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La tormenta que precede a la calma

Kathleen Parker
Kathleen Parker
viernes, 20 de noviembre de 2009, 09:07 h (CET)
WASHINGTON -- Calma.

No es una palabra que se escuche mucho estos días, pero a la calma es a lo que se está llamando tras la publicación de un nuevo informe federal acerca de la detección del cáncer de mama.

Difundido este lunes, el informe ha provocado estupor con su recomendación de que las mujeres de 40 y tantos no necesitan hacerse mamografías anuales y de que la autodetección ya no debe formar parte de las instrucciones de un médico a sus pacientes femeninas. En lugar de eso, el informe sugiere que las mujeres de edades comprendidas entre los 40 y los 49 años que no formen parte de algún grupo de alto riesgo deben esperar a cumplir los 50 para empezar a hacerse mamografías, y después hacérselas cada pocos años.

Esto constituye una noticia sorprendente para las mujeres que, durante los últimos 30 años más o menos, hemos sido instadas a dedicar parte de nuestra ducha a examinar el tejido mamario y presentarnos anualmente a la cita conocida por lo demás como mamografía.

¿Es ésta otra de estas situaciones en las que lo que te dicen es malo un año pasa a ser bueno al siguiente? ¿Alguien me lo explica?

Mientras tanto, la coordinación con la publicación del informe a medio camino del debate de una reforma sanitaria encaminada a reducir el gasto médico ha provocado sorpresa. Bajo la reforma propuesta, las recomendaciones federales van a ser usadas para imponer estándares de cobertura sanitaria a los seguros. ¿Podría ser que la investigación se haya orientado a rebajar el coste a expensas de la salud de las mujeres?

Mientras que algunas asociaciones del cáncer, incluyendo a la Sociedad Norteamericana del Cáncer, se han quejado sonoramente de las recomendaciones que hace el panel de expertos, Susan G. Komen, de la organización mundial Cure, busca un tono más comedido -- más estratégico. Sería un error exagerar, explica Eric Winer, oncólogo de Harvard y asesor científico jefe del colectivo Komen.

En lugar de eso, Nancy Brinker, fundadora de Komen y mujer responsable de sembrar el mundo de lazos rosas, interpreta el informe como otra oportunidad más de hacer activismo. Si los exámenes actuales no son perfectos, entonces ¿por qué no se mejoran?

La gente no se pone lazos rosas en todo, desde las zapatillas de correr hasta los electrodomésticos, para ser negativos. Así es que Brinker, que hace poco tiempo bañó las pirámides de Egipto con luces rosas durante uno de los 130 actos anuales que organiza Komen, entiende el informe federal como algo bueno -- "un toque de atención" para que filántropos, investigadores y gobiernos proporcionen herramientas de detección temprana más eficaces y asequibles.

"Necesitamos la ‘tecnología del mañana’ y necesitamos que la gente invierta en ella," dice.

El colectivo Komen, que financia en todo el mundo un total de 1.900 programas de educación, sensibilización y detección, no va a cambiar sus recomendaciones de hacerse mamografías cada año y exploraciones a las mujeres de 40 años en adelante. Puede no ser un protocolo perfecto, pero el objetivo del colectivo es que haya un mayor acceso a las pruebas, no un menor acceso. Aun así, tanto Brinker como Winer reconocen que hay más acuerdo que desacuerdo con los hallazgos del informe, difundido por el Grupo de Estudio de los Servicios Preventivos de los Estados Unidos. El problema es que "nos hemos centrado en las áreas de controversia en lugar de en las áreas de consenso," dice Winer.

Las áreas de consenso incluyen: que las mamografías salvan vidas de mujeres tanto jóvenes como mayores; que es una aberración que la tercera parte de las mujeres del mundo no tenga acceso a las pruebas; y que aun no siendo perfecta, la mamografía es la mejor herramienta que tenemos.

El terreno de la polémica rodea al cuándo, el quién, y con qué frecuencia. En cuanto a los exámenes de mama, Winer dice que es ampliamente aceptado que enseñar a las mujeres a explorarse no es más eficaz en la detención del cáncer de mama que no enseñarles. El hecho de que muchas mujeres descubran su propio cáncer significa probablemente que las mujeres son conscientes de sus propios cuerpos y responden de manera inteligente a los cambios o las anomalías.

Winer también dice que las conclusiones del panel se basan en el análisis de varios estudios rigurosos y amplios y que las conclusiones diferentes están probablemente relacionadas con "datos estadísticos viciados."

"No se puede concluir que se equivocan."

No obstante, el cáncer de mama es un asunto emocional. Los modelos informáticos no resultan tranquilizadores cuando eres víctima de un cáncer de mama. Ni si un ser querido podría haber sobrevivido de haberse detectado el cáncer a tiempo.

Brinker entiende la dimensión emotiva a un nivel íntimo. Superviviente de un cáncer de mama, perdió a su hermana a causa de la enfermedad a los 36 años. Hasta siendo así, prefiere la acción a la reacción.

En la actualidad Brinker no está centrada en exclusiva en el cáncer de mama, sino en todos los cánceres, que afirma están diezmando a poblaciones de todo el mundo. Durante una entrevista mantenida en su apartamento, ella pone el acento en la necesidad de una educación mejor, observando que el cáncer se sigue considerando una enfermedad contagiosa en algunos países, y que sus pacientes son tratados como apestados.

Si Brinker logra su objetivo, el debate reabierto este lunes conducirá a una mejor tecnología tan crucial para la detección. Si la historia es la referencia, podemos esperar con ver pronto nuevos dispositivos de detección asequibles, portátiles y precisos.

Y el mundo estará más calmado. Y podremos comer de todo.

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Lo que voy a decir no se apoya -no lo pretende, además lo rechaza- en ningún argumento científico. Rechazo en general lo científico porque proviene, tal caudal de conocimiento, de la mente humana matemática, fajada y limitada, sobre todo no mente libre sino observante desde muchos filtros atascados de prejuicios.

No es ninguna novedad que vivimos en un tiempo donde el pulso de la coexistencia social parece haberse acelerado en una deriva incomprensible, enfrentándonos con la paradoja de una humanidad cada vez más próxima, sin que ello se traduzca necesariamente en la cercanía o comprensión mutua.

El filólogo humanista Noam Chomsky decía que “si no se está de acuerdo con una cuestión, el hecho de formular y escuchar críticas, forma parte de la convivencia, y así se espera que sea”. De este modo, Chomsky argumenta el derecho y obligación a ejercer la crítica como proceso para la construcción de la convivencia.

 
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