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Cata…lejos

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Soy valenciano parlante nativo, el valenciano es mi lengua materna, con ella nací, crecí y, fundamentalmente jugué, en mi niñez y adolescencia, con mis amiguitos y amiguitas. Esa línea y lengua han sido la de las generaciones anteriores que recuerdo en mi familia. Hemos hablado y hablo el valenciano correctamente y lo quiero como muy mío. Mi padre era mallorquín y en casa se hablaba castellano y valenciano, la familia de Mallorca quedaba lejos y aunque fuera igual de querida hablábamos en esas dos lenguas, ambas maternas, yo totalmente bilingüe desde siempre.

El título que he puesto a este artículo tiene dos sentidos: Su primera parte, “Cata…” surge por lo que estos días nos está revolucionando a todos, lo que pasa en Cataluña, incluso en Bruselas. Es un espectáculo que indudablemente más que una “ópera” es una “opereta”, o mejor diría una “Ópera Bufa” que además de lo cómico y ridículo de muchas actuaciones rufianescas, apelucadas y huidizas me causa, como a todos y a los que somos valenciano-hablantes más, una considerable preocupación. El otro el de “lejos”, tiene por un lado el significado de lo lejos que, afortunadamente, estamos de allí, así como de sus alocados enfoques a los que, pese a ser Psicólogo, me niego a diagnosticar. En cambio mis enfoques de aquí, los de cerca casan totalmente, con mis dos lenguas maternas, desde las que soy, mejor diría somos, capaces de poder ver a distancia, poder ver a “Cata…” desde nuestro himno valenciano, cuyo primer verso dice:

“Per a ofrenar noves glories a España” = “Para ofrendar nuevas glorias a España”.

Estos versos, valenciano = castellano, con los que comulgo de siempre y del todo, como la mayoría de los valencianos, excepto alguna que otra otra, qué se fotografía bajo un cartel, que corre por las redes sociales y dice: “Som i serem catalans” y ¡asómbrense todos! encima con gesto de orgullo ¿Orgullo de qué?

Como muchos saben, algunas autoridades valencianas de esa otra tendencia, han tratado de que no se cantara ese primer verso en acontecimientos de algún municipio, de nuestra Región. Recordemos que antes Valencia era una región de España y región quiere decir lo mismo que Comunidad.

Reflexionado sobre los cambios en nuestra sociedad, no sólo la de aquí sino la mundial, la europea y la española, nos damos cuenta de que son muchos más los que han viajado que los que no y también muchos los que por trabajo han tenido que ir al extranjero y extranjero es todo lo que no es España ni, desde luego, Valencia.

Todos ellos, la mayoría al menos, han precisado conocer, o mucho mejor, dominar el “inglés”, la tercera lengua más hablada del mundo, y todos están encantados con dominar también el castellano, el “español” (la segunda más hablada), y como la primera es el chino mandarín muy geográficamente localizado, con estas dos lenguas es posible moverse y ser entendido en casi todos los países.

Además como la economía mundial está ahora muy distribuida, muy generalizada, dominar esas dos lenguas es una garantía para conseguir más fácilmente un trabajo digno, donde sea, ya que aquí en España, hay más titulados que puestos de trabajo en los que ejercer.

A mi juicio no es porque haya falta de puestos de trabajo especializado sino porque las Universidades, en España una bajo cada piedrecita (50 Públicas y 26 Privadas), sacan a muchos más titulados de los que haría falta. Cuando digo muchos más, insisto, muchísimos más.

En 1998, por entonces yo era Profesor Asociado de la de Facultad de Psicología de Valencia, establecí contacto con una Psicóloga, de Brasil, profesora a su vez en la Facultad de Psicología de la ciudad de Natal (al Norte), que tenía unos 800.000 habitantes, como Valencia (739.000), más o menos.

Vino a unos estudios sobre el Test de Rorschach y estuvo aquí algo más de un mes. Como es lógico hablamos de muchas mas cosas además del Curso. Dada la semejanza de habitantes de ambas ciudades me interesé por el número de alumnos por curso que tenían en la Facultad de su ciudad.

Me contestó y me quedé asombradísimo:

“El número de alumnos por curso era: VEINTIOCHO”.

Creo que le dije que: “aquí muchos más”, pero no se si me atreví a decirle que hacia pocos cursos que se había establecido en nuestra Facultad el numerus clausus de 500 alumnos nuevos por año, como se mantiene hoy, antes eran muchísimos más del doble.

