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El 2012 será, probablemente, el año más crítico que la humanidad haya encarado en su Historia

2012: el año del fin del mundo

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2012 no será un año como los demás, entre otras cuestiones porque tendremos que enfrentar retos superiores a cualesquiera otros que jamás haya experimentado el colectivo humano. El cambio climático, el más que previsible crack financiero global o la geométricamente progresiva inestabilidad social en todo el mundo, siendo fenómenos que convulsionarán todas y cada una de las sociedades locales o nacionales, derivando en muchos casos en situaciones revolucionarias o de abierto conflicto civil, no son, ni con mucho, los mayores problemas a los que colectivamente deberemos hacer frente de una forma decidida… o perecer como sociedad en la forma y manera actual.

La capacidad de supervivencia de la vida ante colosales catástrofes, es algo que está fuera de toda duda y que ha sido contrastado por la Ciencia. Sabemos por la misma vía, sin embargo, que nada tuvo que ver el después con el antes de estos sucesos puntuales, siendo que la vida superior, probablemente inteligente, que sobrevivió a tales hecatombes, tardó milenios en reestructurarse y restaurar su posición de dominio. En 2012, algunos de los problemas que tendremos que afrontar tienen parecido origen cósmico a los de algunas precedentes extinciones masivas, a la vez que deberemos atender las imprevisibles consecuencias del egoísmo exacerbado de una parte del colectivo humano que, prescindiendo de cualquier clase de freno ético y moral, están poniendo contra las cuerdas de la extinción a la totalidad de los seres que hoy ocupamos el planeta, facultando una más que probable confrontación nuclear, química y bacteriológica entre los bloques más inhumanamente armados del mundo, y en la que todos -sea quien sea quien comience el conflicto-, todos, perderemos, incluidos quienes se han fabricado cómodas ciudades y refugios subterráneos. Una posibilidad que es factible que se materialice en Oriente Medio, acaso en los primeros albores de tan temido año.

En el orden cósmico, en este año 2012 son varias las amenazas que nos acechan, tal y como sería el caso de un potencial asteroide que impactara contra la Tierra, anunciado por algunos de los Libros Sagrados y no pocos de los más afamados y reconocidos profetas, o de las radiaciones gamma provenientes de la transformación de alguna estrella moribunda en supernova tipo A, como sería el caso de Betelgeuse, o aún de las emisiones de masa coronal del Sol, las cuales de prevén inusualmente activas; pero sobre todo será el año en que salgamos definitivamente de dudas acerca no sólo de la existencia, sino también de la inmediata proximidad de Nibiru, y sabremos con toda certeza y a ojos desnudos si su presencia es algo más que un mito conspiranoico o una realidad que nos han estado ocultando.

Existen pruebas irrefutables de que todos los gobiernos del mundo han estado haciendo inversiones astronómicas en planes de supervivencia que no sólo han considerado auténticas ciudades subterráneas y Cúpulas del Fin el Mundo, sino también el desarrollo y acopio de progresos médicos y científicos que les garanticen la supervivencia a una elegida élite en un teórico Día Después. Una previsión extrema que sería tan aplicable a un caso terminal de supervivencia ante una catástrofe de origen cósmico como a una amenaza cierta procedente de nuestro o su propio desvarío, tales como una hambruna sin precedentes producida por causas más o menos naturales –EMCs, cambio climático extremo, pérdida de la capa de ozono, etc.-, o las producidas por la conducta de los bloques de poder del plante, tal y como sería el caso de una confrontación nuclear, química y bacteriológica global, la cual no se puede descartar en los escenarios que hoy están en el candelero, como en el caso de Irán y el más que previsible ataque inmediato que llevará a efecto Israel, arrastrando con él a la guerra a la totalidad de la humanidad. En aquel ámbito, hoy, están ya todos los actores en el escenario y tan sólo falta que alguien alce el telón: el enfrentamiento total entre bloques, en ese momento, será cuestión de días, semanas o, como mucho, meses. Algo que podríamos no sólo ver, sino experimentar, si es que no se impone una razón que hoy parece perturbada.

