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No hay más protagonista de las novelas de este autor que la propia vida

'La vida negociable', de Luís Landero

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La vida negociable, la última novela de Luís Landero, indica con su título de qué trata la novela, de ese mundo tan landeroiano en el que sus protagonistas se debaten siempre en el límite del más absoluto fracaso vital; pero siempre con la constante esperanza de que la suerte puede cambiar en cualquier momento y puedan retomar el timón de sus vidas desarboladas, en un ejercicio incansable de optimismo o incapacidad para asumir la derrota.


En el fondo, no hay más protagonista de las novelas de este autor que la propia vida, campo de batalla en la que el coraje, la determinación y la propia lucha contra la adversidad es la que salva a los personajes de caer en la más absoluta derrota, como el propio protagonista de la novela afirma: “aprendí que, por muy bajo que uno caiga, mal que bien acaba por amoldarse a su situación”.

En esta novela lo que predomina es la idea de que es posible caer en el fracaso y el ridículo y levantarse de nuevo o, como afirma Hugo, el protagonista: ”acaba (uno) a amoldarse a su situación”.

La trama de la novela narra las peripecias de Hugo Bayo, peluquero y genio incomprendido, que les va narrando a sus clientes todas sus peripecias vitales desde su lejana adolescencia en un barrio de Madrid, hasta el presente cuando ya está al borde de los cuarenta, etapa vital en la que aún sigue buscando el sentido a la vida o, al menos, a la suya propia.

En sus recuerdos está presente su difícil relación con su madre, además del descubrimiento de la amistad y del amor, siempre confusos. Acompaña al relato de su andanzas, de su proyectos y oficios, éxitos y fracasos, pero, sobre todo, de su capacidad siempre renovada para intentar hacer las paces con su pasado y negociar favorablemente con él, con su porvenir y su conciencia, para así encontrar un lugar en el mundo y poder llegar a reconciliarse consigo mismo y, por ende, con los demás.

En la biografía del personaje central se va descubriendo, también, el adulterio de su madre y la aceptación de que, detrás de la máscara de honorabilidad de su padre y de sus muchas amonestaciones morales, se esconde un administrador poco honrado.

Todas esas vivencias, la mayoría dolorosas, van siendo narradas por el protagonista que la, y siempre termina cobrándose las ofensas, de una u otra forma. En el fondo, confirma una teoría mantenida por otros personajes de Landero, igual de perdedores a ultranza: que todos sus sinsabores son gajes de un oficio, en este caso el de peluquero y, también, de forma implícita, son los gajes de la vida. Pero no por eso dejan de fantasear estos personajes perdedores, ni de soñar con su futuro en el que encontrarán la buena fortuna, el éxito y el reconocimiento que les está vedados en sus vidas fracasadas e ilusas.

Todo se resuelve siempre, para los personajes de Landero, en la aceptación de un nuevo fracaso, de otro desengaño que se suma a todos los anteriores; pero, siempre les queda resquicio a una nueva esperanza, ilusión o simple quimera que les ayuda a seguir viviendo, malviviendo, entre los derrumbes de sus continuas derrotas y la esperanza vana de éxito y prosperidad que siempre les es negado. Quizás, pone en práctica lo que su padre le decía siempre a Hugo, que la vida es negociable –de ahí el título-, aunque no suele dejar que lo hagamos, que negociemos un destino que parece estar ya escrito por una negra mano que tuerce los renglones y deja manchones de tinta sobre el destino de algunos, de muchos, seres humanos. Esos a los que se llama fracasados, perdedores y náufragos de sus propias vidas maltrechas.

Esta novela es una excelente demostración por parte de su autor de que su estilo personal se afianza como ha ido haciendo en obras anteriores y que ya demostró en la extraordinaria “Un balcón en invierno”, novela anterior a esta y que pone de manifiesto el excelente talento narrador de Landero que en “La vida negociable” alcanza tintes de un soterrado humor más ácido, agrio, incluso, y desencantado, que le aproxima más al estilo quevedesco, pero también a los trazos cromáticos del genial Goya, en cuyas obras se mezclaban sabiamente los colores oscuros con los claros más brillantes, creando así una mezcla de matices que hablaban por sí solos de una realidad, muchas veces amarga, a la que pintaba y mostraba en su más absoluta desnudez.

Esta nueva novela de Landero es sumamente recomendable porque en ella se encuentra la escritura depurada y singular de uno de los mejores escritores españoles que vuelve a mostrarnos su visión de un mundo en el que abundan los fracasados, los vencidos por la vida; pero, todo ello narrado sin ansias moralistas, sino con el trazo preciso de un notario de la vida que levanta acta de que es posible convivir, al mismo tiempo, con el ridículo, la ruina, el fracaso y la esperanza, mezclados en un cóctel en el que quien lo toma sólo encuentra la medida de sí mismo y su capacidad de resistencia ante la adversidad.

