Es el cuento del pastor y el lobo: años llevan diciendo que los Centros Territoriales de TVE van a echar el cierre definitivo. Y digo “definitivo” por que en la práctica los están enterrando a marchas forzadas, sobre todo desde 2001 con las novedades que se dieron en las altas esferas del departamento de Recursos Humanos. Mano de hierro. Menuda sangría.

Uno de los objetivos y las luchas que tuvo la fallecida y añorada realizadora de la casa, Pilar Miró, fue precisamente potenciar las labores que podrían llegar a realizar estas franquicias públicas.

Y ahí empezaron otros tiempos que ya acabaron: la producción de programas destinado al público de cada autonomía vivía sus tiempos dorados que parecen y son de otro siglo.

Era una época en la que se podía disfrutar de dos desconexiones informativas territoriales, en entre otras muchas cosas, y en los que se hizo una apuesta sobre seguro: medios técnicos a la última, personal muy profesional y con lo más importante: una gran motivación.

Los más veteranos aún en servicio lo recuerdan como los mejores tiempos de su vida laboral. Ellos son los que más sufren ahora, cuando ven que todo ha girado 180 grados. Se lamentan los que no se acogieron al suntuoso ERE de hace menos de un lustro. Algunos sí lo hicieron por amor a su profesión y les d bastante igual lo que suceda. Pero otros lo rechazaron voluntariamente sin ser conscientes de lo que se avecinaba, sin mucha ilusión por su labor y en estos momentos de tiran de los pelos.

“La Casa”, como lo llaman los que trabajan o hemos trabajado allí, esta hecha una ruina.

La emisión sin publicidad no llena el déficit económico que asola la Sociedad Mercantil Estatal desde hace años (ojo, ya no se le llama ENTE) ¿La culpa? Esta feo señalar con el dedo, pero lo cierto es que un cúmulo de situaciones han llevado a todo esto: sí, lo de quitar la publicidad es un despropósito para las arcas del Estado pero es lo justo y necesario para ser en verdad un servicio público con todas las de la ley.

Este tema es relativamente reciente y hay otras cosas que son a su vez causa y consecuencia de este problema: contrataciones en la legalidad pero con mucha picaresca, ahorrar en detrimento de la calidad de un trabajo profesional, producción externa a mansalva, desigualdades de salarios y beneficios no igualitarios entre personal de la misma categoría profesional pero con muy diferente antigüedad (esto clama al cielo, creedme)

Mismo trabajo es igual a la misma o ¡al menos! parecida nómina. Es una de las luchas más antiguas en lo que respecta al sistema laboral democrático, y que esto suceda en una empresa del estado, chirría. Como chirrían ciertas cosas que suceden, a mi juicio muy injustas, y que servidora por desgracia ha vivido en sus carnes pero que no viene al caso comentar. “Pa´ qué”.

El hartazgo es general. Mucha gente ya no trabaja a gusto por estas cuestiones y eso se nota en el producto final.

Como cierta vez me dijo un ex compañero, mi adorado Javier Oliva de TVE Zaragoza, ya jubilado: “Ya vendrán tiempos mejores; INSISTIR Y RESISTIR; de eso se trata, rubia”. Bueno, pues sea cual sea el color del pelo que se tenga, ojalá lleguen tiempos en los que nos luzca, pero más brillante. Oliva: genio, maestro, se te echa de menos, pero a disfrutar que bien te lo mereces.

Si finalmente sucede lo que llevan años y años anunciando que va a ocurrir y nunca pasa, la cosa va a ser dura y demoledora. Veremos si se aguantan las nuevas embestidas. En Extremadura están que arden con el tema: el ex presidente de la Comunidad, Rodríguez Ibarra se ha posicionado hace unos días a favor de la disolución de los Centros. Ay, ay, ay, ay, ayyy…

Eso sí, por favor: si finalmente, Dios no lo quiera, se da el trágico, descomunal, atroz, espectacular y terrorífico desenlace, que vuelva a TVE mi admirado Pedro Piqueras…aunque sea solo para el cierre de emisión…sería un puntazo.