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Johari Gautier Carmona

La tecnología: ¿el secreto para ser feliz?

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En un contexto de avances tecnológicos sin precedentes y con la crisis estructural de los países occidentales de fondo, algunos debates resurgen con un sabor actualizado. La tecnología es, para muchos expertos, la mejor alternativa para afrontar los retos de un mundo fragmentado y amenazado por la cuestión medio ambiental.

La era de las comunicaciones ha penetrado en los hogares, se instala en los móviles y permite satisfacer las necesidades de todos. Pero: ¿es, efectivamente, la tecnología el secreto para lograr la felicidad?





Google y la felicidad de una globalidad instantánea

El pasado mes de febrero, el ex-dirigente de Google, Eric Schmidt, mostraba su entusiasmo en el congreso mundial de móviles ante un público a la espera de novedades. La conferencia no ofreció titulares espectaculares. Permitió presentar un nuevo aparato de Motorola que sostenía la plataforma del gigante americano pero, más interesante todavía, fueron los anuncios que hizo Eric Schmidt en relación con la tecnología y sus implicaciones sobre la cotidianeidad. “Ofrecemos felicidad. Los ordenadores están aquí para hacernos más felices. Cuanto más rápido podamos hacer lo que nos planteamos, esas cosas que nos estorban, mejor es para todos”, expresó.

Este comentario vino acompañado de otros que ilustraban su confianza en el sector de los móviles y de las comunicaciones. “Dos años atrás predije que las ventas de smartphones sobrepasarían las de PCs. Pues bien, como de costumbre, me equivoqué: las ventas de smartphones han sobrepasado las de PC en menos tiempo. ¡Ya sabemos que el camino es el Smartphone!”.

Evidentemente, para el dirigente de una empresa que ofrece más de 150000 aplicaciones dirigidas a los smartphones en sus tiendas virtuales y que se posiciona como el líder incontestado de la nueva era tecnológica, la felicidad de un consumidor con un ordenador en las manos se superpone a la felicidad que genera la consolidación de un comercio floreciente como el de los móviles. Con su plataforma Android, Google quiere ser un actor importante en la distribución de felicidad en todo el mundo y mantener también el control sobre otros mercados. Como bien sabemos, la felicidad es algo que debe compartirse y en el que todos ganamos, pero hasta un cierto punto.

El escepticismo de la wiki felicidad

Los comentarios del co-fundador de la Wikipedia, Larry Sanger, recolectados en una entrevista de El País en agosto del 2010, se incorporan perfectamente en ese debate y aportan otra perspectiva interesante. El que dio espacio a las masas con su enciclopedia abierta en la red sostiene que "la felicidad no está en el ordenador, pero la vida se mueve cada vez más de manera online, por lo que algunos encuentran la felicidad allí. No hay nada especial o mágico en los ordenadores ni en la web".




Estas confesiones no parecen ser las de un navegador habitual y, sin embargo, Larry Sanger defiende lo contrario. Dedica más de diez horas diarias a Internet y llegó a ser, antes de su ruptura con Jimmy Wales (el otro fundador de Wikipedia), uno de los máximos protagonistas de la revolución interactiva e informativa. Por lo tanto, sus planteamientos idealistas, críticos y escépticos, son los que explican ese posicionamiento anticonformista.

"Por culpa de la web tenemos la disminución de los niveles de atención y la mala educación de nuestros hijos, además del impacto de Internet en toda la industria”. Larry Sanger no se muerde la lengua. No tiene porque hacerlo: su felicidad no va ligada al destino de un negocio multimillonario. Según él, la clave está en las relaciones personales, en los pequeños placeres que ajenos al mundo virtual. Así pues, su mayor afición es la educación de su hijo en casa, con quien comparte momentos inolvidables. La historia y las matemáticas son fuentes de buenas discusiones, pero también la música y la gastronomía. Experiencias que, por mucho que se quiera, no tienen el mismo sentido ante una pantalla.

La tecnología: ¿el secreto para ser feliz?