Por otra parte, queda la Cuestión Maya. La muy risible propuesta de la Ciencia oficial de que este pueblo llegó al grado de conocimiento astronómico que tuvo con simples palos con visores artesanos atados con cuerdas, es al menos tan estúpido como pensar que los egipcios en el Neolítico pudieran construir las pirámides de Gizeh y no dejar ni un solo pergamino o una inscripción en ellas acerca de quién las construyó y para qué. Fallan tantos elementos por tantas vertientes, que dar crédito ni de lejos a la versión oficial puede ser considerado prácticamente como de carencia absoluta de inteligencia. Culturas muy semejantes en casi todo, la egipcia remota y la Maya, no sólo en cuanto a su conocimiento extremo del arte de la Arquitectura, sino también de las Matemáticas, la Agricultura, la Astronomía y el manejo de energías que ni siquiera hoy consideramos posibles. En el caso Maya, además de estos prodigios, apenas igualados por nuestra Ciencia contemporánea en los últimos años, eran conocedores expertos de materias que hoy nos son negadas, así como cuando les descubrimos en el s. XVI era inimaginable para nosotros el hoy imprescindible número 0.

Pero centrándonos en lo que nos importa en este artículo, es poco o nada relevante si esos conocimientos los desarrolló una cultura tecnológica precedente hoy desaparecida o si fueron los más que probables colonizadores extraterrestres, los míticos dioses antiguos, sino que los tenían, que hemos sido capaces de interpretarlos o descifrarlos y que cuanto dijeron que iba a suceder, está sucediendo: eclipses, traumáticos cambios climáticos, exacerbada actividad solar, peligro de asteroides, revoluciones sociales sin precedentes y un final de la civilización coincidente con el paso de la Tierra por la Grieta Oscura de galaxia, cuestión que hoy sabemos que sucederá en la fecha y momento por ellos indicados hace algunos miles de años, que es ni más ni menos en el fatídico 2012 que comienza en unos días.

La necesariamente limitada extensión de este artículo no permite el desarrollo de cada de unos peligros que se enumeran en él, los cuales ya he tratado en tanto en mi obra literaria como en otros artículos publicados en este mismo medio; sin embargo, queda por ver qué de todo ello se puede convertir en una seria amenaza mayor para nosotros, si las que provienen de la naturaleza –cósmica o no- o si nosotros mismos y ese nuestro Gen del Egoísmo tan fervientemente desarrollado. En cualquier caso, y para completar el elenco de codos que rozan el tintero que contiene la tinta con la que escribiremos en las blancas hojas del cuaderno de 2012, nos quedan aún tanto las maniobras de la elite por establecer el Gobierno Mundial y el Nuevo Orden, basado en la crisis artificial que padece la práctica totalidad de los países del mundo, y el inminente crack financiero que dará al traste con todas las formas conocidas de organización social, como la intención subyacente de esa elite de reducir la humanidad al frío guarismo de dos mil millones de almas, liquidando de un plumazo a más de cinco mil millones de seres humanos.

No; no creo en absoluto que, a pesar de todas estos retos, 2012 sea el año del Fin del Mundo en términos absolutos, aunque sí en términos relativos, entendiéndose por tal el umbral de una transformación social a partir de la cual nada será como antes. Que sea mejor o peor, como siempre dependerá de nuestro propio proceder y del grado de conciencia que seamos capaces de aplicar a la resolución de estos problemas. De lo que no cabe duda, es de que por el camino que vamos no se puede continuar porque hemos llegado a la estación términi, y el 2012 es el año en el que vienen a reunirse todos los pronósticos y amenazas que se han ido vertiendo desde diferentes culturas, posiciones morales e incluso religiones de todos los tiempos. Es seguro que la situación a ponerse mucho más fea que lo que está, hasta conducirnos al extremo de tener que elegir entre la vía del ascenso a los cielos de la armonía y la del descenso de la autodestrucción o la dictadura global. Un año para vivirlo con pies de plomo, pero con los pánicos suficientes como, tal vez, para que, ante el peligro de autoextinción, los hombres comprendamos que todos, con nuestras diferencias, somos parte del mismo tejido e hijos del mismo Dios, y que hacia donde debemos avanzar con paso decidido es hacia el entendimiento y la armonía, hacia la espiritualidad, tanto en el aspecto humano como en el del Conocimiento. Una oportunidad, en fin, de corregir la deriva de la Historia, siquiera sea al contemplar el abismo que sea abre a nuestros pies por el camino que transitamos, y una oportunidad sin precedentes de cambiar para bien, aunque duela, como sucede siempre con los alumbramientos.

Procura vivir tiempos interesantes, dice el saber oriental, y los que viviéremos en 2012, con toda seguridad, serán capitales. ¡Feliz año a todos!

