Las Palmas buscó los dos extremos del fútbol en los últimos dos partidos.
Los dos últimos partidos que los amarillos han disputado fuera de casa, sin lugar a dudas han dado para muchas conclusiones, debido a las grandes diferencias entre ambos partidos.
Ante el Elche, Las Palmas por primera vez, renunció totalmente a su forma de jugar esta temporada en casi todos los partidos. Y cedió y esperó en casi todas las fases del partido al Elche.
Las causas de este cambio tan notorio, pueden venir de lo acontecido ante la Ponferradina, donde Jémez recibió ciertas críticas por lanzarse sin tapujos a sentenciar el partido cuando se ganaba, y que la Ponferradina le diese la vuelta al partido en dos contras cuando iba perdiendo y empatando.
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En busca de la táctica acertada (Agencias)
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No hay duda que esta situación ha echo mucho daño en los planes del míster amarillo. Prueba de ello es lo que se pudo ver ante el Elche.
Los isleños plantearon un partido totalmente inverso al anterior, e incluso a casi todos los demás partidos de la temporada. Y una de las pruebas más claras fué el cambio de Viera por Pollo. En un claro mensaje de encerrar el equipo atrás para mantener el resultado y aprovechar alguna contra.
Y las cosas que tiene el fútbol, de nuevo la fórmula que muchos pedían a Jémez para saber cerrar el encuentro con el marcador a favor volvió a fallar, y esta vez en la última jugada del partido.
Las Palmas tocó los dos extremos en estas dos últimas jornadas, en la primera fué a por el partido con valentía cuando ganaba para rematarlo y lo acabó perdiendo. En la última se encerró atrás procurando dejar pasar el tiempo e incluso usando métodos poco elegantes como exageradas pérdidas de tiempo en los saques de banda o teatro del portero como ejemplos más vistozos. Y al final tampoco le valió para ganar.
Las conclusiones parecen claras. Ni tanto ni tan poco. Quizás la solución al gran problema de controlar los partidos cuando se gana, sea encontrar un punto medio entre ambos extremos. Saber combinar momentos en los que el equipo sepa meterse atrás, debido al empuje del rival, pero sin dejar de perder nunca las ganas de querer matar el partido y querer tener la pelota.
Cuando Las Palmas consiga dominar ese aspecto, se le escaparán muchos menos partidos, (siempre que el árbitro no diga lo contrario).
Sin duda, creo que este contrapunto que hemos vivido con el equipo en estas dos jornadas jugadas fuera, deben servir para que Paco reafirme de una vez ese sistema defensivo que parece ser frágil, y que ya muchos equipos se lo tienen aprendido.
Veremos que opción decide finalmente en la próxima jornada jugando como local.