Parecido es lo que le ocurrió por entonces, a otro compañero (también P. Asociado de la Facultad), al que un Profesor de Psicología del Reino Unido que había venido unos pocos días de intercambio le preguntó que:

“¿Cuantos alumnos de Psicología había?”

Mi compañero le respondió que 500 por curso (s/n. clausus). El profesor inglés se quedó callado un ratito y le preguntó:

“¿No le parece a usted que 500 alumnos es mucho para España?”.

No recuerdo si le aclaró que esos eran sólo para la Facultad de Psicología de Valencia, ni que además existía la Universidad de Castellón, las de Barcelona, las de Madrid, etc.

Ahora hay muchísimas más entre publicas y privadas. Y esta sobreabundancia de titulados que, no olvide nadie que pagamos todos, no se da sólo en Psicología.

En general excepto en pocas carreras parece que nadie se pregunte ¿Cuántos… (de esta especialidad)… se necesitan? ¿Cuantos se deben formar? ¿Con que nivel de conocimientos? ¿Con que exigencias?

Con respecto a los IDIOMAS que nos afectan, valenciano, castellano e inglés sabemos que el castellano es la segunda (con 572 millones de hablantes) y el ingles la tercera (508 hablantes) lengua más hablada del mundo; el valenciano (lo hablan 2 millones de hablantes, en Valencia, en el mundo). Me hubiese gustado hacer una representación gráfica para comparar los dos millones con los 572, prácticamente es imposible.

Los catalano-hablantes, quitando a los valencianos se cifran en algo más de 3 millones.

Con todo esto y usando cata…lejos con respecto a lo que ocurre estos días, o sea centrándome en Valencia considero:

Que Educar es preparar a nuestros hijos (o alumnos para quienes pretenden regir la Enseñanza) para que se puedan enfrentar de la mejor forma al futuro, en el que probablemente tengan que vivir, facilitándoles los conocimientos, experiencias, las herramientas que consideramos útiles.

Sabemos con respecto a los idiomas que son importantísimos, el español y el ingles, también lo es el valenciano si se desea o se prevé no moverse de Valencia, especialmente a nivel laboral.

Mi sorpresa, desagradable, porque para los míos, los de aquí, no puedo usar cata…lejos, sino mirar desde muy cerca, pues son como yo, somos, como mis hijos y nietos, como los hijos y nietos de mis vecinos, paisanos, amigos, los de los valencianos en general, es que no entiendo la razón por la que se pretende minusvalorar al castellano sobre el valenciano (seguramente catalán), ambos son españoles, dando ventaja a los que elijan recibir más clases en valenciano que en castellano para estudiar ingles (¿acaso no es bueno, quizás diría necesario, para todos?).

Aunque parece que la JUSTICIA a puesto freno a esta idea, me resulta vergonzoso que haya algún docente o político relacionado con la docencia, al que se le haya ocurrido esa idea y más aun que se haya mantenido hasta que la Justicia haya frenado (de momento) esta tendencia.

“¿Qué sentido de Justicia tienen nuestros políticos que necesitan que sea la JUSTICIA, así con mayúsculas, la que aplique y explique lo que es justo, en algo tan sencillo?”

¿A quien favorece esta idea injusta?

Está claro que a todos los demás estudiantes españoles, no valencianos ni catalanes; creo haber oído que la mayoría de las oposiciones a notaría y a registro las ganan castellano-parlantes, que también estarán en mejores condiciones para cualquier otra oposición de tipo nacional.

Un conocido mío, ingeniero, Aranés me contaba, con admiración y agradecimiento que, su padre, farmacéutico allí, hizo que pasara sus veranos de adolescente en Santander para que dominara el castellano.

Sé que para ocupar cualquier plaza en la administración valenciana es imprescindible tener la máxima titulación en valenciano.

Esto es algo que nadie, de los de cerca, debe de olvidar.

Alguien de Ciudadanos (creo que la Sra. Punset) dijo que “potenciar el valenciano era un poco volver a la aldea”. Aceptando mi amor por mi aldea, por mi infancia y mi juventud por mis juegos, por mis amiguitos y amiguitas, reconozco que esa afirmación es cierta, eso no es progresar, es regresar, aunque el regreso sea sentimental y poético y nos haga vibrar el corazón.

Reflexionemos todos, el valenciano se debía estudiar por ilusión, pero se estudia por obligación, por imposición administrativa.

