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Luis López

El collar de la paloma

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Ibn Hazm fue un poeta cordobés del siglo XI, cuando la metrópoli más avanzada de su tiempo y capital del califato omeya empezaba a mostrar signos de colapso. Los bereberes la habían medio destruido, su luminosa cultura lentamente desaparecía bajo los escombros de una guerra civil, que terminó por arruinar el refinado poder omeya y anunciar el fin del dominio musulmán sobre la Península Ibérica.

Pertenecía a una familia muladí, descendiente de godos reconvertida al Islam. Fue educado, como correspondía a la alta sociedad de la época, por los mejores maestros en un ambiente acomodado lleno de lujos. El harén le hizo conocer desde muy joven los placeres carnales y es ésta una referencia que se hace explícita en “El collar de la paloma”, obra referente, autobiográfica y etnográfica sobre la manera de amar en al-Andalus durante el período dinástico omeya. Cuál era su sentido, de qué manera se aproximaban al cortejo, a la experiencia, al contacto. Ibn Hazm recuerda su tiempo añorado de esplendor personal, familiar y del califa Almanzor. El polígrafo cordobés escribió esta obra en difíciles circunstancias, refugiado en Játiva, donde la comienza en el año 1022 para ayudar y elevar la amistad que lo unía a un amigo suyo. Su ideas políticas lo habían hecho preso en diversas ocasiones del pasado, por lo que desencantado ya había renunciado a la vida política activa, contemplando desde la distancia como Córdoba se desmoronaba y con ella su infancia y adolescencia. Este tratado costumbrista en prosa, está compuesta por 30 capítulos escritos en un árabe puro, en los que el autor pinta el amor desde una concepción neoplatónica, influida por la obra de Aristóteles.

El significado del título “El collar de la paloma” incluye referencias tradicionales al alma y al destino en la cultura árabe. Se vincula la paloma con el alma caída de lo alto del cielo que al adaptarse al cuerpo ha olvidado su mundo original. El destino se hace presente en el collar que la paloma o el alma es libre de tejer, sin olvidar que Dios es su dueño. Es una obra de juventud llena de pasión, que muestra quizás la parte más sensible del carácter de Ibn Hazm, su emoción más sincera y sacra. Posteriormente fue desarrollando otros perfiles como el religioso, el filosófico o el derecho, en los que también destacó por su agudo sentido crítico y su capacidad de análisis, hechos incómodos para los reinos de taifas por los que fue vagando hasta instalarse en Montíjar (Huelva), lugar de procedencia de sus antepasados, remontando el tiempo que tan poco firme se muestra cuando se lo mide frente al alto vuelo de la paloma árabe.

La literatura árabe suele pendular entre el “Corán” y “Las mil y una noches”. Ambos márgenes son pilares culturales que expresan unas creencias por un lado. Por otro, los deseos de que la vida se asemeje un poco al cuento. Las composiciones escritas integradas en sus vericuetos y matices, encontraron en la vanguardia del mundo andalusí un exponente de la virtud más excelsa del género humano. Parte de lo que ésta supuso se halla en las páginas de este tratado social, que reproduce cómo se entendieron las relaciones humanas más íntimas en un pasado siempre susceptible de ser recordado, sobre todo a través del cálamo de Ibn Hazm.

El collar de la paloma

Luis López
Luis López
martes, 18 de enero de 2011, 10:01 h (CET)
Ibn Hazm fue un poeta cordobés del siglo XI, cuando la metrópoli más avanzada de su tiempo y capital del califato omeya empezaba a mostrar signos de colapso. Los bereberes la habían medio destruido, su luminosa cultura lentamente desaparecía bajo los escombros de una guerra civil, que terminó por arruinar el refinado poder omeya y anunciar el fin del dominio musulmán sobre la Península Ibérica.

Pertenecía a una familia muladí, descendiente de godos reconvertida al Islam. Fue educado, como correspondía a la alta sociedad de la época, por los mejores maestros en un ambiente acomodado lleno de lujos. El harén le hizo conocer desde muy joven los placeres carnales y es ésta una referencia que se hace explícita en “El collar de la paloma”, obra referente, autobiográfica y etnográfica sobre la manera de amar en al-Andalus durante el período dinástico omeya. Cuál era su sentido, de qué manera se aproximaban al cortejo, a la experiencia, al contacto. Ibn Hazm recuerda su tiempo añorado de esplendor personal, familiar y del califa Almanzor. El polígrafo cordobés escribió esta obra en difíciles circunstancias, refugiado en Játiva, donde la comienza en el año 1022 para ayudar y elevar la amistad que lo unía a un amigo suyo. Su ideas políticas lo habían hecho preso en diversas ocasiones del pasado, por lo que desencantado ya había renunciado a la vida política activa, contemplando desde la distancia como Córdoba se desmoronaba y con ella su infancia y adolescencia. Este tratado costumbrista en prosa, está compuesta por 30 capítulos escritos en un árabe puro, en los que el autor pinta el amor desde una concepción neoplatónica, influida por la obra de Aristóteles.

El significado del título “El collar de la paloma” incluye referencias tradicionales al alma y al destino en la cultura árabe. Se vincula la paloma con el alma caída de lo alto del cielo que al adaptarse al cuerpo ha olvidado su mundo original. El destino se hace presente en el collar que la paloma o el alma es libre de tejer, sin olvidar que Dios es su dueño. Es una obra de juventud llena de pasión, que muestra quizás la parte más sensible del carácter de Ibn Hazm, su emoción más sincera y sacra. Posteriormente fue desarrollando otros perfiles como el religioso, el filosófico o el derecho, en los que también destacó por su agudo sentido crítico y su capacidad de análisis, hechos incómodos para los reinos de taifas por los que fue vagando hasta instalarse en Montíjar (Huelva), lugar de procedencia de sus antepasados, remontando el tiempo que tan poco firme se muestra cuando se lo mide frente al alto vuelo de la paloma árabe.

La literatura árabe suele pendular entre el “Corán” y “Las mil y una noches”. Ambos márgenes son pilares culturales que expresan unas creencias por un lado. Por otro, los deseos de que la vida se asemeje un poco al cuento. Las composiciones escritas integradas en sus vericuetos y matices, encontraron en la vanguardia del mundo andalusí un exponente de la virtud más excelsa del género humano. Parte de lo que ésta supuso se halla en las páginas de este tratado social, que reproduce cómo se entendieron las relaciones humanas más íntimas en un pasado siempre susceptible de ser recordado, sobre todo a través del cálamo de Ibn Hazm.

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