecho el ministro de Consumo, Alberto Garzón, respecto a no se sabe qué sector de la Guardia Civil, con inmediata reacción en sentido contrario por parte de la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Son lances representativos del permanente y larvado riesgo de erupción volcánica que padece este Gobierno desde su todavía reciente formación. Son dos formas diferentes de entender la gobernación del país. Por un lado, el narcisismo-leninismo de Iglesias Turrión, de dudoso encaje en el orden constitucional, y por otro, la inestable adaptación de Pedro Sánchez al historial de "un partido de izquierdas que mira al centro".

A partir de esas premisas iniciales de los dos vectores presentes en el Ejecutivo, tan distintos y tan distantes, se entienden las tensiones que, como queda dicho, mantienen una volcánica actividad que va aflorando en episodios menores. Serán mayores cuando una de las dos partes, o las dos a la vez, descubra que el interesado encamamiento ha dejado de servir como elemento de supervivencia.

Ese momento no ha llegado. Puede llegar ante la próxima prueba de esfuerzo: el juego de las alianzas necesarias para sacar adelante los PGE para 2021. Hasta entonces, esta anómala sindicación de fuerzas mal avenidas seguirá produciendo tensiones. Entre ambas y dentro de cada una, como hemos venido viendo en relación con el caso Marlaska (independiente), el frenazo de la vicepresidenta Nadia Calviño (PSOE) a la derogación total de la reforma laboral coreada por el vicepresidente Iglesias (UP), las indiscreciones de la ministra Irene Montero (UP) o la gestión de la crisis sanitaria por parte del ministro Illa (PSC).

Las tensiones que se han hecho más visibles con la baja temporal de la vicepresidenta, Carmen Calvo, por razones de salud. Pero también es evidente que Sánchez no tiene ninguna intención de cortar por lo sano este tipo de desajustes. Ni ceses ni dimisiones, por mucho que las reclame la oposición en caso como el de los ministros Illa, Marlaska o Irene Montero.

La postración de Carmen Calvo ha pasado factura en la cohesión de los equipos. Calviño e Iglesias son incompatibles, Garzón y Reyes Maroto no se entienden, Marlaska y Robles no se soportan, Yolanda Díaz está cada vez más cerca de Sánchez y más lejos de Iglesias, Marlaska y Escrivá se han enfrentado por temas de inmigración. Y así sucesivamente.

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