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Andrés Ramos

Un acto de justicia

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La FIFA hacía ayer pública la lista de 23 candidatos que optan a adjudicarse el próximo 10 de enero el Balón de Oro, premio que distingue cada año al mejor futbolista del mundo. En esta ocasión, por primera vez, el antiguo Balón de Oro, reconocimiento que otorgaba desde 1956 la revista France Football, se fusiona con el FIFA World Player creando un único galardón. En esta nómina de aspirantes figuran siete jugadores españoles, Iker Casillas, Xabi Alonso, Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, David Villa y Cesc Fábregas.

La brillante actuación de España en el Mundial de Sudáfrica confiere a estos siete campeones del mundo plenos derechos para aspirar con fuerza al galardón, pero, en mi opinión, uno de ellos es el claro merecedor del premio, el azulgrana Xavi. Si impera la lógica, el centrocampista catalán se convertiría en el segundo jugador español en ser reconocido como el mejor futbolista del planeta, después de que Luis Suárez se impusiera en 1960. Alfredo Di Stefano, con nacionalidad española, ganó el Balón de Oro en 1957 y 1959, pero al nacer en Argentina sus logros se atribuyen al país sudamericano.

En un deporte colectivo como es el fútbol no soy muy dado a conceder demasiada importancia a este tipo de distinciones, que las veo más como un entretenimiento en forma de debate anual para periodistas y aficionados o como una excusa para que los equipos o países en los que milita el premiado en cuestión puedan sacar pecho. Resulta además siempre algo injusto un premio que durante algunos años sirvió a Florentino Pérez para descargar de trabajo a los directores deportivos y ojeadores de turno, ya que en la lista de galardonados estaba su agenda de fichajes. Y es que los méritos de un portero o un defensa y de un delantero son difícilmente comparables. El oficio del atacante es siempre más vistoso y ahí tienen éstos mucho terreno ganado como posibles candidatos. Además, la actuación de tu equipo o selección, por mucho que te hayas salido, pesa demasiado y más en un año de Mundial o Eurocopa, sin olvidar que se tiende también a ir repartiendo el reconocimiento para que nadie lo acapare.

En cualquier caso y entrando en el juego, que para eso está al fin y al cabo el Balón de Oro, Xavi lo merece. Bien es verdad que Casillas, el capitán del país campeón del mundo y, para mí, el mejor portero en la actualidad, se retirara sin recibir este premio sería injusto, como también es cierto que Iniesta, el héroe de la final de Sudáfrica, comienza a reclamar a gritos el galardón. Sin embargo, la mala campaña del Real Madrid, en un caso, y una temporada plagada de lesiones, en otro, merman las opciones de ambos. De la nómina internacional, Messi y Cristiano ya lo tienen y sus buenos cursos domésticos se han visto eclipsados por el mal papel de sus selecciones en la cita mundialista. Los holandeses Sneijder y Robben y el uruguayo Forlán, elegido mejor jugador del Mundial, son también por méritos propios y de sus clubes y selecciones serios aspirantes, pero, en mi opinión, están varios escalones por debajo.

Así, por muchas razones, este año Xavi tiene que ser el elegido. Y estoy seguro de que así será. Porque es el director del juego de un equipo, el FC Barcelona, y una selección, la española, que todos coinciden en señalar como la que mejor fútbol ha hecho en mucho tiempo, por su visión de juego y sus pases increíbles, por su colocación en el campo, por su peso en los partidos, porque impone su estilo allá donde juega, porque a pesar de su edad sigue a un grandísimo nivel y por su trayectoria. En definitiva, por un acto de justicia con un jugador espectacular que, sobre todo a nivel internacional, no acaba de ser reconocido en su verdadera medida.

Un acto de justicia

Andrés Ramos
Andrés  Ramos
miércoles, 27 de octubre de 2010, 07:16 h (CET)
La FIFA hacía ayer pública la lista de 23 candidatos que optan a adjudicarse el próximo 10 de enero el Balón de Oro, premio que distingue cada año al mejor futbolista del mundo. En esta ocasión, por primera vez, el antiguo Balón de Oro, reconocimiento que otorgaba desde 1956 la revista France Football, se fusiona con el FIFA World Player creando un único galardón. En esta nómina de aspirantes figuran siete jugadores españoles, Iker Casillas, Xabi Alonso, Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, David Villa y Cesc Fábregas.

La brillante actuación de España en el Mundial de Sudáfrica confiere a estos siete campeones del mundo plenos derechos para aspirar con fuerza al galardón, pero, en mi opinión, uno de ellos es el claro merecedor del premio, el azulgrana Xavi. Si impera la lógica, el centrocampista catalán se convertiría en el segundo jugador español en ser reconocido como el mejor futbolista del planeta, después de que Luis Suárez se impusiera en 1960. Alfredo Di Stefano, con nacionalidad española, ganó el Balón de Oro en 1957 y 1959, pero al nacer en Argentina sus logros se atribuyen al país sudamericano.

En un deporte colectivo como es el fútbol no soy muy dado a conceder demasiada importancia a este tipo de distinciones, que las veo más como un entretenimiento en forma de debate anual para periodistas y aficionados o como una excusa para que los equipos o países en los que milita el premiado en cuestión puedan sacar pecho. Resulta además siempre algo injusto un premio que durante algunos años sirvió a Florentino Pérez para descargar de trabajo a los directores deportivos y ojeadores de turno, ya que en la lista de galardonados estaba su agenda de fichajes. Y es que los méritos de un portero o un defensa y de un delantero son difícilmente comparables. El oficio del atacante es siempre más vistoso y ahí tienen éstos mucho terreno ganado como posibles candidatos. Además, la actuación de tu equipo o selección, por mucho que te hayas salido, pesa demasiado y más en un año de Mundial o Eurocopa, sin olvidar que se tiende también a ir repartiendo el reconocimiento para que nadie lo acapare.

En cualquier caso y entrando en el juego, que para eso está al fin y al cabo el Balón de Oro, Xavi lo merece. Bien es verdad que Casillas, el capitán del país campeón del mundo y, para mí, el mejor portero en la actualidad, se retirara sin recibir este premio sería injusto, como también es cierto que Iniesta, el héroe de la final de Sudáfrica, comienza a reclamar a gritos el galardón. Sin embargo, la mala campaña del Real Madrid, en un caso, y una temporada plagada de lesiones, en otro, merman las opciones de ambos. De la nómina internacional, Messi y Cristiano ya lo tienen y sus buenos cursos domésticos se han visto eclipsados por el mal papel de sus selecciones en la cita mundialista. Los holandeses Sneijder y Robben y el uruguayo Forlán, elegido mejor jugador del Mundial, son también por méritos propios y de sus clubes y selecciones serios aspirantes, pero, en mi opinión, están varios escalones por debajo.

Así, por muchas razones, este año Xavi tiene que ser el elegido. Y estoy seguro de que así será. Porque es el director del juego de un equipo, el FC Barcelona, y una selección, la española, que todos coinciden en señalar como la que mejor fútbol ha hecho en mucho tiempo, por su visión de juego y sus pases increíbles, por su colocación en el campo, por su peso en los partidos, porque impone su estilo allá donde juega, porque a pesar de su edad sigue a un grandísimo nivel y por su trayectoria. En definitiva, por un acto de justicia con un jugador espectacular que, sobre todo a nivel internacional, no acaba de ser reconocido en su verdadera medida.

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