Que el Valladolid atraviesa una pésima situación es por todos conocido, cada semana que pasa se vuelve a caer en ese pozo sin fondo del que cada vez es más complicado escapar. La dinámica en la que está envuelta el equipo, sin duda, se complica con el paso de las jornadas y los puestos de descenso amenazan peligrosamente a los pucelanos a la travesía de 2ªB.
La acumulación de los peores registros a domicilio ha quedado patente en el bagaje histórico de Real Valladolid, que da continuidad, otra semana más, a su mala racha en la que el gol se dispone tendencioso a no encajarse en la portería. El partido del sábado fue la cara opuesta a la imagen mostrada en el primer encuentro de liga. Si bien, no está de más señalar, la paupérrima actuación del colegiado.
La aparente suerte del comienzo de temporada ha decidido cambiar las tornas y presentar su versión mala con la que se ensaña. Un ejemplo es, como los dos porteros filiales tuvieron que viajar hasta Villareal, puesto que Justo Villar y Jacobo sufrían sendas lesiones, y debutar con el primer equipo, después de que el promesa titular fuera expulsado injustamente.
En el inicio de Liga parecía lejana la idea del retorno a los errores del pasado y, sin embargo, sin quererlo estamos siendo constantes de un exacerbado momento en el que la vuelta a Segunda División se presenta poco a poco, como una utopía donde las victorias se han quedado en agua de borrajas.
Ni los cambios, cada vez más habituales en el once, ni los -hasta ayer- escasos refuerzos invernales, han sido suficientes para terminar con la desmotivación y falta de juego. De ahí la necesidad permanente de haber mantenido abierta la puerta en ambas direcciones hasta el último segundo de anoche.
Jugadores poco comprometidos han dicho adiós al Club blanquivioleta en este tramo de Liga. Keita y Guilherme –cedidos por el Mallorca y Almería respectivamente- fueron los primeros nominados para abandonar, a los que más tarde se unió Arzo, quién hizo las maletas para jugar en el Gante. A falta de horas para el cierre del mercado, Calle firmó por el Albacete, consolidando, de esta forma, su paso efímero como pucelano.
Como constatación del mal momento del Valladolid, los refuerzos, recién llegados a la ciudad, disfrutaron de titularidad con escasas sesiones de entrenamiento bajo las órdenes de Abel Resino. Matabuena, Faría y Juanito ya han vestido la elástica blanquivioleta. Nafti que llegó ayer, compone el mediocampo y con él suman 7 mediocentros.
Por último, con la salida de Calle, era de esperar la llegada de otro delantero para suplir ese hueco. Ferreira, jugador uruguayo procedente del Bolívar, cerró el mercado de invierno. De esta forma, Guilherme que continúa sin equipo, se queda sin ficha. Todo ello se resume con una revolución en la plantilla: la salida de dos defensas y dos delanteros, así como la llegada de dos centrales, dos mediocentros y un delantero.
Solo cabe esperar a que los pertinentes cambios surtan efecto. El partido del sábado –que se presenta complicado- supondrá un punto y aparte en la continuidad de Abel Resino, quien por otro lado, acumula tan malas estadísticas que ya se ha consolidado como el peor entrenador de los seis que se han sentado en el banquillo pucelano estas dos últimas temporadas.