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Fútbol
Etiquetas | EUROCOPA - FINAL | España | Italia
España exhibe un fútbol sobresaliente de toque, golea a Italia y firma la triple corona con Eurocopa, Mundial y Eurocopa

¡¡¡Tricampeones!!! (4-0)

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Ficha técnica
4- España: Casillas (4); Arbeloa (4), Sergio Ramos (4), Piqué (4), Jordi Alba (4); Busquets (4), Xabi Alonso (4); Xavi (4), Iniesta (4), Silva (4); Cesc (4).

0– España: Buffon (1); Abate (1), Barzagli (1), Bonucci (1), Chiellini (s.c.); Pirlo (1), Marchisio (1), De Rossi (1), Montolivo (1); Cassano (1) y Balotelli (1).

Cambios: En España: Pedro (4) por Silva (min. 75), Fernando Torres (4) por Cesc (min. 75) y Juan Mata (4) por Iniesta (min. 86); en Italia, Balzaretti (1) por Chiellini (min. 21), Di Natale (1) por Cassano (min. 46) y Motta (1) por Montolivo (min. 56).

Goles: 1-0: Silva (min. 15); 2-0: Jordi Alba (min. 41); 3-0: Fernando Torres (min. 84); 4-0 Juan Mata (min. 88).

Árbitro: Pedro Proença (Portugal) (1) Mostró con cartulina a Piqué y Barzagli.

Incidencias: 60.000 espectadores en el Estadio Olímpico de Kiev (Ucrania). Terreno de juego en buenas condiciones.
Hay encuentros, más todavía cuando se afrontan finales, que toda selección necesita vencer para convertirse en un equipo con un reconocido prestigio en el ámbito futbolístico. Sucedió en 2008, en Viena, cuando España recuperó su protagonismo en este deporte o cuando, dos años después, en Sudáfrica, acrecentó su gobierno en el fútbol de selecciones. Ganaban y lo hacían con un fútbol de otro planeta. Estaba todo demostrado. Pero faltaba un trofeo. Quedaba esta Eurocopa de Ucrania y Polonia. Con este sobresaliente éxito, España se convierte en una celebridad del balompié. Pocos trofeos que se conquistan dan esta inmortalidad. La leyenda de España ya es eterna, por sus campeonatos y por su fútbol de tanta clase. La gloria, tan efímera siempre, es constante para España, única selección del mundo que está en condiciones de presentar una inmensa hoja de servicios en sólo cuatro años: Eurocopa, Mundial y Eurocopa.

A estos futbolistas, a Vicente del Bosque -único técnico del mundo con Mundial, Eurocopa y Copa de Europa en su palmarés-, a todas las siguientes generaciones, a todo este país no se le han terminados los retos. Seguramente, más de uno, ya tenga puesta su mirada en Brasil 2014, en el próximo Mundial, donde sería convertirse en reyes en el territorio donde, históricamente, se dice, que nació el fútbol de toque más exquisito. El mismo que tanto destila España. Pero mientras tanto, es momento de celebraciones, de abrazos y de sonrisas consecuencia de un triunfo único de este grupo de amigos. Lo consiguieron manteniéndose fieles a sus pensamientos: exhibir un futbol de toque y una compenetración al alcance de nadie más. Es un grupo coral. Lo hicieron, además, de principio a fin. España fue superior a Italia en todas las facetas del partido.

Su comienzo fue sencillamente espléndido. Absoluto control del ritmo con Xavi –se reservó para esta cita- como cerebro, con Iniesta aportando verticalidad, con Cesc dando movilidad en ataque, con Silva desbordando por banda como Jordi Alba y con seguridad y firmeza en labores de contención. Había conexión y ritmo en la circulación del esférico. En apenas diez minutos se contaron hasta tres ocasiones, dos a cargo de Sergio Ramos y una más, muy clara, para Xavi. Estas acciones desvelaban que España estaba cómoda, muy tranquila, sabiendo qué hacer en todo momento. Se sentía feliz. Italia buscaba a Pirlo, pero éste no sabía cómo zafarse de sus marcadores. La 'azzurra' estaba desconectada.

Fútbol de ensueño
La verdadera desconexión de la ‘azzurra’ llegó cuando, a los 15 minutos, España marcó su primer tanto. Fue consecuencia de otra obra mágica de toque y toque hasta encontrar esa combinación perfecta para superar a Buffon. Comenzó Xavi tocando hacia Iniesta, éste sobre el desmarque de Cesc, que aguantó al defensa italiano, antes de servir a Silva que, a pesar de su menuda estatura, marcó de cabeza. España marcaba diferencias desde el comienzo. No sólo en el juego, en el marcador, también. Dejaba patente que era una final y que deseaban vencer porque ocasiones como estas de hacer historia existen con cuentagotas. Era un momento único en sus vidas. El tanto, no obstante, despertó a los italianos, que subieron líneas buscando poner en apuros a Casillas. Su único balance fueron dos disparos de Cassano. España estaba demostrando que sabía defender tan formidablemente como atacar.

