Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Social | Energía

Desarrollar y ser desarrollado

Dimensión humana y ecológica del manejo de las energías renovables
José Carlos García Fajardo
jueves, 6 de abril de 2017, 00:09 h (CET)
En un premonitorio trabajo de Ingeniería sin fronteras, de hace años se abordaba este tema que hoy es actualidad y no sólo una amenaza. En el mundo, sostenían que unos dos mil millones de personas no tenían acceso a la electricidad. Imprescindible para el desarrollo humano, la energía no se utiliza en el mundo con conciencia política, económica, social y medioambiental. Es un problema de todos, no sólo en los países del Sur, sino también los del Norte.

Hay suficiente para todo el mundo. El problema del uso y disfrute desigual no es sólo tecnológico ni económico, sino también político. Se cree que la tecnología resuelve los problemas del desarrollo, y se le encomienda ese cometido sin antes habernos cuestionado qué significa desarrollar y ser desarrollado.

Hace más de diez años, esta admirable ONG ya se planteaba que debemos replantearnos el bienestar de esta sociedad de consumo, entender que el bienestar de la sociedad no va asociado a la producción y consumo desmedido de energía, sino a la producción y consumo racional, suficiente y en condiciones de igualdad para quienes poblamos la Tierra.

Apuntaban que es una premisa hablar en términos de Desarrollo Humano, entendido éste como la ampliación de capacidades para que las personas puedan decidir sobre su futuro con libertad. Este concepto está estrechamente ligado al acceso a la energía por la relación existente entre el consumo de energía y la mejora de indicadores de pobreza, salud, educación, etc.

¿Cómo avanzar en este sentido?, se preguntaban. En aras de la sostenibilidad, hemos de asumir que el acceso a la energía y su consumo debe ser respetuoso con la naturaleza y con las personas que habitan cada entorno. Pero no puede ser el mercado quien dicte las reglas del “juego energético”; éstas deben ir consensuadas con las comunidades que habitan las zonas de abastecimiento y determinadas por el dialogo productivo entre las sabidurías locales y globales.

En segundo lugar, afirmaban que tenemos que emprender acciones. Esta metodología debe verse reflejada no sólo en los discursos de Cooperación al Desarrollo sino en las políticas públicas de los Estados, con el fin de regular a las empresas transnacionales que explotan los recursos y a las entidades financieras que avalan económicamente los procesos de expansión. Pues está claro que, atendiendo a la situación global, esto requerirá un ejercicio de ingenio por quienes marcan las agendas internacionales.

Hablando de ingenio, llegamos a la Ingeniería; así, creemos que ingenieras e ingenieros debemos replantearnos nuestra labor, decían con los pies en la tierra y sus mentes en las necesidades sociales consideradas desde la profesión que alimenta sus vidas. Entender que el ingenio por sí solo no genera soluciones; por el contrario ha llevado a la humanidad a numerosos desastres. Sin embargo, el ingenio utilizado al servicio de la vida y para la vida, ha llevado a transformar la existencia de miles de personas en todo el mundo. El ingenio ha de ser no sólo responsable, sino ético, y para ello debe comprender qué es la sociedad y cuáles son sus necesidades.

Ingenieros e ingenieras querían plantearse que su deber era y es estar al servicio de las personas, creando soluciones sencillas para resolver grandes problemas. Es posible cocinar con el sol, generar aire acondicionado aprovechando el calor, esterilizar el agua sólo con radicación solar, etc. La gran ventaja de las tecnologías apropiadas es que, por encima de cualquier aspecto científico-tecnológico, se pueden aplicar en todas las zonas del mundo, independientemente de su peso económico y político. Me admiró entonces y lo comparto ahora su sensibilidad de respeto al medio al afirmar que estas técnicas son sencillas de transferir, no generan dependencia y se apoyan en el conocimiento de las culturas locales, nos enseñan que debemos aunar las tecnologías modernas y el conocimiento ancestral, es decir, hacer un dialogo tecnológico en iguales condiciones que posibilite construir un proyecto conjunto de la humanidad.

El futuro no es desesperanzador; por el contrario, nos ha tocado vivir para decidir nuestra historia y la de las generaciones futuras. Vivir en la sociedad del riesgo implica replantear el camino andado, abandonar las inercias, desdibujar las verdades universales, crear un conocimiento compartido, tejidos de solidaridad y aprende a amarnos, porque no tenemos miedo a reconciliar los sentimientos con la ciencia, la ciencia con la ética y la ética con la vida.

Por lo tanto, concluían en ese escrito tan sencillo como clarividente que era preciso dejar que la profesión y la vida hagan un alto conjunto, que fluya la energía para conspirar un nuevo horizonte, no sólo para las voces silenciadas, sino para todas las voces; y sin renunciar a la felicidad, por el contrario, para construirla desde nuestro interior, porque no somos lo que tenemos y lo que tenemos es nuestro ser.

Noticias relacionadas

“El poder y el dinero todo lo corrompe”. Esta afirmación, que podría parecer una sentencia amarga o una exageración pesimista, se revela cada vez más como una radiografía certera del tiempo que habitamos. Nunca antes habíamos tenido tantos recursos tecnológicos, tanto conocimiento científico, tantas herramientas para construir un mundo justo y sostenible. Y, sin embargo, el presente se parece más a una distopía en cámara lenta que a un avance hacia la equidad y la paz.

Cada mañana, a primera hora, puedo observar cómo un tractor se ocupa de limpiar las playas de mi paraíso particular a fin de dejarlas tersas e impolutas. Coincide su paso por mis “dominios” con la caminata matutina que aprovecho para pensar. Su presencia y actividad, me da ideas que me invitan a imitarle. Me inspiran para intentar realizar en mi mente una labor similar a la que el tractor efectúa cada jornada.

En la vida siempre he sido pragmático, es decir, he procurado ser práctico, y ser práctico te conduce a ser útil. Cuando eres joven y estás estudiando, puedes tener toques idealistas, es normal, pero siempre había algún profesor que “te advertía” que uno siempre acaba siendo práctico y “amas” ser práctico.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto