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Resultado mentiroso en el Calderón. Ni siquiera para maquillar la grave crisis deportiva sirvió el triunfo del Atlético ante el Rennes. Por no valer, no valió ni para clasificarse, tarea que ya se traía hecha. Sí para entrar como primeros de grupo y allanar el camino de la Europa League, única competición que parece puede salvar la temporada de los colchoneros.
En un encuentro donde la hinchada celebró los goles insultando al paco y pidiendo la dimisión del entrenador, de poco servía el resultado. Aunque la cosa pudo ser aún peor si el Rennes hubiera acertado en alguna de las tres clarísimas ocasiones de las que dispuso en el primer tercio de encuentro, incluido un cabezazo al larguero que propició los primeros pitos de la afición colchonera.
Manzano volvió a dejar a Reyes sin jugar un minuto en una historia irreversible y de final anunciado. Puso todo lo demás, por la cuenta que le traía. Y aunque el equipo ganó sobre el campo, Manzano perdió ante el Calderón, verdugo del técnico andaluz desde el primer día de temporada. Después de cada gol local se escuchaban gritos en favor de Luis Aragonés: El deseado.
Gil Marín, centro de la diana
El Rennes tampoco se jugaba nada y vino a Madrid de turismo. Aun así, bastaron los suplentes del mediocre equipo galo para poner en apuros al Atleti. Suerte que volvió a aparecer por enésima vez la picardía de Adrián, provocando un penalti que Falcao se encargaría de convertir. Otro tanto del colombiano que va recuperando el olfato goleador aunque sea desde los nueve metros.
Dominguez puso el segundo poco antes del descanso al rematar de cabeza una falta lanzada magistralmente por Diego. El brasileño es un futbolista diferente, que luce por talento propio y mediocridad del resto. Sólo podría entrar en su saco Arda Turan, muy intermitente en los últimos partidos aunque efectivo una vez más. Anotó el tercer gol del encuentro tras un movimiento digno de los doce kilos que costó.
Ni siquiera el tercer gol aplacó la ira de los aficionados rojiblancos, que volvieron a girarse al palco para pedir la utópica dimisión de Miguel Ángel Gil Marín, máximo responsable de los fracasos del equipo un año tras otro. Por ello una vez más el sentenciado será el entrenador, al que oficiosamente le quedan dos partidos. Mandjeck anotó para el Rennes en la recta final, cuando en el Calderón apenas quedaban mil espectadores de los ocho mil que fueron a ver tal bochorno.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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