El Girona sigue a las puertas de la zona del playoff de ascenso tras su empate en Ponferrada. Los de Raúl Agné dejaron pasar una brillante oportunidad de meterse de lleno en la lucha, y parece que nadie acabe de creer en las posibilidades de este equipo.
Con la derrota del Cartagena el sábado, al Girona se le presentaba una oportunidad de oro en esta jornada 32 para volver a meterse en las posiciones de playoff. Una victoria ante la Ponferradina, colista, hubiera colocado a los de Agné en la séptima posición, la última que da acceso a la gloria al estar el filial de Barça cuarto.
A la hora de la verdad, pero, primero la falta de ambición y luego el desacierto ante portería limitaron el resultado final a un pobre empate a uno. Y gracias. A falta de cinco minutos, Chechu igualó un encuentro que ya parecían adjudicarse los locales, que se habían adelantado con un golazo de falta de Saizar.
Un partido insulso
En un campo donde el objetivo no debía ser otro que conseguir los tres puntos, los gerundenses no consiguieron en ningún momento hacer gala de su juego de ataque y de posesión. Todo lo contrario, ante la aparente falta de peligro de los locales, se limitaron a dejar jugar y salir en algún contraataque rápido.
La sensación para el espectador era que el Girona firmaba las tablas, algo inusual en los de Agné. Y la infidelidad a su estilo la pagaron. El tanto de Saizar a balón parado cambíó el escenario. El paso de los minutos metió las prisas a los rojiblancos, que igualaron faltando cinco minutos.
Fue entonces cuando entró en escena la falta de puntería. Lo intentaron primero Peragón y después Despotovic, quien no supo resolver un mano a mano ante Alejandro en el descuento. El resultado final castigaba tanto a unos como a otros. Los locales veían como se les iba el triunfo, y con él gran parte de las opciones de salvarse. El Girona recibió el castigo del que especula y luego debe solucionarlo deprisa y corriendo, y dejó pasar una gran oportunidad de colocarse en ascenso.
Un tridente apagado
No hace falta más que mirar las estadísticas de la temporada para ver que buena parte de bagaje ofensivo del Girona pasa por Jandro, Peragón y Despotovic. Sin ellos, el Girona sufre para crear peligro. En Ponferrada, estuvieron sobre el campo aunque prácticamente desaparecidos, salvo en los minutos finales cuando había que poner toda la carne en el asador.
Sin duda, para optar al ascenso el rendimiento de estas tres piezas será clave. A falta de diez jornadas, las opciones siguen ahí, pero hace falta demostrar que el equipo quiere. El domingo ante el Las Palmas, el Girona deberá volver a ser el de principios de año para conseguir la victoria y seguir en la lucha de la zona privilegiada.