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos

2012: el año del fin del mundo

El 2012 será, probablemente, el año más crítico que la humanidad haya encarado en su Historia
Ángel Ruiz Cediel
martes, 20 de diciembre de 2011, 07:33 h (CET)

2012 no será un año como los demás, entre otras cuestiones porque tendremos que enfrentar retos superiores a cualesquiera otros que jamás haya experimentado el colectivo humano. El cambio climático, el más que previsible crack financiero global o la geométricamente progresiva inestabilidad social en todo el mundo, siendo fenómenos que convulsionarán todas y cada una de las sociedades locales o nacionales, derivando en muchos casos en situaciones revolucionarias o de abierto conflicto civil, no son, ni con mucho, los mayores problemas a los que colectivamente deberemos hacer frente de una forma decidida… o perecer como sociedad en la forma y manera actual.

La capacidad de supervivencia de la vida ante colosales catástrofes, es algo que está fuera de toda duda y que ha sido contrastado por la Ciencia. Sabemos por la misma vía, sin embargo, que nada tuvo que ver el después con el antes de estos sucesos puntuales, siendo que la vida superior, probablemente inteligente, que sobrevivió a tales hecatombes, tardó milenios en reestructurarse y restaurar su posición de dominio. En 2012, algunos de los problemas que tendremos que afrontar tienen parecido origen cósmico a los de algunas precedentes extinciones masivas, a la vez que deberemos atender las imprevisibles consecuencias del egoísmo exacerbado de una parte del colectivo humano que, prescindiendo de cualquier clase de freno ético y moral, están poniendo contra las cuerdas de la extinción a la totalidad de los seres que hoy ocupamos el planeta, facultando una más que probable confrontación nuclear, química y bacteriológica entre los bloques más inhumanamente armados del mundo, y en la que todos -sea quien sea quien comience el conflicto-, todos, perderemos, incluidos quienes se han fabricado cómodas ciudades y refugios subterráneos. Una posibilidad que es factible que se materialice en Oriente Medio, acaso en los primeros albores de tan temido año.

En el orden cósmico, en este año 2012 son varias las amenazas que nos acechan, tal y como sería el caso de un potencial asteroide que impactara contra la Tierra, anunciado por algunos de los Libros Sagrados y no pocos de los más afamados y reconocidos profetas, o de las radiaciones gamma provenientes de la transformación de alguna estrella moribunda en supernova tipo A, como sería el caso de Betelgeuse, o aún de las emisiones de masa coronal del Sol, las cuales de prevén inusualmente activas; pero sobre todo será el año en que salgamos definitivamente de dudas acerca no sólo de la existencia, sino también de la inmediata proximidad de Nibiru, y sabremos con toda certeza y a ojos desnudos si su presencia es algo más que un mito conspiranoico o una realidad que nos han estado ocultando.

Existen pruebas irrefutables de que todos los gobiernos del mundo han estado haciendo inversiones astronómicas en planes de supervivencia que no sólo han considerado auténticas ciudades subterráneas y Cúpulas del Fin el Mundo, sino también el desarrollo y acopio de progresos médicos y científicos que les garanticen la supervivencia a una elegida élite en un teórico Día Después. Una previsión extrema que sería tan aplicable a un caso terminal de supervivencia ante una catástrofe de origen cósmico como a una amenaza cierta procedente de nuestro o su propio desvarío, tales como una hambruna sin precedentes producida por causas más o menos naturales –EMCs, cambio climático extremo, pérdida de la capa de ozono, etc.-, o las producidas por la conducta de los bloques de poder del plante, tal y como sería el caso de una confrontación nuclear, química y bacteriológica global, la cual no se puede descartar en los escenarios que hoy están en el candelero, como en el caso de Irán y el más que previsible ataque inmediato que llevará a efecto Israel, arrastrando con él a la guerra a la totalidad de la humanidad. En aquel ámbito, hoy, están ya todos los actores en el escenario y tan sólo falta que alguien alce el telón: el enfrentamiento total entre bloques, en ese momento, será cuestión de días, semanas o, como mucho, meses. Algo que podríamos no sólo ver, sino experimentar, si es que no se impone una razón que hoy parece perturbada.

