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La joven artista visual participa en el marco del Festival Electrocuciones, que está en fase de desarrollo

Entrevista Queralt Lencinas – Artista Visual

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La joven artista visual Queralt Lencinas habla sobre su participación en el marco del Festival Electrocuciones, actualmente en desarrollo en la ciudad de Madrid.

Como parte de la confluencia de festivales, actividades y exposiciones que en estas fechas se da en la capital, este festival, celebrado en la galería Rina Bouwen, se define como una apuesta para “mostrar los caminos por los que hoy en día se mueve lo más adelantado del arte”. Afincada temporalmente en Madrid, Lencinas reflexiona sobre su obra y sobre la situación del arte contemporáneo en España.

SIGLO XXI

¿En qué consiste exactamente “Diálogo”?

Consiste en una instalación en donde se recrea un diálogo fílmico entre dos interlocutores; la cámara alterna de uno a otro en planos distintos, con la peculiaridad de que en este caso se combina imagen grabada y editada con imagen en tiempo real. El espectador confronta una pantalla en la que aparecen personajes extraídos de películas hollywoodienses clásicas que parecen dirigirse a otra persona fuera de plano, pero en el momento en que la cámara pasa a este segundo interlocutor, es el propio espectador quien se encuentra en la pantalla, invitado a ser parte de un diálogo sin un sentido definido y con un guión desconocido.

¿Cuál es la reflexión última que se desprende de la participación tan activa de este espectador en la instalación?

La secuencia del diálogo es imparable y constante, y además es un bucle. El espectador se encuentra ante un mecanismo en continuo funcionamiento al que no tiene acceso y que no puede afectar; simplemente tiene la opción de incorporarse a la propuesta, a ese espacio que dura unos segundos en el que la cámara está abierta. El espectador aporta una parte de este diálogo; de este modo completa la secuencia, pero no es ésta una interactividad amable en la que él es usuario de la máquina y por lo tanto toma el control de lo que ocurre.

¿Es absurda en determinados momentos, entonces, la palabra hablada?

Ciertamente se le puede despojar de sentido. En este caso el diálogo no se produce por un intercambio de términos, sino que por una convención fílmica. Las palabras son parte de dicha convención pero no llegan a generar conversación.

Usted ha estado residiendo y trabajando fuera de España, y en breve volverá a salir del país con este objetivo. A pesar de que en ciertas disciplinas seguimos siendo una referencia, hay un cierto sentimiento generalizado en el sector hacia la insuficiencia ya no solo de ayudas al arte, si no de incomprensión y falta de respaldo institucional. ¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Cómo se percibe este hecho desde el extranjero?

Desde luego que comparto este sentimiento, que además se ha acrecentado súbitamente, de falta de respaldo a la creación y a iniciativas independientes. Como artista joven, involucrada en proyectos y asociaciones de diversa índole, tales como Espacio Menosuno, puedo decir que me encuentro inmersa en esta sensación de precariedad a la hora de afrontar cualquier tipo de empresa.

Por otro lado, la visión extranjera es siempre relativa al lugar desde donde se esté mirando. Desde Argentina, mi próximo destino por una larga temporada, aún se nos ve como referencia en muchos sentidos, sobre todo teniendo en cuenta que mucho del capital invertido en cultura es extranjero y, dentro de él, español lo es un tanto por ciento bastante relevante. En cualquier caso, desde mi posición profesional actual, me cuestiono mis propias posibilidades dentro de España y opto, como muchos otros, por el extranjero; Argentina se presenta como un escenario en plena expansión y con un gran potencial.

El gran público tampoco ayuda demasiado. ¿Falta de educación y sensibilización al respecto?

No se puede negar que existe un alejamiento continuo entre las propuestas artísticas contemporáneas y el público general. Para aplacar este desentendimiento se emprenden iniciativas didácticas desde las instituciones culturales, en formatos diversos. El público parece tener que efectivamente cultivar una sensibilidad que le ayude a posicionarse frente a los productos de la alta cultura. Pero a mí no me convence demasiado esta actitud paternalista de que la falta de aceptación del público se deba única y exclusivamente a desconocimiento. Por lo tanto no pienso que se pueda culpar directamente al espectador general y generalizado de que no apoye con suficiente énfasis al arte. Simplificándolo al máximo, si la alta cultura no atrae la atención popular, es porque la falta de interés es mutua.

En los últimos años, el mundo del arte ha evolucionado hacia una participación cada vez más activa del espectador. La crisis de la música de concierto con sus espectadores más pasivos o la cantidad de concursos de convocatorias de proyectos que impliquen acción ciudadana o proyectos al aire libre, ponen este hecho de manifiesto. Mientras tanto, las instalaciones han encontrado un lugar estable dentro de este marco conformándose como una de los grandes cimientos de galerías y museos.

