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Isaac Bigio

La frontera entre la UE y la UNASUR

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La Unión Europea y la de Naciones Suramericanas son las dos comunidades económicas supranacionales más similares que hay en el mundo. Ambas se centran en las dos orillas opuestas del Atlántico. La primera en su zona noreste y la segunda en su suroeste.

A primera vista parecería que entre esos 2 bloques no hubiera una frontera común, pues miles de kilómetros de océano les separan. Sin embargo, si uno ve el mapa oficial de la UNASUR encuentra que ésta abarca al 99.5% del territorio continental suramericano, pero que un 0.5% que se halla entre Surinam y Brasil, es parte de la Unión Europea.

En Suramérica todos los países emplean sus propios signos monetarios, con excepción de Ecuador (quien preside la UNASUR entre el 19 de Agosto 2009 al 26 de Noviembre del 2010), el cual tiene como su moneda al dólar estadounidense, y de Guayana Francesa (GF) quien solo posee el euro. Pero, mientras Ecuador es una república desde 1830, la GF se mantiene como la última dependencia europea en la América continental.

Usualmente las cumbres suramericanas suelen apoyar a Argentina en sus reclamos por las Malvinas, islas que se encuentran a alrededor de 500 kilómetros de distancia. Sin embargo, el tema de la continua presencia francesa en el mismísimo continente es algo que se deja pasar.

Paradójicamente la primera república latinoamericana (Haití) se creó en lucha contra Francia, quien logró retener el resto de sus colonias en las Antillas y las Guayanas, y quien es hoy la única potencia europea que gobierna a más de un millón de latinoamericanos.

Esta ausencia de reclamos hacia Francia obedece, posiblemente, a dos causas. Una a que París sigue siendo un importante socio comercial a quien se le llama para que medie en el conflicto interno colombiano o para que rearme al Brasil (quien quiere aprender de ésta su tecnología de submarinos nucleares).

Otra a que París fue más lejos de lo que Madrid, Lisboa o Londres hicieron en relación a sus colonias. Esta les ha dado el rango de regiones autónomas que son parte de su propia república, cuya población tiene los mismos derechos constitucionales que el resto y que incluso elige a sus miembros plenos en el congreso francés (potestad que no la tienen ni Puerto Rico ni Guam ante EEUU, del que son parte). De hecho 4 de las 26 regiones de Francia quedan en ultramar (Reunión en el océano Indico, Guadalupe y Martinica en las Antillas y GF). En cierta medida las poblaciones de estas dependencias se benefician en que pueden trabajar libremente en cualquier rincón de la Unión Europea y a que reciben subsidios de parte de ésta.

La frontera entre la UE y la UNASUR

Isaac Bigio
Isaac Bigio
viernes, 26 de noviembre de 2010, 08:20 h (CET)
La Unión Europea y la de Naciones Suramericanas son las dos comunidades económicas supranacionales más similares que hay en el mundo. Ambas se centran en las dos orillas opuestas del Atlántico. La primera en su zona noreste y la segunda en su suroeste.

A primera vista parecería que entre esos 2 bloques no hubiera una frontera común, pues miles de kilómetros de océano les separan. Sin embargo, si uno ve el mapa oficial de la UNASUR encuentra que ésta abarca al 99.5% del territorio continental suramericano, pero que un 0.5% que se halla entre Surinam y Brasil, es parte de la Unión Europea.

En Suramérica todos los países emplean sus propios signos monetarios, con excepción de Ecuador (quien preside la UNASUR entre el 19 de Agosto 2009 al 26 de Noviembre del 2010), el cual tiene como su moneda al dólar estadounidense, y de Guayana Francesa (GF) quien solo posee el euro. Pero, mientras Ecuador es una república desde 1830, la GF se mantiene como la última dependencia europea en la América continental.

Usualmente las cumbres suramericanas suelen apoyar a Argentina en sus reclamos por las Malvinas, islas que se encuentran a alrededor de 500 kilómetros de distancia. Sin embargo, el tema de la continua presencia francesa en el mismísimo continente es algo que se deja pasar.

Paradójicamente la primera república latinoamericana (Haití) se creó en lucha contra Francia, quien logró retener el resto de sus colonias en las Antillas y las Guayanas, y quien es hoy la única potencia europea que gobierna a más de un millón de latinoamericanos.

Esta ausencia de reclamos hacia Francia obedece, posiblemente, a dos causas. Una a que París sigue siendo un importante socio comercial a quien se le llama para que medie en el conflicto interno colombiano o para que rearme al Brasil (quien quiere aprender de ésta su tecnología de submarinos nucleares).

Otra a que París fue más lejos de lo que Madrid, Lisboa o Londres hicieron en relación a sus colonias. Esta les ha dado el rango de regiones autónomas que son parte de su propia república, cuya población tiene los mismos derechos constitucionales que el resto y que incluso elige a sus miembros plenos en el congreso francés (potestad que no la tienen ni Puerto Rico ni Guam ante EEUU, del que son parte). De hecho 4 de las 26 regiones de Francia quedan en ultramar (Reunión en el océano Indico, Guadalupe y Martinica en las Antillas y GF). En cierta medida las poblaciones de estas dependencias se benefician en que pueden trabajar libremente en cualquier rincón de la Unión Europea y a que reciben subsidios de parte de ésta.

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