Johari Gautier Carmona
Johari Gautier Carmona
miércoles, 30 de marzo de 2011, 07:24 h (CET)
En un contexto de avances tecnológicos sin precedentes y con la crisis estructural de los países occidentales de fondo, algunos debates resurgen con un sabor actualizado. La tecnología es, para muchos expertos, la mejor alternativa para afrontar los retos de un mundo fragmentado y amenazado por la cuestión medio ambiental.

La era de las comunicaciones ha penetrado en los hogares, se instala en los móviles y permite satisfacer las necesidades de todos. Pero: ¿es, efectivamente, la tecnología el secreto para lograr la felicidad?





Google y la felicidad de una globalidad instantánea

El pasado mes de febrero, el ex-dirigente de Google, Eric Schmidt, mostraba su entusiasmo en el congreso mundial de móviles ante un público a la espera de novedades. La conferencia no ofreció titulares espectaculares. Permitió presentar un nuevo aparato de Motorola que sostenía la plataforma del gigante americano pero, más interesante todavía, fueron los anuncios que hizo Eric Schmidt en relación con la tecnología y sus implicaciones sobre la cotidianeidad. “Ofrecemos felicidad. Los ordenadores están aquí para hacernos más felices. Cuanto más rápido podamos hacer lo que nos planteamos, esas cosas que nos estorban, mejor es para todos”, expresó.

Este comentario vino acompañado de otros que ilustraban su confianza en el sector de los móviles y de las comunicaciones. “Dos años atrás predije que las ventas de smartphones sobrepasarían las de PCs. Pues bien, como de costumbre, me equivoqué: las ventas de smartphones han sobrepasado las de PC en menos tiempo. ¡Ya sabemos que el camino es el Smartphone!”.

Evidentemente, para el dirigente de una empresa que ofrece más de 150000 aplicaciones dirigidas a los smartphones en sus tiendas virtuales y que se posiciona como el líder incontestado de la nueva era tecnológica, la felicidad de un consumidor con un ordenador en las manos se superpone a la felicidad que genera la consolidación de un comercio floreciente como el de los móviles. Con su plataforma Android, Google quiere ser un actor importante en la distribución de felicidad en todo el mundo y mantener también el control sobre otros mercados. Como bien sabemos, la felicidad es algo que debe compartirse y en el que todos ganamos, pero hasta un cierto punto.

El escepticismo de la wiki felicidad

Los comentarios del co-fundador de la Wikipedia, Larry Sanger, recolectados en una entrevista de El País en agosto del 2010, se incorporan perfectamente en ese debate y aportan otra perspectiva interesante. El que dio espacio a las masas con su enciclopedia abierta en la red sostiene que "la felicidad no está en el ordenador, pero la vida se mueve cada vez más de manera online, por lo que algunos encuentran la felicidad allí. No hay nada especial o mágico en los ordenadores ni en la web".




Estas confesiones no parecen ser las de un navegador habitual y, sin embargo, Larry Sanger defiende lo contrario. Dedica más de diez horas diarias a Internet y llegó a ser, antes de su ruptura con Jimmy Wales (el otro fundador de Wikipedia), uno de los máximos protagonistas de la revolución interactiva e informativa. Por lo tanto, sus planteamientos idealistas, críticos y escépticos, son los que explican ese posicionamiento anticonformista.

"Por culpa de la web tenemos la disminución de los niveles de atención y la mala educación de nuestros hijos, además del impacto de Internet en toda la industria”. Larry Sanger no se muerde la lengua. No tiene porque hacerlo: su felicidad no va ligada al destino de un negocio multimillonario. Según él, la clave está en las relaciones personales, en los pequeños placeres que ajenos al mundo virtual. Así pues, su mayor afición es la educación de su hijo en casa, con quien comparte momentos inolvidables. La historia y las matemáticas son fuentes de buenas discusiones, pero también la música y la gastronomía. Experiencias que, por mucho que se quiera, no tienen el mismo sentido ante una pantalla.

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