Para más dolor y a mi juicio insensatez, parece que se pretende que en las zonas castellano-hablantes de nuestra región, se quiere forzar a estudiar el valenciano. Es curioso eso lo propugnan, y quizás pretenden hacerlo obligatorio, los que defienden que los idiomas han de servir para aproximarnos, para que contactemos. En nombre de proteger a la lengua materna, parece que se quiere imponer el valenciano a muchos cuya lengua materna es el castellano. Y no como yo, que fui nativo en las dos, ellos sólo tienen una lengua materna y parece que se les quiera imponer la otra. ¿Podrá llegar a ser algo más que lengua madastra?

Es curioso ver en el mapa llamado “Castellano de la Comunidad Valenciana”, lo grande que es la zona castellano-hablante.

Si Vd. lector tuviera una empresa en Valencia, que se relacionara con el resto de España, incluso con el extranjero y necesitara a un auxiliar administrativo es probable que empezara por elegir, primero a quien dominara el español, seguramente seguido por el inglés y puede que ni preguntase por el valenciano, a no ser que el puesto fuera cara al público. Pregunte si tiene conocidos empresarios.

Con todo sigo pensando: ¿A quien más beneficia?

Seguramente a los políticos actuales, al Conseller de Educación, que no es ingeniero. En general les gustaría a esos que insisten en ser “catalans…”

¿A que alumnos beneficia? ¿A los que prefieren valenciano? No lo sé, lo que si que sé es que perjudica a los que eligen castellano.

Si no lo hubiera frenado la justicia ¿Podría ser un método coercitivo?.

Entre los cultos o los que presumen de ello, podrían decir:

Eso beneficia al valenciano. ¿Qué quiere decir eso? ¿A la lengua? ¿Es que la lengua sufre?¿La lengua tiene corazoncito?

No seamos cursis, hemos de tener presente que las lenguas no son MÁS que MEDIOS para que nos podamos comunicar, son medios, medios, medios.

No lo tengo nada claro. Habría que estudiarlo, aunque se requiera usar una lupa, porque lo de aquí se ha de ver desde lo más cerca posible.

Bueno es que ahora, para lo que ocurre fuera, podamos usar CATA...LEJOS.

Cata…lejos

Jaime Fúster Pérez
jueves, 2 de noviembre de 2017, 00:00 h (CET)
Soy valenciano parlante nativo, el valenciano es mi lengua materna, con ella nací, crecí y, fundamentalmente jugué, en mi niñez y adolescencia, con mis amiguitos y amiguitas. Esa línea y lengua han sido la de las generaciones anteriores que recuerdo en mi familia. Hemos hablado y hablo el valenciano correctamente y lo quiero como muy mío. Mi padre era mallorquín y en casa se hablaba castellano y valenciano, la familia de Mallorca quedaba lejos y aunque fuera igual de querida hablábamos en esas dos lenguas, ambas maternas, yo totalmente bilingüe desde siempre.

El título que he puesto a este artículo tiene dos sentidos: Su primera parte, “Cata…” surge por lo que estos días nos está revolucionando a todos, lo que pasa en Cataluña, incluso en Bruselas. Es un espectáculo que indudablemente más que una “ópera” es una “opereta”, o mejor diría una “Ópera Bufa” que además de lo cómico y ridículo de muchas actuaciones rufianescas, apelucadas y huidizas me causa, como a todos y a los que somos valenciano-hablantes más, una considerable preocupación. El otro el de “lejos”, tiene por un lado el significado de lo lejos que, afortunadamente, estamos de allí, así como de sus alocados enfoques a los que, pese a ser Psicólogo, me niego a diagnosticar. En cambio mis enfoques de aquí, los de cerca casan totalmente, con mis dos lenguas maternas, desde las que soy, mejor diría somos, capaces de poder ver a distancia, poder ver a “Cata…” desde nuestro himno valenciano, cuyo primer verso dice:

“Per a ofrenar noves glories a España” = “Para ofrendar nuevas glorias a España”.

Estos versos, valenciano = castellano, con los que comulgo de siempre y del todo, como la mayoría de los valencianos, excepto alguna que otra otra, qué se fotografía bajo un cartel, que corre por las redes sociales y dice: “Som i serem catalans” y ¡asómbrense todos! encima con gesto de orgullo ¿Orgullo de qué?

Como muchos saben, algunas autoridades valencianas de esa otra tendencia, han tratado de que no se cantara ese primer verso en acontecimientos de algún municipio, de nuestra Región. Recordemos que antes Valencia era una región de España y región quiere decir lo mismo que Comunidad.