La interactividad es un elemento que se encuentra en diversos lenguajes artísticos, pero uno de ellos en el que tiene bastante relevancia es el arte electrónico; estructuras tales como la de usuario <-> interfaz <-> software o la de web 2.0, ligadas a las nuevas tecnologías, se han convertido en algo habitual en nuestro día a día; son estructuras participativas de las que el arte se ha apropiado para reflexionar sobre nuestra implicación e interacción con diversos elementos y/o realidades. Por otro lado, la instalación es un medio artístico que puede implicar costes bastantes elevados en su producción pero que, al mismo tiempo, no ser una pieza con un gran potencial comercial: en algunos caso son efímeras, no son objetos únicos pero no se pueden reproducir exactamente ya que están ligadas a un espacio concreto, requieren soportes y equipos costosos para su muestra, su mantenimiento y conservación presentan complejidades únicas de una pieza a otra,... Todo esto las hace más propicias a que las ampare la institución más que un particular.

La galería que ha acogido la instalación, la Galería Rina Bouwen, lo ha hecho en el marco del festival “Electrocuciones”, sumándose así a esta iniciativa en lo que respecta a este aspecto de la creación contemporánea. Esta galería ha abierto un espacio, El Cuarto de Invitados, con el objeto de avanzar un paso más en la función obsoleta de las galerías, conformándose como un lugar abierto en el que tengan cabida performances, conciertos, lecturas, etc. Algo que, en realidad, siempre se ha hecho de una forma puntual, pero que parece ahora un objetivo sólido para Rina Bowen.

Efectivamente El Cuarto de Invitados se presenta como un espacio abierto y experimental, con una programación continua y paralela a la de las exposiciones del resto de artistas de la galería. En el caso de Electrocuciones apuesta por una exposición exclusiva de arte electrónico, algo que no se ve muy habitualmente dentro de las galerías, si no que pertenece más bien al terreno de los centros de arte y museos.

Como artista visual, háblenos de otros proyectos, otras reflexiones, que le preocupan más allá de la instalación presente.

En estos momentos me encuentro trabajando en otros proyectos, más ligados al video y a la temática del paisaje, sujeto del que me ocupo desde hace ya algunos años, y en donde la interactividad no tiene un papel tan relevante como en la presente pieza.

Entrevista Queralt Lencinas – Artista Visual

La joven artista visual participa en el marco del Festival Electrocuciones, que está en fase de desarrollo
Redacción
domingo, 20 de febrero de 2011, 22:07 h (CET)
La joven artista visual Queralt Lencinas habla sobre su participación en el marco del Festival Electrocuciones, actualmente en desarrollo en la ciudad de Madrid.

Como parte de la confluencia de festivales, actividades y exposiciones que en estas fechas se da en la capital, este festival, celebrado en la galería Rina Bouwen, se define como una apuesta para “mostrar los caminos por los que hoy en día se mueve lo más adelantado del arte”. Afincada temporalmente en Madrid, Lencinas reflexiona sobre su obra y sobre la situación del arte contemporáneo en España.

SIGLO XXI

¿En qué consiste exactamente “Diálogo”?

Consiste en una instalación en donde se recrea un diálogo fílmico entre dos interlocutores; la cámara alterna de uno a otro en planos distintos, con la peculiaridad de que en este caso se combina imagen grabada y editada con imagen en tiempo real. El espectador confronta una pantalla en la que aparecen personajes extraídos de películas hollywoodienses clásicas que parecen dirigirse a otra persona fuera de plano, pero en el momento en que la cámara pasa a este segundo interlocutor, es el propio espectador quien se encuentra en la pantalla, invitado a ser parte de un diálogo sin un sentido definido y con un guión desconocido.

¿Cuál es la reflexión última que se desprende de la participación tan activa de este espectador en la instalación?

La secuencia del diálogo es imparable y constante, y además es un bucle. El espectador se encuentra ante un mecanismo en continuo funcionamiento al que no tiene acceso y que no puede afectar; simplemente tiene la opción de incorporarse a la propuesta, a ese espacio que dura unos segundos en el que la cámara está abierta. El espectador aporta una parte de este diálogo; de este modo completa la secuencia, pero no es ésta una interactividad amable en la que él es usuario de la máquina y por lo tanto toma el control de lo que ocurre.

¿Es absurda en determinados momentos, entonces, la palabra hablada?

Ciertamente se le puede despojar de sentido. En este caso el diálogo no se produce por un intercambio de términos, sino que por una convención fílmica. Las palabras son parte de dicha convención pero no llegan a generar conversación.