Esta es una mezcla más que exquisita. Es caviar auténtico. Del bueno. De ese que vale millones. Como lo fue el segundo tanto en las cercanías del descanso. Italia estaba arriesgando y se encontró con un contragolpe mortal de España. Xavi inventó un pase profundo al hueco para que allí apareciese Jordi Alba, el mejor lateral izquierdo del torneo y un futbolista de enorme recorrido en este deporte. El debutante en estas citas -disputaba su primera final- no sintió nervios ante Buffon. Marcó de tiro cruzado. Soberbio colofón a una primera parte de ensueño de España. Ni el descanso ni el marcador, a pesar de este segundo tanto tan psicológico, no hizo hincar la rodilla a los italianos. Comenzaron atacando sin frenos, jugando al ataque. Por eso sacaron a Di Natale. Otro nueve puro. Y éste tuvo dos ocasiones claras consecutivas, pero uno de sus remates se marchó alto o otro fue despejado por Casillas, que acaba este torneo con un solo tanto encajado en seis encuentros. No sólo es su mérito. Ramos y Piqué, sus escuderos, son un dúo eléctrico.

Rondo de sonrisas
Aunque el balón no acabó en las redes, Italia lo notó como un mazazo, como una señal inequívoca de que por mucho que hiciera España sería el campeón. Motta sufrió una lesión muscular al poco tiempo de acceder al partido. Italia se quedaba con diez tras agotar sus cambios. España, entonces, hizo un rondo permanente, como si estuvieran en el salón de su casa. Despertaron admiración en cada pase. Nadie podría objetar nada a este desenlace. Ellos se sentían campeones, pero todavía deseaban celebrar más goles. Hacía 92 años que no se ganaba a Italia. Había que hacerlo con un recuerdo grande para la historia. Lo hicieron. Se trato de un broche celestial. Sublime. El tercero fue obra de Fernando Torres -termina como 'pichichi'- y el cuarto fue a manos de Juan Mata (debutaba en el torneo), en ambos con Xavi como interpréte. Se firmaba así otro récord: la mayor goleada en una final de una Eurocopa. Se ratifica así la triple corona, el capítulo más bello jamás escrito en el mundo del fútbol. España es ¡¡¡tricampeona!!!

¡¡¡Tricampeones!!! (4-0)

España exhibe un fútbol sobresaliente de toque, golea a Italia y firma la triple corona con Eurocopa, Mundial y Eurocopa
Rafael Merino
domingo, 1 de julio de 2012, 21:00 h (CET)

Ficha técnica
4- España: Casillas (4); Arbeloa (4), Sergio Ramos (4), Piqué (4), Jordi Alba (4); Busquets (4), Xabi Alonso (4); Xavi (4), Iniesta (4), Silva (4); Cesc (4).

0– España: Buffon (1); Abate (1), Barzagli (1), Bonucci (1), Chiellini (s.c.); Pirlo (1), Marchisio (1), De Rossi (1), Montolivo (1); Cassano (1) y Balotelli (1).

Cambios: En España: Pedro (4) por Silva (min. 75), Fernando Torres (4) por Cesc (min. 75) y Juan Mata (4) por Iniesta (min. 86); en Italia, Balzaretti (1) por Chiellini (min. 21), Di Natale (1) por Cassano (min. 46) y Motta (1) por Montolivo (min. 56).

Goles: 1-0: Silva (min. 15); 2-0: Jordi Alba (min. 41); 3-0: Fernando Torres (min. 84); 4-0 Juan Mata (min. 88).

Árbitro: Pedro Proença (Portugal) (1) Mostró con cartulina a Piqué y Barzagli.

Incidencias: 60.000 espectadores en el Estadio Olímpico de Kiev (Ucrania). Terreno de juego en buenas condiciones.
Hay encuentros, más todavía cuando se afrontan finales, que toda selección necesita vencer para convertirse en un equipo con un reconocido prestigio en el ámbito futbolístico. Sucedió en 2008, en Viena, cuando España recuperó su protagonismo en este deporte o cuando, dos años después, en Sudáfrica, acrecentó su gobierno en el fútbol de selecciones. Ganaban y lo hacían con un fútbol de otro planeta. Estaba todo demostrado. Pero faltaba un trofeo. Quedaba esta Eurocopa de Ucrania y Polonia. Con este sobresaliente éxito, España se convierte en una celebridad del balompié. Pocos trofeos que se conquistan dan esta inmortalidad. La leyenda de España ya es eterna, por sus campeonatos y por su fútbol de tanta clase. La gloria, tan efímera siempre, es constante para España, única selección del mundo que está en condiciones de presentar una inmensa hoja de servicios en sólo cuatro años: Eurocopa, Mundial y Eurocopa.