Reflexionado sobre los cambios en nuestra sociedad, no sólo la de aquí sino la mundial, la europea y la española, nos damos cuenta de que son muchos más los que han viajado que los que no y también muchos los que por trabajo han tenido que ir al extranjero y extranjero es todo lo que no es España ni, desde luego, Valencia.

Todos ellos, la mayoría al menos, han precisado conocer, o mucho mejor, dominar el “inglés”, la tercera lengua más hablada del mundo, y todos están encantados con dominar también el castellano, el “español” (la segunda más hablada), y como la primera es el chino mandarín muy geográficamente localizado, con estas dos lenguas es posible moverse y ser entendido en casi todos los países.

Además como la economía mundial está ahora muy distribuida, muy generalizada, dominar esas dos lenguas es una garantía para conseguir más fácilmente un trabajo digno, donde sea, ya que aquí en España, hay más titulados que puestos de trabajo en los que ejercer.

A mi juicio no es porque haya falta de puestos de trabajo especializado sino porque las Universidades, en España una bajo cada piedrecita (50 Públicas y 26 Privadas), sacan a muchos más titulados de los que haría falta. Cuando digo muchos más, insisto, muchísimos más.

En 1998, por entonces yo era Profesor Asociado de la de Facultad de Psicología de Valencia, establecí contacto con una Psicóloga, de Brasil, profesora a su vez en la Facultad de Psicología de la ciudad de Natal (al Norte), que tenía unos 800.000 habitantes, como Valencia (739.000), más o menos.

Vino a unos estudios sobre el Test de Rorschach y estuvo aquí algo más de un mes. Como es lógico hablamos de muchas mas cosas además del Curso. Dada la semejanza de habitantes de ambas ciudades me interesé por el número de alumnos por curso que tenían en la Facultad de su ciudad.

Me contestó y me quedé asombradísimo:

“El número de alumnos por curso era: VEINTIOCHO”.

Creo que le dije que: “aquí muchos más”, pero no se si me atreví a decirle que hacia pocos cursos que se había establecido en nuestra Facultad el numerus clausus de 500 alumnos nuevos por año, como se mantiene hoy, antes eran muchísimos más del doble.

Parecido es lo que le ocurrió por entonces, a otro compañero (también P. Asociado de la Facultad), al que un Profesor de Psicología del Reino Unido que había venido unos pocos días de intercambio le preguntó que:

“¿Cuantos alumnos de Psicología había?”

Mi compañero le respondió que 500 por curso (s/n. clausus). El profesor inglés se quedó callado un ratito y le preguntó:

“¿No le parece a usted que 500 alumnos es mucho para España?”.

No recuerdo si le aclaró que esos eran sólo para la Facultad de Psicología de Valencia, ni que además existía la Universidad de Castellón, las de Barcelona, las de Madrid, etc.

Ahora hay muchísimas más entre publicas y privadas. Y esta sobreabundancia de titulados que, no olvide nadie que pagamos todos, no se da sólo en Psicología.

En general excepto en pocas carreras parece que nadie se pregunte ¿Cuántos… (de esta especialidad)… se necesitan? ¿Cuantos se deben formar? ¿Con que nivel de conocimientos? ¿Con que exigencias?

Con respecto a los IDIOMAS que nos afectan, valenciano, castellano e inglés sabemos que el castellano es la segunda (con 572 millones de hablantes) y el ingles la tercera (508 hablantes) lengua más hablada del mundo; el valenciano (lo hablan 2 millones de hablantes, en Valencia, en el mundo). Me hubiese gustado hacer una representación gráfica para comparar los dos millones con los 572, prácticamente es imposible.

Los catalano-hablantes, quitando a los valencianos se cifran en algo más de 3 millones.

Con todo esto y usando cata…lejos con respecto a lo que ocurre estos días, o sea centrándome en Valencia considero:

Que Educar es preparar a nuestros hijos (o alumnos para quienes pretenden regir la Enseñanza) para que se puedan enfrentar de la mejor forma al futuro, en el que probablemente tengan que vivir, facilitándoles los conocimientos, experiencias, las herramientas que consideramos útiles.

Sabemos con respecto a los idiomas que son importantísimos, el español y el ingles, también lo es el valenciano si se desea o se prevé no moverse de Valencia, especialmente a nivel laboral.