Usted ha estado residiendo y trabajando fuera de España, y en breve volverá a salir del país con este objetivo. A pesar de que en ciertas disciplinas seguimos siendo una referencia, hay un cierto sentimiento generalizado en el sector hacia la insuficiencia ya no solo de ayudas al arte, si no de incomprensión y falta de respaldo institucional. ¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Cómo se percibe este hecho desde el extranjero?

Desde luego que comparto este sentimiento, que además se ha acrecentado súbitamente, de falta de respaldo a la creación y a iniciativas independientes. Como artista joven, involucrada en proyectos y asociaciones de diversa índole, tales como Espacio Menosuno, puedo decir que me encuentro inmersa en esta sensación de precariedad a la hora de afrontar cualquier tipo de empresa.

Por otro lado, la visión extranjera es siempre relativa al lugar desde donde se esté mirando. Desde Argentina, mi próximo destino por una larga temporada, aún se nos ve como referencia en muchos sentidos, sobre todo teniendo en cuenta que mucho del capital invertido en cultura es extranjero y, dentro de él, español lo es un tanto por ciento bastante relevante. En cualquier caso, desde mi posición profesional actual, me cuestiono mis propias posibilidades dentro de España y opto, como muchos otros, por el extranjero; Argentina se presenta como un escenario en plena expansión y con un gran potencial.

El gran público tampoco ayuda demasiado. ¿Falta de educación y sensibilización al respecto?

No se puede negar que existe un alejamiento continuo entre las propuestas artísticas contemporáneas y el público general. Para aplacar este desentendimiento se emprenden iniciativas didácticas desde las instituciones culturales, en formatos diversos. El público parece tener que efectivamente cultivar una sensibilidad que le ayude a posicionarse frente a los productos de la alta cultura. Pero a mí no me convence demasiado esta actitud paternalista de que la falta de aceptación del público se deba única y exclusivamente a desconocimiento. Por lo tanto no pienso que se pueda culpar directamente al espectador general y generalizado de que no apoye con suficiente énfasis al arte. Simplificándolo al máximo, si la alta cultura no atrae la atención popular, es porque la falta de interés es mutua.

En los últimos años, el mundo del arte ha evolucionado hacia una participación cada vez más activa del espectador. La crisis de la música de concierto con sus espectadores más pasivos o la cantidad de concursos de convocatorias de proyectos que impliquen acción ciudadana o proyectos al aire libre, ponen este hecho de manifiesto. Mientras tanto, las instalaciones han encontrado un lugar estable dentro de este marco conformándose como una de los grandes cimientos de galerías y museos.

La interactividad es un elemento que se encuentra en diversos lenguajes artísticos, pero uno de ellos en el que tiene bastante relevancia es el arte electrónico; estructuras tales como la de usuario <-> interfaz <-> software o la de web 2.0, ligadas a las nuevas tecnologías, se han convertido en algo habitual en nuestro día a día; son estructuras participativas de las que el arte se ha apropiado para reflexionar sobre nuestra implicación e interacción con diversos elementos y/o realidades. Por otro lado, la instalación es un medio artístico que puede implicar costes bastantes elevados en su producción pero que, al mismo tiempo, no ser una pieza con un gran potencial comercial: en algunos caso son efímeras, no son objetos únicos pero no se pueden reproducir exactamente ya que están ligadas a un espacio concreto, requieren soportes y equipos costosos para su muestra, su mantenimiento y conservación presentan complejidades únicas de una pieza a otra,... Todo esto las hace más propicias a que las ampare la institución más que un particular.

La galería que ha acogido la instalación, la Galería Rina Bouwen, lo ha hecho en el marco del festival “Electrocuciones”, sumándose así a esta iniciativa en lo que respecta a este aspecto de la creación contemporánea. Esta galería ha abierto un espacio, El Cuarto de Invitados, con el objeto de avanzar un paso más en la función obsoleta de las galerías, conformándose como un lugar abierto en el que tengan cabida performances, conciertos, lecturas, etc. Algo que, en realidad, siempre se ha hecho de una forma puntual, pero que parece ahora un objetivo sólido para Rina Bowen.

Efectivamente El Cuarto de Invitados se presenta como un espacio abierto y experimental, con una programación continua y paralela a la de las exposiciones del resto de artistas de la galería. En el caso de Electrocuciones apuesta por una exposición exclusiva de arte electrónico, algo que no se ve muy habitualmente dentro de las galerías, si no que pertenece más bien al terreno de los centros de arte y museos.

Como artista visual, háblenos de otros proyectos, otras reflexiones, que le preocupan más allá de la instalación presente.

En estos momentos me encuentro trabajando en otros proyectos, más ligados al video y a la temática del paisaje, sujeto del que me ocupo desde hace ya algunos años, y en donde la interactividad no tiene un papel tan relevante como en la presente pieza.

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Elsy es abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana. Comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009).

 
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