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'Cinco esquinas' la última novela de Mario Vargas Llosa

Un intento fallido de criticar el periodismo amarillista y la corrupción política

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La última y esperada novela de Mario Vargas Llosa es motivo de controversia entre los críticos. Para unos, esta novela número 18 de las publicadas por Vargas Llosa representa una obra menor, insignificante dentro de la magna producción literaria del Premio Nobel; para otros, es una obra llena de ironía, de guiños al lector que puede extrapolar la narración, el país y los personajes peruanos a la misma sociedad española, en la que la corrupción política y el amarillismo periodístico son, también, dos lacras de nuestro país.

El escenario narrativo se refiere a los últimos años de la presidencia de Alberto Fujimori -quien derrotó a Vargas Llosa en las elecciones peruanas de 1990, encabezando la lista del partido Frente Democrático-, y su siniestro segundo y consejero, Vladimiro Montesinos, en la década de los 90. En este escenario temporal y local, la narración va contando una historia en la que se encuentran elementos como el poder político y sus abusos y desmanes, la prensa amarillista, y un trasfondo erótico vivido por sus protagonistas en el que el lesbianismo tiene un papel importante.

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La experiencia de Vargas Llosa como periodista le hace abordar en esta novela la gran importancia de los medios de comunicación en toda sociedad moderna y resalta el valor de los periodistas que defienden su independencia y libertad de expresión siempre amenazada por el poder que utiliza para amordazarlos todo tipo de presiones, incluidas las amenazas directas contra la vida de los periodistas. Quizás, en este aspecto, Vargas Llosa podría haber profundizado más y conseguir una obra más completa, exigente y denunciadora de una realidad que afecta a todos los países, especialmente a aquellos en los que la democracia no está bien afianzada.

La narración va desarrollando el chantaje que sufre un empresario importante, por parte del director de una publicación amarillista y de poca monta para que invierta en su revista a cambio de no hacer pública ciertas fotografías comprometedoras de dicho empresario que supondrían un gran escándalo.

Esta novela, pues, se queda corta en su planteamiento y en su desarrollo, y la crítica política, que era de esperar, se disuelve y la narración parece decantarse hacia la relación erótica y lésbica de sus dos protagonistas femeninas y de los matrimonios de ambas -casada una de ellas con el empresario chantajeado-, que fluctúan entre la indiferencia de los cónyuges de uno de ellos, y el guardar sólo las apariencias del otro.

El chantaje aludido saca a colación, tanto al director de la publicación amarillista como a una de sus más importantes redactoras, así como aparecen otros personajes secundarios como es un famoso recitador en decadencia por culpa del periodismo amarillista que destroza vidas y famas. Todos ellos van entretejiendo la trama, pero sin que ninguno aporte nada más que la pura anécdota de su historia personal que poco importa al lector ni a la narración en sí.

Esta cortedad en la consecución del desarrollo de esta novela desdice la maestría demostrada y palpable de este insigne autor en otras obras como La Diálogos en la catedral (1969), La tía Julia y el escribidor (1977), o La fiesta del chivo (2000), por citar solo tres de su amplia obra de narrativa. Por ello, se convierte en una novela ligera, de fácil lectura, camino que inicio en El héroe discreto (2013), por lo que es de desear que no siga por dichos derroteros mucho tiempo que desdice la maestría narrativa y el talento de este autor que parece no querer molestarse demasiado, teniendo ya la fama acrisolada y el mérito literario sobradamente reconocido.

Quizás, por ello, se decanta por estas dos últimas novelas fáciles de escribir, sin grandes exigencias ni compromiso intelectual, que le permitan seguir disfrutando de su nueva vida personal más cercana a las revistas de ese género al que critica en la novela que al mundo literario, ya que se ha convertido en un asiduo del papel cuché y en un elemento imprescindible de la vida de sociedad, tan alejada de los ambientes intelectuales en los que se ha movido siempre.

Por todo lo dicho, Cinco esquinas es una novela que complacerá solo a quienes deseen leer una obra amena, ligera y, en cierta manera, morbosa; pero que deja la sensación de frustración y desconcierto en los lectores habituales de Vargas Llosa que aún recordamos las muchas horas de buena y honda literatura a los que nos tiene acostumbrados ese escritor que ha sabido siempre mostrar, en cada obra que publicaba, la subida paulatina en la difícil escalera de la maestría narrativa y del talento genuino del que nos deja huérfanos en esta última novela muy esperada y decepcionante para muchos. Decepción para todos los que conocemos bien la obra de Vargas Llosa que tiene a lo largo de su trayectoria un marchamo de calidad y compromiso difícil de encontrar en otros autores.

Cinco esquinas. Novela. Mario Vargas Llosa. Alfaguara. 320 páginas.