Mi sorpresa, desagradable, porque para los míos, los de aquí, no puedo usar cata…lejos, sino mirar desde muy cerca, pues son como yo, somos, como mis hijos y nietos, como los hijos y nietos de mis vecinos, paisanos, amigos, los de los valencianos en general, es que no entiendo la razón por la que se pretende minusvalorar al castellano sobre el valenciano (seguramente catalán), ambos son españoles, dando ventaja a los que elijan recibir más clases en valenciano que en castellano para estudiar ingles (¿acaso no es bueno, quizás diría necesario, para todos?).

Aunque parece que la JUSTICIA a puesto freno a esta idea, me resulta vergonzoso que haya algún docente o político relacionado con la docencia, al que se le haya ocurrido esa idea y más aun que se haya mantenido hasta que la Justicia haya frenado (de momento) esta tendencia.

“¿Qué sentido de Justicia tienen nuestros políticos que necesitan que sea la JUSTICIA, así con mayúsculas, la que aplique y explique lo que es justo, en algo tan sencillo?”

¿A quien favorece esta idea injusta?

Está claro que a todos los demás estudiantes españoles, no valencianos ni catalanes; creo haber oído que la mayoría de las oposiciones a notaría y a registro las ganan castellano-parlantes, que también estarán en mejores condiciones para cualquier otra oposición de tipo nacional.

Un conocido mío, ingeniero, Aranés me contaba, con admiración y agradecimiento que, su padre, farmacéutico allí, hizo que pasara sus veranos de adolescente en Santander para que dominara el castellano.

Sé que para ocupar cualquier plaza en la administración valenciana es imprescindible tener la máxima titulación en valenciano.

Esto es algo que nadie, de los de cerca, debe de olvidar.

Alguien de Ciudadanos (creo que la Sra. Punset) dijo que “potenciar el valenciano era un poco volver a la aldea”. Aceptando mi amor por mi aldea, por mi infancia y mi juventud por mis juegos, por mis amiguitos y amiguitas, reconozco que esa afirmación es cierta, eso no es progresar, es regresar, aunque el regreso sea sentimental y poético y nos haga vibrar el corazón.

Reflexionemos todos, el valenciano se debía estudiar por ilusión, pero se estudia por obligación, por imposición administrativa.

Para más dolor y a mi juicio insensatez, parece que se pretende que en las zonas castellano-hablantes de nuestra región, se quiere forzar a estudiar el valenciano. Es curioso eso lo propugnan, y quizás pretenden hacerlo obligatorio, los que defienden que los idiomas han de servir para aproximarnos, para que contactemos. En nombre de proteger a la lengua materna, parece que se quiere imponer el valenciano a muchos cuya lengua materna es el castellano. Y no como yo, que fui nativo en las dos, ellos sólo tienen una lengua materna y parece que se les quiera imponer la otra. ¿Podrá llegar a ser algo más que lengua madastra?

Es curioso ver en el mapa llamado “Castellano de la Comunidad Valenciana”, lo grande que es la zona castellano-hablante.

Si Vd. lector tuviera una empresa en Valencia, que se relacionara con el resto de España, incluso con el extranjero y necesitara a un auxiliar administrativo es probable que empezara por elegir, primero a quien dominara el español, seguramente seguido por el inglés y puede que ni preguntase por el valenciano, a no ser que el puesto fuera cara al público. Pregunte si tiene conocidos empresarios.

Con todo sigo pensando: ¿A quien más beneficia?

Seguramente a los políticos actuales, al Conseller de Educación, que no es ingeniero. En general les gustaría a esos que insisten en ser “catalans…”

¿A que alumnos beneficia? ¿A los que prefieren valenciano? No lo sé, lo que si que sé es que perjudica a los que eligen castellano.

Si no lo hubiera frenado la justicia ¿Podría ser un método coercitivo?.

Entre los cultos o los que presumen de ello, podrían decir:

Eso beneficia al valenciano. ¿Qué quiere decir eso? ¿A la lengua? ¿Es que la lengua sufre?¿La lengua tiene corazoncito?

No seamos cursis, hemos de tener presente que las lenguas no son MÁS que MEDIOS para que nos podamos comunicar, son medios, medios, medios.

No lo tengo nada claro. Habría que estudiarlo, aunque se requiera usar una lupa, porque lo de aquí se ha de ver desde lo más cerca posible.

Bueno es que ahora, para lo que ocurre fuera, podamos usar CATA...LEJOS.

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