Hoy los líderes mundiales se reúnen en la sede de Naciones Unidas de Nueva York para revisar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Durante los tres días que dura la cumbre, más de 70.000 niños y niñas perderán la vida, la mayoría por enfermedades tratables o prevenibles como la neumonía, la diarrea, la malaria o el VIH/SIDA.

El hambre sigue siendo el azote de la mortalidad infantil.
Manuel Monfort / SIGLO XXI
Aunque se han logrado verdaderos progresos en la lucha contra la pobreza y en la mejora de las vidas de millones de personas en la última década, los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio con los que se comprometieron los líderes mundiales en el año 2000, los objetivos 4 y 5 –referidos a la mortalidad infantil y materna- son los que más lejos están de cumplirse. 8,1 millones de niños y niñas mueren cada año antes de cumplir los cinco años y se estima que 358.000 mujeres pierden la vida por complicaciones durante el embarazo o el parto.
Los líderes mundiales tienen que intensificar sus esfuerzos de cara a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio y no lo podrán hacer sin tener en cuenta a los niños y niñas más pobres. Los gobiernos deben centrarse en acabar con las barreras que impiden el acceso a los niños y niñas con menos recursos a la atención médica y nutrición que aumentarían sus posibilidades de sobrevivir.
El papel de España
En el caso de España, el objetivo de Zapatero tiene que ser cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y en este sentido habría que actuar en relación con los ODM 4 y 5, teniendo especialmente en cuenta la situación de los niños y niñas que viven en zonas más desfavorecidas reciban un mayor impulso y se establezcan medidas concretas y drásticas para lograr su cumplimiento.
Asimismo, el Gobierno español debe apoyar la Estrategia Global en favor de la Salud Materna e Infantil del Secretario General de Naciones Unidas, priorizando la equidad como piedra angular en la lucha contra la mortalidad infantil.
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