Por otra parte, queda la Cuestión Maya. La muy risible propuesta de la Ciencia oficial de que este pueblo llegó al grado de conocimiento astronómico que tuvo con simples palos con visores artesanos atados con cuerdas, es al menos tan estúpido como pensar que los egipcios en el Neolítico pudieran construir las pirámides de Gizeh y no dejar ni un solo pergamino o una inscripción en ellas acerca de quién las construyó y para qué. Fallan tantos elementos por tantas vertientes, que dar crédito ni de lejos a la versión oficial puede ser considerado prácticamente como de carencia absoluta de inteligencia. Culturas muy semejantes en casi todo, la egipcia remota y la Maya, no sólo en cuanto a su conocimiento extremo del arte de la Arquitectura, sino también de las Matemáticas, la Agricultura, la Astronomía y el manejo de energías que ni siquiera hoy consideramos posibles. En el caso Maya, además de estos prodigios, apenas igualados por nuestra Ciencia contemporánea en los últimos años, eran conocedores expertos de materias que hoy nos son negadas, así como cuando les descubrimos en el s. XVI era inimaginable para nosotros el hoy imprescindible número 0.

Pero centrándonos en lo que nos importa en este artículo, es poco o nada relevante si esos conocimientos los desarrolló una cultura tecnológica precedente hoy desaparecida o si fueron los más que probables colonizadores extraterrestres, los míticos dioses antiguos, sino que los tenían, que hemos sido capaces de interpretarlos o descifrarlos y que cuanto dijeron que iba a suceder, está sucediendo: eclipses, traumáticos cambios climáticos, exacerbada actividad solar, peligro de asteroides, revoluciones sociales sin precedentes y un final de la civilización coincidente con el paso de la Tierra por la Grieta Oscura de galaxia, cuestión que hoy sabemos que sucederá en la fecha y momento por ellos indicados hace algunos miles de años, que es ni más ni menos en el fatídico 2012 que comienza en unos días.

La necesariamente limitada extensión de este artículo no permite el desarrollo de cada de unos peligros que se enumeran en él, los cuales ya he tratado en tanto en mi obra literaria como en otros artículos publicados en este mismo medio; sin embargo, queda por ver qué de todo ello se puede convertir en una seria amenaza mayor para nosotros, si las que provienen de la naturaleza –cósmica o no- o si nosotros mismos y ese nuestro Gen del Egoísmo tan fervientemente desarrollado. En cualquier caso, y para completar el elenco de codos que rozan el tintero que contiene la tinta con la que escribiremos en las blancas hojas del cuaderno de 2012, nos quedan aún tanto las maniobras de la elite por establecer el Gobierno Mundial y el Nuevo Orden, basado en la crisis artificial que padece la práctica totalidad de los países del mundo, y el inminente crack financiero que dará al traste con todas las formas conocidas de organización social, como la intención subyacente de esa elite de reducir la humanidad al frío guarismo de dos mil millones de almas, liquidando de un plumazo a más de cinco mil millones de seres humanos.

No; no creo en absoluto que, a pesar de todas estos retos, 2012 sea el año del Fin del Mundo en términos absolutos, aunque sí en términos relativos, entendiéndose por tal el umbral de una transformación social a partir de la cual nada será como antes. Que sea mejor o peor, como siempre dependerá de nuestro propio proceder y del grado de conciencia que seamos capaces de aplicar a la resolución de estos problemas. De lo que no cabe duda, es de que por el camino que vamos no se puede continuar porque hemos llegado a la estación términi, y el 2012 es el año en el que vienen a reunirse todos los pronósticos y amenazas que se han ido vertiendo desde diferentes culturas, posiciones morales e incluso religiones de todos los tiempos. Es seguro que la situación a ponerse mucho más fea que lo que está, hasta conducirnos al extremo de tener que elegir entre la vía del ascenso a los cielos de la armonía y la del descenso de la autodestrucción o la dictadura global. Un año para vivirlo con pies de plomo, pero con los pánicos suficientes como, tal vez, para que, ante el peligro de autoextinción, los hombres comprendamos que todos, con nuestras diferencias, somos parte del mismo tejido e hijos del mismo Dios, y que hacia donde debemos avanzar con paso decidido es hacia el entendimiento y la armonía, hacia la espiritualidad, tanto en el aspecto humano como en el del Conocimiento. Una oportunidad, en fin, de corregir la deriva de la Historia, siquiera sea al contemplar el abismo que sea abre a nuestros pies por el camino que transitamos, y una oportunidad sin precedentes de cambiar para bien, aunque duela, como sucede siempre con los alumbramientos.

Procura vivir tiempos interesantes, dice el saber oriental, y los que viviéremos en 2012, con toda seguridad, serán capitales. ¡Feliz año a todos!

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos

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