Es curioso observar como las tesis del Partido Popular se van desmoronando a velocidad de vértigo. Aquellas voces que acusaban al gobierno Zapatero de dar oxígeno a ETA, sucumben ante hechos tan objetivos como las numerosas detenciones practicadas a miembros de la banda terrorista, en el escaso año que llevamos de legislatura.
Incluso, si me apuran, frente a quienes imputaban al ejecutivo la más que subjetiva acusación de dar la espalda a las víctimas del terrorismo, se imponen actuaciones reales que llevan a la constatación de todo lo contrario.
Por una parte, la actitud conciliadora de Peces Barba permite encontrar un punto de cordura, en un mundo convulsionado por la continua manipulación del principal partido de la oposición. Quede claro que mi desvaloración se refiere a quienes han optado por utilizar el dolor como arma arrojadiza en el mercado de lo público, es decir el PP, y no para quienes injustamente, en todos los casos, vivieron el zarpazo de la violencia terrorista en sus propias carnes. Las víctimas, tienen todo el derecho a expresar públicamente su dolor y reclamar, justamente, lo que toda la sociedad estamos obligados a reconocerles. Sin embargo, aquellos que pretenden su utilización con fines electoralistas, no merecen sino el más rotundo rechazo, la más dura reprobación e, incluso, la constatación de que su único efecto en la sociedad civil es la causación de un intenso asco.
Por otro lado, el proceso abierto contra Otegi permite reafirmar, frente a quienes lo ponían en duda, que el Estado de Derecho sigue desplegando sus consecuencias sobre todos. ¿Acaso ahora podrán seguir afirmando, desde la bancada popular, que el ministerio fiscal no actúa con contundencia, cuando la petición del fiscal personado en el caso era incluso más dura que la hecha por la acusación particular representante del colectivo de víctimas del terrorismo?
Rajoy y los suyos se están quedando sin argumentos. La realidad demuestra la falsedad de sus apreciaciones y, conscientes de acontecimientos no tan lejanos en el tiempo, los españoles no estamos dispuestos a volver a creernos ninguna mentira.