A estos futbolistas, a Vicente del Bosque -único técnico del mundo con Mundial, Eurocopa y Copa de Europa en su palmarés-, a todas las siguientes generaciones, a todo este país no se le han terminados los retos. Seguramente, más de uno, ya tenga puesta su mirada en Brasil 2014, en el próximo Mundial, donde sería convertirse en reyes en el territorio donde, históricamente, se dice, que nació el fútbol de toque más exquisito. El mismo que tanto destila España. Pero mientras tanto, es momento de celebraciones, de abrazos y de sonrisas consecuencia de un triunfo único de este grupo de amigos. Lo consiguieron manteniéndose fieles a sus pensamientos: exhibir un futbol de toque y una compenetración al alcance de nadie más. Es un grupo coral. Lo hicieron, además, de principio a fin. España fue superior a Italia en todas las facetas del partido.

Su comienzo fue sencillamente espléndido. Absoluto control del ritmo con Xavi –se reservó para esta cita- como cerebro, con Iniesta aportando verticalidad, con Cesc dando movilidad en ataque, con Silva desbordando por banda como Jordi Alba y con seguridad y firmeza en labores de contención. Había conexión y ritmo en la circulación del esférico. En apenas diez minutos se contaron hasta tres ocasiones, dos a cargo de Sergio Ramos y una más, muy clara, para Xavi. Estas acciones desvelaban que España estaba cómoda, muy tranquila, sabiendo qué hacer en todo momento. Se sentía feliz. Italia buscaba a Pirlo, pero éste no sabía cómo zafarse de sus marcadores. La 'azzurra' estaba desconectada.

Fútbol de ensueño
La verdadera desconexión de la ‘azzurra’ llegó cuando, a los 15 minutos, España marcó su primer tanto. Fue consecuencia de otra obra mágica de toque y toque hasta encontrar esa combinación perfecta para superar a Buffon. Comenzó Xavi tocando hacia Iniesta, éste sobre el desmarque de Cesc, que aguantó al defensa italiano, antes de servir a Silva que, a pesar de su menuda estatura, marcó de cabeza. España marcaba diferencias desde el comienzo. No sólo en el juego, en el marcador, también. Dejaba patente que era una final y que deseaban vencer porque ocasiones como estas de hacer historia existen con cuentagotas. Era un momento único en sus vidas. El tanto, no obstante, despertó a los italianos, que subieron líneas buscando poner en apuros a Casillas. Su único balance fueron dos disparos de Cassano. España estaba demostrando que sabía defender tan formidablemente como atacar.

Esta es una mezcla más que exquisita. Es caviar auténtico. Del bueno. De ese que vale millones. Como lo fue el segundo tanto en las cercanías del descanso. Italia estaba arriesgando y se encontró con un contragolpe mortal de España. Xavi inventó un pase profundo al hueco para que allí apareciese Jordi Alba, el mejor lateral izquierdo del torneo y un futbolista de enorme recorrido en este deporte. El debutante en estas citas -disputaba su primera final- no sintió nervios ante Buffon. Marcó de tiro cruzado. Soberbio colofón a una primera parte de ensueño de España. Ni el descanso ni el marcador, a pesar de este segundo tanto tan psicológico, no hizo hincar la rodilla a los italianos. Comenzaron atacando sin frenos, jugando al ataque. Por eso sacaron a Di Natale. Otro nueve puro. Y éste tuvo dos ocasiones claras consecutivas, pero uno de sus remates se marchó alto o otro fue despejado por Casillas, que acaba este torneo con un solo tanto encajado en seis encuentros. No sólo es su mérito. Ramos y Piqué, sus escuderos, son un dúo eléctrico.

Rondo de sonrisas
Aunque el balón no acabó en las redes, Italia lo notó como un mazazo, como una señal inequívoca de que por mucho que hiciera España sería el campeón. Motta sufrió una lesión muscular al poco tiempo de acceder al partido. Italia se quedaba con diez tras agotar sus cambios. España, entonces, hizo un rondo permanente, como si estuvieran en el salón de su casa. Despertaron admiración en cada pase. Nadie podría objetar nada a este desenlace. Ellos se sentían campeones, pero todavía deseaban celebrar más goles. Hacía 92 años que no se ganaba a Italia. Había que hacerlo con un recuerdo grande para la historia. Lo hicieron. Se trato de un broche celestial. Sublime. El tercero fue obra de Fernando Torres -termina como 'pichichi'- y el cuarto fue a manos de Juan Mata (debutaba en el torneo), en ambos con Xavi como interpréte. Se firmaba así otro récord: la mayor goleada en una final de una Eurocopa. Se ratifica así la triple corona, el capítulo más bello jamás escrito en el mundo del fútbol. España es ¡¡¡tricampeona!!!

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