La polémica sobre el sistema electoral español continúa candente. Tras una semana de las elecciones generales que dieron el triunfo absoluto al Partido Popular, las denuncias no cesan y los comentarios brotan por doquier. El enrevesado sistema D’Hondt, que un belga del siglo XIX creó para gracia o desgracia de muchos partidos minoritarios o de nueva creación, está en el punto de mira.

Hay quien solicita su modificación urgente, especialmente después del ascenso de AMAIUR y UpyD. Este último está haciendo ruido, y mucho, por el hecho de haber conseguido más de un millón trescientos mil votos, cinco escaños y la imposibilidad de formar un grupo parlamentario propio. El funcionamiento de nuestro sistema electoral hace que a aquellos partidos que presentan candidatura en regiones con mayor número de población (Madrid y Valencia en el caso de UpyD) les sea más difícil conseguir un escaño por cantidad de votos. Por poner un ejemplo, mientras que UpyD precisa 228.048 votos por escaño, en el caso de AMAIUR (que se presenta únicamente por el País vasco y Navarra) sólo necesita 69.330 votos por escaño. De este modo, a pesar de la notable diferencia, UpyD alcanzó los 5 escaños y Amaiur los 7.

El problema añadido es que para conseguir grupo en la Cámara Baja es necesario alcanzar el 5% de votos a nivel nacional, o el 15% por cada circunscripción en que se presente el partido. Y ninguna de las dos formaciones lo han superado, rozando el ansiado número redondo con 4,69% de votos a nivel estatal en el caso del partido de Rosa Díez. Para Amaiur el problema reside en que en todas las regiones han conseguido más de un 15% de votos excepto en Navarra en donde se quedó con el 14,86% de votos.

Tras la noche electoral, la líder de UpyD, Rosa Díez reclamó una reforma inmediata. “¿Qué hay que hacer para que cambie esta ley? Acabaremos venciendo y defenderemos los derechos de los más de 600.000 ciudadanos que se han quedado sin representación” dijo la candidata, que a pesar de este desafortunado obstáculo, fruto de una desidia interesada por parte de los grupos mayoritarios, tenía algo que celebrar. Y es que el partido del color magenta fue el que mayor crecimiento tuvo en estas últimas elecciones. Recordemos que en sus primeras elecciones, las generales de 2008, recién creado el partido, Díez obtuvo un escaño por Madrid con 306.000 votos (tantos como el PNV); en las europeas subió a 450.000 y fue la tercera fuerza en 32 de las 52 capitales de provincia; y en las municipales del pasado mayo sacó 465.000 papeletas, presentándose en la mitad de las plazas posibles. La semana pasada fueron más de 1.300.000 votos y 5 escaños (Cuatro en Madrid y uno por Valencia).

Algo debe estar pasando en la política española. Ahora el resto de partidos se han puesto de acuerdo para apoyar tanto a Amaiur como a UpyD. La campaña se ha caracterizado por la denuncia de la apreciable presencia que PP y PSOE tienen en medios, debates, etc... y la poca, escasa o casi inexistente de partidos como UpyD, Equo o IU. Los casi improvisados mítines que UPyD y Equo llevaron a cabo en las concurridas calles de Madrid, sin lugar a duda, fue la imagen antagónica de fulgurantes plazas de toros, polideportivos municipales o grandes salas de congresos en los que los del grupo rojo y azul celebraron sus asambleas multitudinarias.

Dirigentes de Izquierda Unida (IU), Partido Nacionalista Vasco (PNV), Esquerra Republicana (ERC), Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Coalición Canaria (CC) han recordado que tal y como ha ocurrido en el pasado, podría hacerse una interpretación flexible de la normas de la Cámara Baja para facilitar que el partido de Rosa Díez y la coalición abertzale formen grupos independientes.

El quid de la cuestión se encuentra en que tanto el Bloque Nacionalista Galego (BNG) como Coalición Canaria (CC), con dos diputados cada una, tienen planes de seguir en el grupo mixto. Por este motivo no disimulan sus preferencias por que el partido de Rosa Díez y la coalición abertzale tengan sus propios grupos parlamentarios, lo que aligeraría la composición del mixto.

Francisco Jorquera, del BNG, considera que el Reglamento debe aplicarse basándose en criterios "objetivos" y no "ideológicos". En un intento por aplicar la teoría de “todos los votos valen lo mismo” que promovía Díez desde el partido magenta. Finalmente, en el caso de Coalición Canaria, Ana Oramas también recuerda que, teniendo en cuenta los precedentes, lo lógico sería que se permitiera a UPyD y Amaiur crear grupos independientes.

IU, PNV, ERC, BNG y CC se han puesto de acuerdo, y tratan de impulsar la ‘alegal’ posibilidad de que Amaiur y UpyD tengan su propio grupo parlamentario en el Congreso. La diferencia es evidente, pero es que tanto UpyD como Amaiur se juegan, no sólo su presencia en el Congreso, sino también mayores privilegios.

Disponer de grupo no es baladí, ya que permite a las formaciones políticas contar con más recursos económicos y técnicos en la Cámara, independencia a la hora de gestionar sus iniciativas, más tiempo en las intervenciones en los plenos y representación en los órganos de dirección del Congreso.

La representación equitativa ha sido, más que nunca, una aspiración frustrada en muchos casos. En un momento de crisis política mundial, el sistema no ha ayudado a fomentar la representatividad. De todos modos, la última palabra la tendrá la nueva mesa del Congreso que tras su constitución el próximo 13 de diciembre, contará con un plazo de cinco días para tan peliaguda decisión.