La vida negociable
Luís Landero
Tusquets Editores
Barcelona, febrero de 2017

'La vida negociable', de Luís Landero

No hay más protagonista de las novelas de este autor que la propia vida
Ana Alejandre
domingo, 2 de abril de 2017, 11:04 h (CET)

0204171

La vida negociable, la última novela de Luís Landero, indica con su título de qué trata la novela, de ese mundo tan landeroiano en el que sus protagonistas se debaten siempre en el límite del más absoluto fracaso vital; pero siempre con la constante esperanza de que la suerte puede cambiar en cualquier momento y puedan retomar el timón de sus vidas desarboladas, en un ejercicio incansable de optimismo o incapacidad para asumir la derrota.


En el fondo, no hay más protagonista de las novelas de este autor que la propia vida, campo de batalla en la que el coraje, la determinación y la propia lucha contra la adversidad es la que salva a los personajes de caer en la más absoluta derrota, como el propio protagonista de la novela afirma: “aprendí que, por muy bajo que uno caiga, mal que bien acaba por amoldarse a su situación”.

En esta novela lo que predomina es la idea de que es posible caer en el fracaso y el ridículo y levantarse de nuevo o, como afirma Hugo, el protagonista: ”acaba (uno) a amoldarse a su situación”.

La trama de la novela narra las peripecias de Hugo Bayo, peluquero y genio incomprendido, que les va narrando a sus clientes todas sus peripecias vitales desde su lejana adolescencia en un barrio de Madrid, hasta el presente cuando ya está al borde de los cuarenta, etapa vital en la que aún sigue buscando el sentido a la vida o, al menos, a la suya propia.

En sus recuerdos está presente su difícil relación con su madre, además del descubrimiento de la amistad y del amor, siempre confusos. Acompaña al relato de su andanzas, de su proyectos y oficios, éxitos y fracasos, pero, sobre todo, de su capacidad siempre renovada para intentar hacer las paces con su pasado y negociar favorablemente con él, con su porvenir y su conciencia, para así encontrar un lugar en el mundo y poder llegar a reconciliarse consigo mismo y, por ende, con los demás.

En la biografía del personaje central se va descubriendo, también, el adulterio de su madre y la aceptación de que, detrás de la máscara de honorabilidad de su padre y de sus muchas amonestaciones morales, se esconde un administrador poco honrado.

Todas esas vivencias, la mayoría dolorosas, van siendo narradas por el protagonista que la, y siempre termina cobrándose las ofensas, de una u otra forma. En el fondo, confirma una teoría mantenida por otros personajes de Landero, igual de perdedores a ultranza: que todos sus sinsabores son gajes de un oficio, en este caso el de peluquero y, también, de forma implícita, son los gajes de la vida. Pero no por eso dejan de fantasear estos personajes perdedores, ni de soñar con su futuro en el que encontrarán la buena fortuna, el éxito y el reconocimiento que les está vedados en sus vidas fracasadas e ilusas.

Todo se resuelve siempre, para los personajes de Landero, en la aceptación de un nuevo fracaso, de otro desengaño que se suma a todos los anteriores; pero, siempre les queda resquicio a una nueva esperanza, ilusión o simple quimera que les ayuda a seguir viviendo, malviviendo, entre los derrumbes de sus continuas derrotas y la esperanza vana de éxito y prosperidad que siempre les es negado. Quizás, pone en práctica lo que su padre le decía siempre a Hugo, que la vida es negociable –de ahí el título-, aunque no suele dejar que lo hagamos, que negociemos un destino que parece estar ya escrito por una negra mano que tuerce los renglones y deja manchones de tinta sobre el destino de algunos, de muchos, seres humanos. Esos a los que se llama fracasados, perdedores y náufragos de sus propias vidas maltrechas.

Esta novela es una excelente demostración por parte de su autor de que su estilo personal se afianza como ha ido haciendo en obras anteriores y que ya demostró en la extraordinaria “Un balcón en invierno”, novela anterior a esta y que pone de manifiesto el excelente talento narrador de Landero que en “La vida negociable” alcanza tintes de un soterrado humor más ácido, agrio, incluso, y desencantado, que le aproxima más al estilo quevedesco, pero también a los trazos cromáticos del genial Goya, en cuyas obras se mezclaban sabiamente los colores oscuros con los claros más brillantes, creando así una mezcla de matices que hablaban por sí solos de una realidad, muchas veces amarga, a la que pintaba y mostraba en su más absoluta desnudez.

Esta nueva novela de Landero es sumamente recomendable porque en ella se encuentra la escritura depurada y singular de uno de los mejores escritores españoles que vuelve a mostrarnos su visión de un mundo en el que abundan los fracasados, los vencidos por la vida; pero, todo ello narrado sin ansias moralistas, sino con el trazo preciso de un notario de la vida que levanta acta de que es posible convivir, al mismo tiempo, con el ridículo, la ruina, el fracaso y la esperanza, mezclados en un cóctel en el que quien lo toma sólo encuentra la medida de sí mismo y su capacidad de resistencia ante la adversidad.

La vida negociable
Luís Landero
Tusquets Editores
Barcelona, febrero de 2017

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