Un intento fallido de criticar el periodismo amarillista y la corrupción política

'Cinco esquinas' la última novela de Mario Vargas Llosa
Ana Alejandre
viernes, 2 de diciembre de 2016, 09:38 h (CET)
La última y esperada novela de Mario Vargas Llosa es motivo de controversia entre los críticos. Para unos, esta novela número 18 de las publicadas por Vargas Llosa representa una obra menor, insignificante dentro de la magna producción literaria del Premio Nobel; para otros, es una obra llena de ironía, de guiños al lector que puede extrapolar la narración, el país y los personajes peruanos a la misma sociedad española, en la que la corrupción política y el amarillismo periodístico son, también, dos lacras de nuestro país.

El escenario narrativo se refiere a los últimos años de la presidencia de Alberto Fujimori -quien derrotó a Vargas Llosa en las elecciones peruanas de 1990, encabezando la lista del partido Frente Democrático-, y su siniestro segundo y consejero, Vladimiro Montesinos, en la década de los 90. En este escenario temporal y local, la narración va contando una historia en la que se encuentran elementos como el poder político y sus abusos y desmanes, la prensa amarillista, y un trasfondo erótico vivido por sus protagonistas en el que el lesbianismo tiene un papel importante.

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La experiencia de Vargas Llosa como periodista le hace abordar en esta novela la gran importancia de los medios de comunicación en toda sociedad moderna y resalta el valor de los periodistas que defienden su independencia y libertad de expresión siempre amenazada por el poder que utiliza para amordazarlos todo tipo de presiones, incluidas las amenazas directas contra la vida de los periodistas. Quizás, en este aspecto, Vargas Llosa podría haber profundizado más y conseguir una obra más completa, exigente y denunciadora de una realidad que afecta a todos los países, especialmente a aquellos en los que la democracia no está bien afianzada.

La narración va desarrollando el chantaje que sufre un empresario importante, por parte del director de una publicación amarillista y de poca monta para que invierta en su revista a cambio de no hacer pública ciertas fotografías comprometedoras de dicho empresario que supondrían un gran escándalo.

Esta novela, pues, se queda corta en su planteamiento y en su desarrollo, y la crítica política, que era de esperar, se disuelve y la narración parece decantarse hacia la relación erótica y lésbica de sus dos protagonistas femeninas y de los matrimonios de ambas -casada una de ellas con el empresario chantajeado-, que fluctúan entre la indiferencia de los cónyuges de uno de ellos, y el guardar sólo las apariencias del otro.

El chantaje aludido saca a colación, tanto al director de la publicación amarillista como a una de sus más importantes redactoras, así como aparecen otros personajes secundarios como es un famoso recitador en decadencia por culpa del periodismo amarillista que destroza vidas y famas. Todos ellos van entretejiendo la trama, pero sin que ninguno aporte nada más que la pura anécdota de su historia personal que poco importa al lector ni a la narración en sí.

Esta cortedad en la consecución del desarrollo de esta novela desdice la maestría demostrada y palpable de este insigne autor en otras obras como La Diálogos en la catedral (1969), La tía Julia y el escribidor (1977), o La fiesta del chivo (2000), por citar solo tres de su amplia obra de narrativa. Por ello, se convierte en una novela ligera, de fácil lectura, camino que inicio en El héroe discreto (2013), por lo que es de desear que no siga por dichos derroteros mucho tiempo que desdice la maestría narrativa y el talento de este autor que parece no querer molestarse demasiado, teniendo ya la fama acrisolada y el mérito literario sobradamente reconocido.

Quizás, por ello, se decanta por estas dos últimas novelas fáciles de escribir, sin grandes exigencias ni compromiso intelectual, que le permitan seguir disfrutando de su nueva vida personal más cercana a las revistas de ese género al que critica en la novela que al mundo literario, ya que se ha convertido en un asiduo del papel cuché y en un elemento imprescindible de la vida de sociedad, tan alejada de los ambientes intelectuales en los que se ha movido siempre.

Por todo lo dicho, Cinco esquinas es una novela que complacerá solo a quienes deseen leer una obra amena, ligera y, en cierta manera, morbosa; pero que deja la sensación de frustración y desconcierto en los lectores habituales de Vargas Llosa que aún recordamos las muchas horas de buena y honda literatura a los que nos tiene acostumbrados ese escritor que ha sabido siempre mostrar, en cada obra que publicaba, la subida paulatina en la difícil escalera de la maestría narrativa y del talento genuino del que nos deja huérfanos en esta última novela muy esperada y decepcionante para muchos. Decepción para todos los que conocemos bien la obra de Vargas Llosa que tiene a lo largo de su trayectoria un marchamo de calidad y compromiso difícil de encontrar en otros autores.

Cinco esquinas. Novela. Mario Vargas Llosa. Alfaguara. 320 páginas.

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