Esta pregunta seguramente se la hacen muchos aficionados al equipo blanco y al fútbol. ¿Qué está por encima, ganar títulos a toda costa o mantener un entrenador que ensucia la imagen un club histórico y señor? Parece que mucha gente no se da cuenta, incluido el presidente de la entidad, que con el actual técnico del Real Madrid se está creando un antimadridismo como nunca antes había ocurrido en España.

La imagen de un equipo es lo más importante y está por encima de cualquier jugador o entrenador. No hay nada más valioso que la reputación de un club como el Madrid, con más de cien años de historia y el más laureado en la historia del fútbol, y con millones de aficionados por todo el planeta. Pues bien, desde la llegada del actual entrenador del equipo blanco, se están destruyendo unos valores que consistían entre otras muchas cosas, en el señorío y en la caballerosidad.

Esos numerosos silbidos que ya se oyeron en gran parte de la grada del Bernabéu durante el pasado partido ante el Deportivo cuando un grupo reducido empezó a cantar el nombre del técnico, es para ser optimista, porque los seguidores blancos se empiezan a dar cuenta que una persona no puede estar por encima de todo una entidad como el Real Madrid, arrasando y creando polémicas por donde pasa con sus declaraciones o sus gestos.

Un entrenador puede ser muy bueno y que lo haya ganado casi todo, pero ante todo, debe mantenerse humilde, una cualidad que algunos parecen haber olvidado. ¿Alguno recuerdo cuántos encontronazos ha tenido ya el actual técnico del Madrid en su primera temporada al frente del equipo merengue? Yo perdí la cuenta. Pellegrini volvió a dar otra muestra de ser una persona respetuosa y no entró en las declaraciones fuera de tono de otros. Se le puede echar en cara venir al Bernabéu con una actitud derrotista, pero el chileno es un señor de los pies a la cabeza.

Si al final de temporada el entrenador del Real Madrid no logra ningún título, se irá como su antecesor, pero con una gran diferencia. Pellegrini se fue como vino, sin una mala palabra hacia nadie, sin faltar a ningún equipo, entrenador o ciudad. Sin embargo, si el otro se marchara al final de temporada, por lo menos por el bien del Madrid, dejaría atrás un rosario de altercados con gente de fuera y dentro del fútbol, y sobre todo, la imagen del club blanco muy dañada y con un sentimiento generalizado en contra del equipo blanco. Se pueden decir las cosas, pero siempre con educación, humildad y señorío.