La vorágine de buenos resultados ha hecho recular en las mentes que visten los colores blanco y violeta. Un punto ante el Albacete, que se tradujo en bueno cuando se consiguió el triunfo ante la Ponferradina, y los tres conseguidos en este último partido, dan aire para respirar más tranquilidad después de una tosca etapa digna de ser un vodevil increíble.
Tras todas las veleidades con las que el equipo decidió deleitar gran parte de la temporada, el once ideal que encontró Abel -casi por obligación-, ha hecho que los pucelanos ya casi pugnen por un hueco en esos puestos play off tan disputados. Dos significativos puntos separan a los blanquivioletas del retorno sueño por el ascenso.
Unos puestos de descenso acechaban a la mínima para atacar en el momento preciso, pero la aparición del once perfecto doblegó a esa zona peligrosa para arrancar una nueva etapa que se apreciaba aislada, un momento en el que «peligro» se convertía en un término ya muy manido.
Lo cierto es que, lejos de esta situación, en tan solo cinco partidos, el juego pucelano ha conseguido aparcar los fantasmas que planeaban sobre el conjunto. Cinco encuentros en los que la derrota se antoja remota por primera vez esta temporada, y es que la lucha y la apelación al coraje de los jugadores han hecho mella en el cambio dinámico.
Las variaciones en el once siguen siendo mínimas, pues ¿para qué cambiar lo que da buen resultado? Ligeras rotaciones se han producido en los últimos encuentros, pero sobre todo, destaca una: el cambio en la portería. Para sopeso de los más, a priori, profesionales bajo palos, sorprendió ante los bercianos la titularidad de Javi Jiménez.
Una opción que no defraudó a nadie, las buenas intervenciones del debutante en Zorrilla dejaron constancia en los momentos puntuales. Pese a que los pucelanos decidieron volver a las andadas con los partidos aburridos –una primera parte fatídica-, supieron sacar rendimiento del buen quehacer del ariete malagueño.
Y es que pareció que entre ʿJavisʾ andaba el juego. Javi Guerra y Javi Jiménez protagonizaron la tarde en Zorrilla y dieron vida a un equipo que amaneció más bien perdido. Ambos ofrecieron grandes dosis de calidad, cada uno desde su óptica. Mientras uno paraba, el otro remataba. De esta forma, es como llegó un triunfo, aunque sufrido, muy importante de un Pucela que ya avisa distinto.