Amnistía fiscal encubierta para los defraudadores mientras los ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos sufren una presión fiscal del 40%; subidas de impuestos directos (IRPF y Sociedades) e indirectos, castigo a la inversión empresarial, y un recorte del gasto poco menos que testimonial. El tijeretazo de 27.300 millones vendido como el “ajuste más duro de la democracia” recaerá, por supuesto, sobre las clases medias. ¡Y para esto tanto secreto impuesto por Javier Arenas, quien por su parte ofrecía más de lo mismo en Andalucía y así le lució el pelo!
Ciertamente, pese a los augurios de un desnortado Alfredo Pérez Rubalcaba y sus corifeos mediáticos (andan protestando contra la amnistía fiscal cuando la legislatura pasada fue propuesta por Elena Salgado y rechazada, con razón, por el Partido Popular), no habrá copago en Sanidad ni en Educación. El PP garantiza continuar viviendo, a trancas y barrancas que el dinero ajeno se está terminando, en ese camelo conocido como Estado del Bienestar. El cheque escolar implantado en Suecia hace años, la derogación de la escuela comprensiva o un sistema privado de capitalización de pensiones ni se plantean. Como no está sobre la mesa tampoco la reducción del intervencionismo asfixiante: sirva como ejemplo la promesa electoral de los populares de retirar la ley antitabaco que, para mosqueo de miles de dueños de establecimientos, no van a cumplir aunque, tan hipócritamente como sus antecesores subirán el impuesto sobre el tabaco para recaudar más mientras afirman estar en guerra contra la tóxica sustancia. Tampoco se propone la importante reforma energética, tan vital como la financiera si de cosas de comer se trata. El daño que Miguel Sebastián ha hecho a España se antoja irreparable. Pero el respetable no se entera. Prefiere jugar al rollito verde. Así, seguiremos llenando los bolsillos de los señoritos de las renovables, energías para pijos que decía Gorbachov, mientras la nuclear, la más limpia, barata y segura, ni está ni se la espera y el déficit de tarifa eléctrica suma y sigue. Cosas del sesentayochismo demodé en el resto del mundo.
¿Cambió realmente el gobierno el pasado 20 de noviembre o sólo cambiaron las personas al mando del desastre? El Partido Popular, recuerden la premonitoria invitación de Mariano Rajoy hecha a los liberales a abandonar la formación, es ya –por sus políticas los conoceréis- el gran partido socialdemócrata español. La subida del IRPF ha supuesto, de facto, una enmienda a la totalidad de las políticas liberales económicas de los gobiernos de José María Aznar, quien debe andar fumando en pipa pese a que fue él quien designó heredero de su trono al gallego. ¡Quién se lo iba a decir!
El empeño de esta derecha nada liberal en recurrir a las viejas recetas socialdemócratas, fracasarán como siempre, se produce, toma ya, en un momento en que dicha ideología, heredera del socialismo real, está implosionando en toda Europa. Veremos si su caída no se lleva por delante también al burocrático partido del gobierno.