El pasado día 25 de Abril, el director italiano Federico Moccia y el actor Raoul Bova pasaron por Madrid para presentar la película “Perdona si te llamo amor”, que se estrenó en España (30 de abril) dos años después del estreno en su país natal.

Federico Moccia es ya toda una celebridad en el mundo gracias a sus obras literarias, convertidas en best sellers por una generación de jóvenes que se sienten identificados en sus obras y en las y los adolescentes que pueblan sus libros. Tanto el público adolescente como las mujeres de mediana edad son los principales consumidores de sus páginas. Moccia lo sabe y es muy listo. Ofrece, con una cantidad de azúcar no apta para diabéticos, ingentes cantidades de romanticismo sin complicaciones. Ha encontrado la fórmula y eso, se le tiene que admitir.

La película narra la historia de Alex (Raoul Bova), un hombre cercano a los 40 que es abandonado repentinamente por su novia. Su vida cambiará al toparse con la joven Niki (Michella Quatrociocche). Argumento poco original, si bien la diferencia de edad entre ambos introduce un elemento tan recurrido como políticamente incorrecto en nuestros días (sobre todo si se trata de alguien menor de edad).

La química entre la pareja protagonista no funciona, pero más por la inexperiencia de la bella Niki que por la solvencia de Bova. El actor comentaba que “se encontraba trabajando cuando le llamaron para protagonizar la película” y reconoce que “al principio noté que Federico no confiaba mucho en que yo fuera el actor ideal para encarnar a Alex”. Pues se trata de uno de los mayores aciertos de la película, sobre todo si quiere captar al público juvenil femenino. Admitió también su “interés por trabajar en España, tras haberlo hecho ya en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos”.

Tras un comienzo aceptable, la película pierde fuelle y el recurso (se nota que el director es más literato) del narrador como actor (el detective Tony Costa) no ayuda. Las secuencias del accidente de Diletta y su estancia en el hospital o la cena entre el grupo de amigos y las cuatro adolescentes apartan el interés que puede acrecentarse en otras partes del metraje. Moccia comentó que su adaptación al cine en su primera experiencia como director fue “estéticamente pensada como a él le gustaría ver una comedia romántica de aspecto juvenil, pretendiendo con las imágenes lo mismo que con sus novelas, ser amigo del receptor”.

Admite también que “no he elegido a los adolescentes como mi público sino más bien al revés y muchos de ellos se sienten identificados no tanto con las historias con los otros adolescentes de la película, sino con la relación con los adultos de la misma. He recibido multitud de mensajes en mi blog de chicas que dicen haber tenido una relación con gente de la edad de Alex y sentirse muy identificadas”.

Federico Moccia conoce el mundo juvenil a la perfección y en la película lo hace notar. Con un alma “siempre joven” el novel director conectará con un público que no suele poblar las salas todos los fines de semana, pero por otro lado, su mayor mérito es precisamente, ese. El exceso de buenrollismo aplicado al romanticismo puede entenderse con un hecho que comentó el propio director. Su última novela, “Perdona pero quiero casarme contigo” (que también adaptará al cine), fue presentada por él mismo en el Vaticano en un Aula Magna ante representantes de la Santa Sede al tratar temas como el matrimonio y la fe. En la reunión, los representantes católicos salieron encantados con la novela del escritor…

No decepcionará a los lectores de los best sellers del italiano, pero si eres de los que no te conformas con la exposición de romanticismo sin reflexión y no eres amigo de los “happy endings”, mejor prueba con otra película.